MIAMI.- PAULO LAZO
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La fundadora del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas cuestiona “para qué comprar el periódico” en Venezuela
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“Gran entusiasmo y mucho trabajo” son las palabras que Sofía Imber emplea para describir el proceso que tuvo lugar para crear el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas. De 1973 a 2001, la periodista venezolana sirvió como directora de la entidad museológica, que recibió a lo largo de los años obras de reconocidos artistas como Pablo Picasso y Joan Miró.
Sin embargo, hoy Imber se limia a observar su amado proyecto desde lejos, pues en enero de 2001, el entonces presidente Hugo Chávez anunció por televisión el despido de la fundadora del museo bajo el pretexto de llevar a cabo una revolución cultural, desatando así la indignación de la población. En diálogo con DIARIO LAS AMÉRICAS, Imber señaló que, aunque su vida siguió el mismo rumbo, “dejó de trabajar en algo que ella formó y quiso mucho”.
“Yo pensaba retirarme en marzo de 2001 porque se trabajaba bajo unas condiciones en las que uno estaba estrechamente con órdenes de arriba, uno no podía hacer periodismo, ni arte, ni nada, y esos son justamente los elementos de libertad”, dijo.
Luego añadió: “Las condiciones de trabajo eran con censura, con instrucciones de cómo hacían ellos las cosas, y yo estoy acostumbrada a hacerlas como yo las hago y tener total libertad. Cuando tuve la última exposición, dejé todo en orden y me fui. Pero después, un domingo, cuando caminaba yo por la Cota Mil, porque ahí no hay tráfico, me llamaron a mi casa y me dijeron que por televisión acababan de decir que fui destituida. Yo seguí caminando hasta la panadería St. Honoré, y ahí me tomé mi café tranquila, me fui a mi casa, sobre todo evitando los teléfonos que sonaban por todos lados para preguntar cómo habían hecho eso. Pero yo sabía que de esa gente que estaba gobernando todo se podía esperar, por eso me quedé tranquila. Yo creo que me botaron porque era incómoda y no era conforme”.
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Antecedentes
El museo fue inaugurado en agosto de 1973 y para Imber los primeros años fueron difíciles debido a la escasez de fondos.
“Una de las cosas que tuvimos que hacer fue buscar el dinero, porque durante muchos años no tuvimos nada presupuestado. Después el Gobierno comenzó a ver que eso funcionaba y que le producía bien al país, así que nos dio un pequeño presupuesto que después fue mejorando. Teníamos actividades para jóvenes, para niños, para viejos, porque los museos son hechos para la gente, lo mismo que los periódicos y todos los medios de comunicación, entonces tienes que encontrar cómo divertir y cómo interesar a esa gente, trabajas para los niños de una manera, para los mayores de otra, pero siempre tiene que existir la comunicación”, anotó.
Más tarde explicó que “la idea para la galería nació cuando se estaba haciendo el Complejo Urbanístico Parque Central, que entonces estaba pensado para la clase profesional y la clase media. Entones, hablando con el presidente del proyecto Parque Central, me preguntó si era posible tener un rincón para el arte”.
Luego, cuando se acordó el lugar para construir lo que sería una galería de arte, el filántropo Alfredo Boulton sugirió construir un gran museo de arte. “En menos de un año se inauguró con una gran exposición”, recordó Imber.
Reportera incansable
Además de cumplir el rol de directora del museo, Imber también se desempeñó como periodista en diversos medios de comunicación del país, lo que le facilitó entrevistas con personajes de fama mundial, como Dalai Lama.
Durante su larga trayectoria como periodista, Imber notó el declive del periodismo en su país en los últimos años y denuncia las asfixiantes limitaciones que se le impone a los medios hoy.
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“Desde muy temprana edad me gustaba mucho el periodismo. Apenas pude realizarlo, comencé a trabajar para Elite y Ahora, que eran dos publicaciones de aquel entonces. Empecé haciendo notas sociales, pero les daba un toque político, y gustaron mucho. En los años que yo tengo en periodismo, estuve en casi todos los medios en los que pude trabajar con interés”, relató.
“Hoy en día, uno ya no sabe para qué comprar el periódico cuando éste está tan maltratado, tan censurado, y lo peor es que vemos autocensura, porque uno mismo tiene temor de que lo van a censurar los otros, entonces se va silenciando uno mismo, al menos para que el periódico pueda salir. En El Nacional se dice que no hay papel, otro día no hay tinta. Todos los periodistas que trabajan ahí se sienten muy mal. El chavismo me tuvo muy preocupada, siempre conversando con mis compañeros de trabajo y amigos como se podía hacer algo para que salieran los artículos y las exposiciones”, subrayó.
Aunque Imber prefiere no opinar sobre el futuro del país, opina que el periodismo y las artes continúan a pesar de la continua censura.
“Tengo mucho amor por mi país, y aunque lo veo con grandes dificultades, tanto económicas como morales, he decidido por ahora quedarme, pero vamos a ver como se ponen las cosas. No soy futuróloga, en este momento cada quien, cada uno puede ser optimista y pensar que eso va cambiar pronto, y otros piensan que esto va a dar para más rato A pesar de todo, hay mucha gente escribiendo y trabajando en las artes plásticas”, puntualizó.