martes 21  de  octubre 2025
OPINIÓN

Un día para la historia

En las guerras no hay vencedores ni vencidos, hay víctimas. Pero con el acuerdo de paz entre Israel y Hamás ganó la humanidad

Por NINOSKA PÉREZ CASTELLÓN

“Dios bendiga al pacificador. Gracias Donald Trump por el compromiso con la paz y la estabilidad en el Medio Oriente y más allá. Su liderazgo visionario está haciendo historia.” -Sylvan Adams, presidente del Congreso Judío Mundial

Lo he dicho anteriormente en estas páginas. En las guerras no hay vencedores ni vencidos, hay víctimas. Pero con el acuerdo de paz entre Israel y Hamás ganó la humanidad. El incalculable triunfo de Trump ha sido reconocido por líderes mundiales. Se vio a los israelíes bailando en las calles y según la cadena NBC un aplauso ensordecedor recibió Donald Trump al tomar la palabra ante el parlamento. No así por los demócratas quien según un titular del New York Times: “Felicitan el acuerdo, pero no a Trump.” Así de mediocre suele ser la miseria humana.

Sus palabras de agradecimiento ante el Knesset comenzaron dando gracias al Todopoderoso Dios de Abraham, Isaac y Jacobo:

“Tras dos años de horrorosa oscuridad y cautiverio, 20 valientes rehenes regresaron al glorioso abrazo de sus familias. Otros 28 seres queridos regresarán a descansar en tierra santa para la eternidad. Después de tantos años de guerras incesantes y peligros sin fin, hoy hay calma en los cielos, de los cañones emana silencio, las sirenas están quietas y sale el sol sobre una tierra santa que finalmente está en paz, una tierra y una región que vivirá, con la ayuda de Dios en paz por toda la eternidad.”

En un salón cargado de lágrimas y emoción, Trump proclamo: “Este no es solo el final de una guerra, es el final de una era de terror y muerte y el comienzo de una era de fe, de esperanza y de Dios. Es el comienzo de la gran concordia y duradera harmonía para Israel y el resto de las naciones de lo que será una magnífica región. Lo creo firmemente. Este es el amanecer histórico de un nuevo Medio Oriente”.

Presenciamos un momento histórico, uno que sin duda transformara la región. La tenacidad y compromiso con la paz de un hombre que habían tratado de eliminar de tantas formas, lo hacía posible. El hombre que, más allá que un adversario político para los demócratas, se propuso retarles el poder. Logro desenmascararlos y demostrar que pudo lograr lo que no habían intentado la administración anterior, gobiernos aliados y organismos inútiles como Naciones Unidas. Las fuerzas del mal habían quedado derrotadas con esta victoria, que no era solamente no para Israel o Estados Unidos, era para la humanidad.

Fue un día para felicitarnos por no haber perdido la fe. Sabíamos que Trump lograría esto y mucho más. Quisieron destruirlo política y moralmente. Utilizaron la justicia como arma para contenerlo. La prensa liberal se prestó para ser el azote perenne y una y otra vez. Trump surgió victorioso de cada una de las batallas. Dos intentos de asesinato fracasaron, en el primero, mientras el Servicio Secreto se lo llevaba para protegerlo, alzaba su puno victorioso diciéndole al país que luchara con el mismo ímpetu que se empinaba el cómo, una fuerza que no lograron vencer.

Aquel gesto no fue olvidado. El país lo escucho y así lo hicieron. Lucharon orgullosamente depositando sus votos hasta pintar el mapa de rojo y darle la victoria a quien ha hecho este día posible. Sabemos que le falta aún mucho por hacer, dentro de Estados Unidos y a nivel internacional. Nuestra región en este hemisferio lo reclama. Cuba, Venezuela y Nicaragua siguen siendo asignaturas pendientes. Sabemos que no las dejara inconclusas. Dios ayude al guerrero y pacificador. Se lo merece.

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