lunes 10  de  febrero 2025

Tan bella y tan perdida

El domingo se me escaparon unas lágrimas cuando el público de Miami cantó a coro, en el Adrienne Arsht Center, una de las arias más famosas de la ópera Nabucco

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No pude evitarlo, lo confieso. Hice todo lo posible, pero no pude evitarlo. El domingo se me escaparon unas lágrimas cuando el público de Miami cantó a coro, en el Adrienne Arsht Center, una de las arias más famosas de la ópera Nabucco, del italiano Giuseppe Verdi.
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u201cPatria mía, tan bella y tan perdida u201d, se lamentaba, en el tercer acto, el coro de los esclavos hebreos, exiliados en Babilonia, lejos de su tierra natal. Recordé entonces mi patria, Ecuador, tan bella y tan perdida en estos precisos instantes, por una dictadura que ha pisoteado todas sus virtudes. Los cubanos habrán hecho lo mismo, supongo. Los venezolanos también, los nicaragüenses, los bolivianos, los argentinos, y tantos otros. Miami es la ciudad del exilio latinoamericano. En ningún otro lugar, probablemente, una canción así podría decirle tanto a tanta gente. n n

Nabucco se estrenó en 1842. Italia se hallaba sometida por tropas de la monaquía austríaca. Nadie podía expresar en voz alta el pensamiento común de que a Italia le devolviesen su gobierno nacional, encabezado por el rey Víctor Emanuel. Y precisamente entonces, cuando la temporada operística de ese año estaba casi por terminar, se estreno Nabucco, de un joven y desconocido Verdi. En el tercer acto, el público lloró, como hice yo el domingo, al escuchar el u201cVa pensiero u201d, esa dulce melodía que invoca la libertad y el recuerdo de la patria lejana: n
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u201cVe con el pensamiento, sobre alas doradas, pósate en las praderas y en las cimas donde exhala su suave fragancia el dulce aire de la tierra natal u201d. n n

Hay que haber vivido el exilio para entender el significado exacto de esos versos. Hay que haber dejado atrás la patria de uno, a la fuerza, obligado por una dictadura infame, para que su impacto te llegue realmente al corazón. n
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El éxito de Nabucco y de u201cVa pensiero u201d fue instantáneo. Al día siguiente, los habitantes de Milán, al pasar frente a los destacamentos de soldados austríacos, silbaban la canción, en un acto de desafío por la libertad. En los meses y años siguientes, los italianos que defendían la democracia, adoptaron la costumbre de pintar en las paredes, clandestinamente, u201cVerdi u201d, que todos leían como un acrónimo de u201cVíctor Emanuel, Rey de Italia u201d.
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Debieron pasar casi veinte años para que Italia se liberase definitivamente. El u201cVa pensiero u201d le dio fuerzas a muchos para atravesar por ese desierto. Yo necesitaba algo así. Me vino bien escuchar a todas esas personas, absolutamente desconocidas para mí, cantando y desafinando conmigo, pero con mucho sentimiento. n
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Sentí, como dice al final el u201cVa pensiero u201d, un aliento que u201cal padecer, te infunda virtud u201d.

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