jueves 16  de  octubre 2025
Opinión

Túnel de Ezequías: una historia contra el odio antisemítico de Cuba comunista

Existen muchos hallazgos arqueológicos de interés histórico y extrabíblico, que demuestran la existencia de Israel como grupo, pueblo, nación, país y Estado

Diario las Américas | OSCAR ELÍAS BISCET
Por OSCAR ELÍAS BISCET

El silencio de la espera y los rostros iluminados de esperanza desencadenaron aplausos intensos. Aunque grandes, no eran aplausos comunes, sino aplausos extensos, ovaciones y de pie, más allá de la costumbre; donde emanaban la chipa incendiaria del fuego de la paz, por la gratitud inmensa a la presencia de la respetable personalidad, a la que llaman Trump el Pacificador.

El presidente Donald Trump fue recibido en el Knéset, parlamento o poder legislativo del Estado de Israel (13/10/2025) y las presencias del primer ministro Benjamín Netanyahu, el presidente del Estado, Isaac Herzog, el presidente del parlamento Amir Ohana y otras personalidades e invitados.

El presidente Trump manifestó en su discurso en la Knéset: “Hoy los cielos están en calma, las armas callan, las sirenas se han apagado y el sol sale sobre una tierra santa que por fin está en paz” y “Esta tierra y esta región, si Dios quiere, vivirán en paz por toda la eternidad”.

Trump, en referencia a los rehenes israelitas, 251, que estuvieron en cautiverio en condiciones infrahumanas, torturas, hambre y muertes, durante 738 días, desde el comienzo de la guerra por el grupo terrorista Hamás contra Israel (7/10/2023), y tras la liberación de los últimos 20 rehenes israelíes y su iniciativa del plan de paz para Gaza, dijo: “Esto no es solo el final de una guerra, es el final de una era de terror y el comienzo de una era de fe y esperanza, y de Dios”.

También el primer ministro Netanyahu pronunció unas palabras que eran el sentir de agradecimiento de los parlamentarios y el pueblo israelí para con el presidente Trump y lo llamó “el mejor amigo de Israel que ha tenido jamás en la Casa Blanca”. En referencia al plan de paz de Trump 2025 y los eventos que aseguraron la existencia de Israel como pueblo independiente y Estado soberano.

El evidente apoyo de Trump a Israel se demuestra en el arbitraje diplomático de los Acuerdos de Abraham, el retiro del acuerdo nuclear con Irán y los ataques a bases militares nucleares iraníes, el reconocimiento de la soberanía israelí sobre los Altos del Golán y también de Judea y Samaria, la protección de Israel en las Naciones Unidas (ONU), el traslado de la embajada estadounidense a Jerusalén y el reconocimiento de esta ciudad como capital del Estado de Israel.

En días recientes se inauguró el Túnel de Ezequías, como Camino de los Peregrinos, en la Ciudad de David (Jerusalén) por Netanyahu y Marco Rubio, secretario de Estado de EEUU, y Mike Huckabee, embajador estadounidense en Jerusalén. Este túnel fue construido por el rey judío Ezequías, decimotercer rey del Reino de Judá, de 716 a.C.-687 a.C., para alcanzar una fuente de abasto de agua, el Estanque de Siloé, donde siglo después Jesucristo hizo el milagro de dar vista a un ciego.

Netanyahu relató varias descripciones de la identidad judía; una fue sobre el Túnel de Ezequías, descubierto en 1838, y la inscripción de Siloé, en 1880, en propiedad del Gobierno de Turquía. El primer ministro israelí pidió su regreso a través de un intercambio o cualquier otra proposición, lo cual fue negado. Esta pieza arqueológica es una vivencia histórica concreta de la existencia milenaria del Estado de Israel.

En realidad, existen muchos hallazgos arqueológicos de interés histórico y extrabíblico, que demuestran la existencia de Israel como grupo, pueblo, nación, país y Estado. Solo describiré dos muy antiquísimas, el Sello de Ezequías y la Estela de Merneptah. El sello fue encontrado en el 2009, durante las excavaciones cerca del Templo en Jerusalén, y confeccionado con arcilla y tenía la inscripción "Perteneciente a Ezequías [hijo de] Ajaz [o Acaz], rey de Judá".

La estela egipcia, descubierta en 1896, estaba en un templo en Tebas, construido por el faraón Merneptah, de granito negro y más de 3 metros de alto, 1,5 metros de ancho y 30 centímetros de grosor, fechada para el año 1207 a.C. y en su escritura jeroglífica aparece la palabra población de Israel (Jacob).

El régimen de Cuba, derrotado militarmente en las guerras árabe-israelíes, en especial la Guerra de Desgaste, de 1967-1970, y la Guerra de Yom Kippur, de 1973, destinó hasta hoy muchos esfuerzos políticos, diplomáticos, financieros y conciliábulos para desacreditar a Israel. Esa guerra psicológica de extrema violencia verbal y discriminación continuó con las tristes y grises figuras de las hijas de los sanguinarios tiranos Che Guevara y Raúl Castro.

La hija de Castro, Mariela, manifestó su odio racial en la televisión cubana, pronunciando que los judíos no son un pueblo ni una nación, sino una identidad religiosa para favorecerlos con tierras; suprimiendo la resistencia heroica milenaria por su independencia y soberanía del pueblo de Israel y la del Che, Aleida, promovió públicamente la toma de las armas por los cubanos junto a Hamás y contra los judíos.

Este aumento del antisemitismo en Cuba incitó a los comunistas universitarios a exhibir en su recinto estudiantil un enorme panfleto propagandístico donde se leía: “Maldito seas Estado de Israel”. Esta violencia gráfica es una forma de tortura psicológica y discriminatoria de las personas. Por eso, la frase de exterminio masivo del pueblo de Israel, "Desde el río hasta el mar", la hizo propia el narcoestado de Cuba.

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