THOMAS SCHÖRNER.-dpa
Paul Peltzer, que tiene una tienda de fotografía analógica, recomienda empezar con cámaras de 35 mm. "Hay muchísimas cámaras de 35 mm a la venta, a precios muy accesibles, por menos de 90 dólares
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La fotografía analógica está viviendo un nuevo auge en los últimos años, por la atracción de la tecnología antigua, la moda de lo retro o el deseo de fotografiar de manera más consciente.
"Sobre todo hay muchos jóvenes que se sumergen en la tecnología analógica, aprovechan las cámaras de sus padres y se ponen a hacer fotografías", señala Constanze Clauß, de la Asociación de la Industria Fotográfica de Alemania.
"Además del entretenimiento, la unicidad y la fotografía consciente, lo que les fascina es la demora", añade. Hay que esperar para ver el resultado, y para muchos es toda una experiencia ir a buscar el rollo revelado o incluso revelarlo uno mismo.
"La fotografía analógica tiene sentido cuando uno realmente la disfruta", señala Peter Nonhoff-Arps, de la revista c't Fotografía. "Porque consume mucho más tiempo que la digital".
Paul Peltzer, que tiene una tienda de fotografía analógica, recomienda empezar con cámaras de 35 mm. "Hay muchísimas cámaras de 35 mm a la venta, a precios muy accesibles, por menos de 80 euros (90 dólares), tanto en Internet como en los mercados de segunda mano", afirma.
Él personalmente recomienda una réflex o una telemétrica. Lo más importante a la hora de comprar, según Peltzer, es que uno tenga una buena sensación con la cámara. "Hay que sentirla bien en la mano y que tenga un peso agradable". Y no es necesario que sea nueva.
Lo primero es decidir en qué formato se quieren hacer las fotos, "35 mm, formato medio, grande... cuanto más grande es el formato, más altos son los precios y el peso de la cámara".
Si se compra una usadam no hay que prestar atención solamente al aspecto exterior. "Más importante que unos arañazos es si la cámara sigue siendo impermeable a la luz o si al abrirla se le saltan las gomas de sellado", afirma Paul Peltzer.
También hay que asegurarse de que el obturador funcione bien, algo que se puede comprobar con la parte trasera de la cámara abierta, disparando varias veces, cambiando también los tiempos de exposición. De ese modo se puede ver que el sistema para ir pasando la película funciona y si el obturador se traba, explica el experto.
Si la cámara necesita una batería o pilas, también hay que cerciorarse de que el espacio donde se colocan esté limpio y libre de óxido.
Hay muchos objetivos antiguos que sirven para varios modelos de cámaras. "Lo importante es la conexión de la cámara y del objetivo encajen", indica Peter Nonhoff-Arps. También hay adaptadores en caso de que no sea así, que cuestan entre diez y 100 dólares.
Si la cámara lleva fotómetro incorporado, es todo más sencillo, pero no es indispensable, porque es posible comprar un manual externo o incluso sirve una app para smartphones.
Una vez que se tiene la cámara, ya sólo queda meter la película. Ya sea en blanco y negro o color, "lo mejor es llevarlo primero a revelar" a un lugar especializado para ver el resultado. Con el tiempo, según Peltzer, "sí que compensa revelar uno mismo el blanco y negro". Se obtienen resultados mejores, más bellos, claros y hay más opciones de edición. El equipo completo de revelado cuesta menos de 200 euros (225 dólares).
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