Resulta completamente inaceptable que la Casa Blanca, en medio de la celebración del Mes de la Historia de la Mujer, haya homenajeado homenaje a la memoria de Yuri Kochiyama, una activista estadounidense de origen japonés, que murió en 1994, que entre otras cosas se definió públicamente como admiradora de Osama Bin Laden y Fidel Castro.
La información sobre la realización del evento fue divulgada por Fox, que dio cuenta de que, el viernes 25 de marzo, la iniciativa de la Casa Blanca sobre asiático-americanos, nativos Hhawaianos e Isleños del Pacífico (WHIAANHPI), había publicado acerca del homenaje a Kochiyama, supuestamente por su “trabajo en el área de los derechos civiles y políticos.”
La Casa Blanca ignoró cualquier mención sobre la admiración de ella por quien promoviera, entre otros atentados terroristas en contra de los Estados Unidos, el 11 de septiembre del 2001, que tuvo un saldo de miles de civiles inocentes cobardemente asesinados.
Kochiyama alegó ser víctima de discriminación violenta en los Estados Unidos y alcanzó una cierta notoriedad el siglo pasado, por su activismo, controversial y volátil al mismo tiempo, en favor de las ideas y políticas comunistas, aunque disfrazado de lucha por la equidad racial.
Kochiyama fue defensora del llamado Gran Salto hacia Adelante de Mao Zedong, sin mencionar jamás los asesinatos en masa ni las violaciones de los derechos humanos perpetradas por el Partido Comunista de China.
"Considero a Osama Bin Laden como una de las personas que más admiro. Para mí, él está en la categoría de Malcolm X, Ché Guevara, Patricio Lumumba, Fidel Castro," dijo Yuri Kochiyama, poco después de los atentados contra las Torres Gemelas en Nueva York y el Pentágono en Washington DC.
Que la administración Biden incluya en la lista de sus homenajeadas, con motivo de la celebración del Mes de la Historia de la Mujer, a una activista de extrema izquierda con las execrables características de Kochiyama, se constituye en una ofensa gravísima contra todas las mujeres estadounidenses que a diario luchan, muchas veces anónimamente, por un mejor porvenir para ellas y sus hijos, sin generar violencia, ni terror, ni sacrificar la vida de sus hijos ni de los de otras mujeres.
En lo que concierne a América Latina, que la Casa Blanca honre a quien elogió a figuras tan condenables como las de Fidel Castro y Ché Guevara, ofende también a los hispanos en todo el mundo.
Guevara y Castro pasaron a la historia por ser genocidas y por haber robado a los cubanos sus derechos humanos básicos, además de las oportunidades de vivir en libertad y en democracia.
Es lamentable que, a la hora de tomar la decisión de homenajear a Kochiyama, la Casa Blanca hubiera caído en la contradicción de exaltar la supuesta lucha por igualdad y respeto a los derechos civiles, de alguien que admiró a quienes ordenaron la ejecución sumaria de miles de compatriotas, simplemente porque rechazaban la idea de imponer en Cuba un modelo político y económico totalmente fracasado.
Kochiyama también apoyó públicamente al movimiento terrorista peruano Sendero Luminoso, de orientación maoísta, liderado por el exprofesor de filosofía Abimael Guzmán, que dio muerte a más de 24.000 personas en un lapso de doce años, dentro del marco de una guerra que tenía por objeto derrumbar el gobierno legítimo del Perú.