El presidente Donald Trump parece dispuesto a impulsar un cambio de liderazgo en Venezuela apuntando a Nicolás Maduro, a quien Washington ha descalificado como un narcotraficante.
El regreso de la democracia a Venezuela sería bienvenido no solo por Washington, sino también por todos los venezolanos que perdieron un país ante un régimen autocrático, pero entonces, ¿el fin justifica los medios?
El presidente Donald Trump parece dispuesto a impulsar un cambio de liderazgo en Venezuela apuntando a Nicolás Maduro, a quien Washington ha descalificado como un narcotraficante.
La Armada estadounidense continúa atacando embarcaciones en el Caribe, bajo el argumento de que utilizan rutas conocidas del narcotráfico que salen de Venezuela.
El despliegue de buques de guerra y bombarderos que se encuentra en la región está siendo considerada por Caracas como una amenaza.
Si bien el ejército estadounidense ha afirmado que los ataques son parte de una acción militar legítima contra los cárteles de la droga, estos han sido criticados por expertos, grupos de derechos humanos y legisladores demócratas, quienes cuestionan su legalidad.
La solución ideal sería que Maduro dimitiera ante la abrumadora presencia militar estadounidense en aguas territoriales venezolanas, pero esto todavía no ha sucedido y, en cambio, el dictador venezolano ha movilizado sus fuerzas para lo que cree podría ser un ataque terrestre comandado por Washington.
La presión ha ido en aumento durante semanas, pero se intensificó drásticamente la semana pasada, cuando bombarderos B-52 de la Fuerza Aérea estadounidense llegaron a la región volando frente a las costas de Venezuela.
Incluso el presidente colombiano, Gustavo Petro, quien ha sido igualmente acusado por Trump de narcotraficante, ha denunciado que al menos un ataque contra embarcaciones ocurrió en aguas territoriales colombianas.
Los bombarderos se unieron a lo que ya era un impresionante despliegue de poder militar en la región, que incluía 10.000 soldados, principalmente en Puerto Rico, 2.200 infantes de marina a bordo de buques de asalto anfibio y un total de ocho buques de guerra y al menos un submarino. La CIA también ha sido autorizada por La Casa Blanca, para llevar a cabo operaciones encubiertas en Venezuela.
Si bien este contingente forma parte oficialmente de una operación antidrogas, Trump ha dejado muy claro su deseo de que el régimen de Maduro sea reemplazado.
¿Cuánto estará dispuesto Trump a arriesgar por la libertad de Venezuela?
En una nueva entrevista con NBC Nightly News, la líder opositora venezolana y Premio Nobel de la Paz 2025, María Corina Machado criticó al régimen de Maduro y aunque esquivó pronunciarse sobre las tácticas militares de Trump, sí lo elogió por su apoyo a la causa política opositora.
Los ataques estadounidenses a barcos cargados de drogas, que han provocado la muerte de 27 personas hasta la fecha, suscitando inquietud en algunos sectores del Congreso y al parecer han encontrado eco con los militares.
La semana pasada, el almirante Alvin Holsey, jefe del Comando Sur de Estados Unidos, encargado de las operaciones antidrogas, renunció repentinamente tras solo un año en el cargo.
Aunque el secretario de Defensa Pete Hegseth elogió al almirante Holsey por su servicio, el sorpresivo anuncio de su salida fue interpretado por muchos en la capital norteamericana como que un alto funcionario militar estaba preocupado por la legitimidad de los ataques a barcos sospechosos de transportar drogas.
El almirante Holsey había realizado recientemente una visita oficial a las islas caribeñas de Antigua y Barbuda y de Granada. Normalmente, se habría esperado que se desempeñara como jefe del Comando Sur durante tres años.
Su salida a finales de año y el aumento de la fuerza militar estadounidense en la región han generado preocupación, ya que, si bien hay consenso en la salida de Maduro del poder, no así con los medios para lograrlo.
Sin embargo, cabe señalar que si Trump logra poner fin a la guerra en Ucrania, así como en Gaza y facilita un cambio de régimen en Caracas, sería un logro extraordinario para su gobierno y su legado.
Maduro, quien llegó al poder en 2013, ha logrado desde entonces destruir la economía de un país con ricas reservas mineras y petroleras, mientras cientos de miles de venezolanos han huido del país y aquellos que se han levantado en contra del régimen han sido apresados y torturados.
El regreso de la democracia a Venezuela sería bienvenido no solo por Washington, sino también por todos los venezolanos que perdieron un país ante un régimen autocrático, pero entonces, ¿el fin justifica los medios?