lunes 25  de  marzo 2024
ANÁLISIS

Francia amplía sus puertas para dar asilos

El cuarto país de Europa en dar mayor acogida tuvo que reformar la ley para agilizar el sistema de refugio a exiliados, después de que se verse colapsado con un alza del 83% en las solicitudes

PARÍS. FRANCIA.-NATALIA ROMÁN MORTE
Especial

París. Francia. Después de siete meses de debate, el Parlamento francés aprobó a mitad de este mes una nueva reforma sobre el Derecho al Asilo, para adaptarse a la legislación europea. Con esta medida, el Gobierno de François Hollande busca salvar lo que considera “un sistema que está en las últimas" ante el creciente número de demandas de asilo que ha aumentado en un 83% desde 2007.

La mayoría de los inmigrantes que buscan refugio en Francia provienen de la República del Congo, Bangladesh, Rusia o China.  En el año 2014 se registró la cifra histórica de 66.000 solicitudes, de las que se aprobaron sólo 20.000, y se espera que este año supere esta cuota.

El nuevo texto adoptado pretende, por una lado, “reforzar las garantías para aquellas personas que necesiten una protección social” y, por otro, “agilizar el proceso” para reducirlo de una media de dos años a nueve meses antes de 2017. Para ello, se prevé la distribución de las personas migrantes en diferentes centros de acogida del país, puesto que el 50% de los solicitantes se encuentra en la región parisina de Île-de-France.

Estos centros han pasado de 5.200 plazas en 2001 a las cerca de 25.000 en 2014. Además, se le otorgará a la Oficina de Protección de Refugiados y Apátridas (OFPRA) el poder de decidir sobre aquellas demandas que exijan un “procedimiento acelerado” y, en caso de un contencioso, será la Corte Nacional del Derecho de Asilo (CNDA) quién decidirá en un máximo de cinco semanas. Si la espera superara los nueve meses, el solicitante podrá acceder al mercado de trabajo y a la formación profesional.

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Dichas reformas han sido recibidas con prudencia por parte de asociaciones como Francia Tierra de Asilo. Su director, Pierre Henry, asegura que “en el papel hay muy buena intenciones pero se necesita también una materialización presupuestaria”. Por su parte, la Asociación de Apadrinamiento Republicano de Solicitantes de Asilo y Protección teme que “el hecho de reducir los plazos de respuesta pueda provocar una agilización del “no” (el rechazo de asilo)”.

Temores de “colapso”

Según un documento privado del Tribunal de Cuentas, revelado el pasado mes de abril por el diario Le Figaro; la institución se dice alarmada por una situación “cercana al colapso” debido al alto coste de la acogida y alojamiento de los refugiados que alcanzaría los 2.000 millones de euros (1.196 dólares) anuales según dicha fuente. Añade además que la política de asilo “se ha convertido en la principal fuente de llegada de los inmigrantes clandestinos en Francia”, cuyas motivaciones son esencialmente “económicas”.

El documento asegura que, de aquellas personas que reciben la orden de abandonar el territorio francés (una medida administrativa que rara vez se aplica), sólo el 1% cumple con la notificación.

Quienes deciden permanecer lo hacen “en situación irregular” o recurriendo a otros trámites como el de “extranjero enfermo” a través del cual pueden obtener el permiso de residencia. Por ello, el Gobierno se ha comprometido a modificar la ley sobre el derecho de los extranjeros para terminar con estas “lagunas” legales.

Respuestas privilegiadas

El nivel socioeconómico no es el único factor determinante para los candidatos a asilo. El pasado 3 de julio el Elyseo rechazó una posible acogida al fundador de Wikileaks, Julien Assange, quien había escrito una carta abierta al presidente François Hollande para pedirle un “gesto humanitario”. En su texto, publicado en el diario Le Monde, Assange aseguraba que su vida “corre peligro” debido a su salud física y mental después de tres años de encierro en la embajada de Ecuador en Londres y su permanente amenaza de extradición a Estados Unidos.

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Aunque el australiano no había realizado una demanda formal de asilo político, el Gobierno francés se apresuró a publicar un lacónico comunicado en menos de media hora tras la publicación. En él se aseguraba que, “tras un profundo análisis”, se desestimaba la demanda al considerar que la vida de Assange “no presenta un peligro inmediato”. Además, el texto recordaba la orden de arresto europea lanzada por la Justicia sueca en la que se le acusa de violación y agresión sexual.

60.000 refugiados

Francia se ha convertido en el cuarto país de acogida en Europa tras Alemania, Suecia e Italia.

En el escenario europeo queda en el aire la acogida de más de 60.000 refugiados y solicitantes de asilo, la mayoría provenientes de Siria y Eritrea, para tratar de “aliviar” la llegada de migrantes a Italia y Grecia.

Francia y Alemania se han comprometido a acoger a 9.000 y 12.000 personas respectivamente en los dos próximos años mientras que Austria y Hungría han rechazado el proyecto y no acogerán a ningún refugiado.

En el caso de España, ésta lo hará pero sólo recibirá a una tercera parte de lo que Bruselas le había pedido, 1.300 en lugar de las 4.300 personas. Europa no ha logrado todavía un acuerdo común ante el temor a que puede interpretarse como un “efecto llamada”.

Las irónicas declaraciones del expresidente francés Nicolas Sarkozy reflejan la percepción que tiene gran parte de los miembros europeos sobre la llegada de refugiados a sus tierras, comparando la situación con una “fuga de agua”.

“En un casa hay una cañería que explota y vierte el agua en la cocina. El reparador llega y dice ‘tengo una solución: vamos a guardar la mitad del agua en la cocina, a meter un cuarto en el salón, y otro cuarto en la habitación de los padres y si no fuera suficiente queda la habitación de los niños’”, dijo el exmandatario, dando a entender que esa no es una solución inteligente, pues si la cañería no se arregla la casa terminará inundada por completo.

 

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