martes 11  de  febrero 2025
OPINIÓN

Navidad, meditar por el bien de todos  

Mientras la Iglesia católica y cada una de las denominaciones cristianas preparaban las fiestas, la madre, el padre, los hijos y los amigos hacían en casa lo mismo en torno a un arbolito de Navidad
Diario las Américas | EDITORIAL DIARIO LAS AMÉRICAS
Por EDITORIAL DIARIO LAS AMÉRICAS

La fecha del nacimiento de Cristo continúa siendo uno de los grandes misterios de la Teología.

Hacia el año 350 el papa Julio I tomó en cuenta los estudios realizados y optó por festejar el gran suceso el vigésimo quinto día del mes. Celebración que sólo los potentados consagraban entonces, pero la fe y el tiempo se ocuparon de expandirla por prácticamente todo el mundo.

Desde entonces, la familia y la amistad han jugado un papel preponderante en la festividad. Mientras la Iglesia católica y cada una de las denominaciones cristianas preparaban las fiestas, la madre, el padre, los hijos y los amigos hacían en casa lo mismo en torno a un arbolito de Navidad, un belén o nacimiento, para mostrar el afecto que alimenta la unión y estimula el alma.

De aceptación, bondad, compasión y humildad se crearon las bases de una festividad que hoy, como ayer, ayudó a la humanidad a encontrarse a sí misma en medio de las vicisitudes, el dolor y la opresión. No hay otra fecha en el calendario que estimule tanto a los seres humanos como el día de Navidad.

Unos cuantos siglos después, con epidemias, guerras, revoluciones y consumismo incluidos; hacemos frente a otros tipos de adversidades y nos replanteamos cuál es el verdadero sentido de la Navidad. ¿Apostar por la esperanza, el perdón, la fe y el amor o simplemente obsequiar regalos?

De cualquier manera, hay 20.000 maneras de entrelazar ambos sentidos: repartir la alegría entre los 365 días del año, regalar un buen libro o un buen abrazo. Darle de comer a quien tenga hambre o ayudar de alguna forma a quien no tenga techo.

Celebrar Navidad es incluso mucho más que aferrarse a los parámetros de la fe religiosa que lo profesa. Es reconocer los valores que nos semeja a Cristo y nos hace reflexionar sobre la imperiosa necesidad de hacer un mundo mejor, que venza los intereses de los poderosos y supere las promesas que nunca se cumplen.

Por todo eso y mucho más, no limitemos la celebración de Navidad a una fastuosa o sencilla cena o un intercambio de regalos pasajero. Hoy necesitamos, tanto como ayer, reunirnos en familia, con los amigos, para meditar sobre el futuro que se nos avecina y necesitamos resolver antes de que sea demasiado tarde.

¡Recibe las últimas noticias en tus propias manos!

Descarga LA APP

Deja tu comentario

Te puede interesar