jueves 28  de  marzo 2024
LO QUE ESTÁ PA´TI

Los cubanos en la isla sueñan con el Premio Gordo

LA HABANA.- A pesar de que el juego de azar estar prohibido por la ley, que contempla sanciones entre dos y cinco años de cárcel, desde principios de los años ochenta se practica sin demasiado disimulo en ciudades y caseríos de la isla

LA HABANA.- IVÁN GARCÍA
Especial

Treinta minutos antes del mediodía, Saúl se dedica a recoger las jugadas de la lotería clandestina cubana conocida como la “bolita” o “charada”, que antes de 1959 era legal y siempre fue muy popular.

Bajo un sol de plomo que le da un tinte de verano al falso invierno isleño, camina por las empinadas calles interiores de La Víbora, barriada del sur de La Habana. A sus 76 años, no ha encontrado mejor forma de ganar dinero que ser listero de lotería.

“De nada me valió combatir en Playa Girón [durante la invasión de Bahía de Cochinos] y en el Escambray [durante el alzamiento armado contra el régimen de Fidel Castro]. Me jubilé con una pensión mensual de 207 pesos [alrededor de 8 dólares]. Recogiendo apuestas para la bolita me busco todos los días el doble de ese dinero”, indicó mientras anota en una libreta escolar la jugada del administrador de un agromercado.

Alrededor del mediodía, recoge las apuestas de sus mejores clientes. Un grupo variopinto, que va desde el dueño de una paladar, administradores de empresas, un instructor de policía y el gerente de un café estatal en moneda dura.

“Esos clientes juegan fuerte. De 150 a 500 pesos y como mi banco hace dos recogidas diarias, una por la mañana y otra por la tarde, algunos apuestan hasta dos veces al día. Gano el 10% de la recogida, que en un una jornada regular supera los 2.000 pesos”, señaló.

WikimediaA pesar de que el juego de azar estar prohibido por la ley, que contempla sanciones entre dos y cinco años de cárcel, desde principios de los años ochenta se practica sin demasiado disimulo en ciudades y caseríos de la isla.

En la Cuba profunda, se montan vallas clandestinas de gallos donde corre bastante dinero. En la capital existe una docena de vallas, cada una con tres carteles a la semana.

Las peleas de gallos se han convertido en una industria: personas que compran y entrenan bravos gallos de lidia, veterinarios que cuidan de las aves y los dueños de vallas, entre otros.

En aumento van también las peleas de perro. Un espectáculo sangriento y dantesco que genera miles de pesos convertibles en cada cartelera. 

Y ya se han convertido en habitual las casas ilegales de juego conocidas como “burles”. Otra modalidad son las carreras de autos y motos en las afueras de La Habana. No pocas veces, los vigilantes de esas carreras son policías. 

Pero el más añejo de los juegos de apuestas y el más popular es la “bolita”. Se trata de un entramado que funciona como un reloj suizo. 

Desde los años ochenta, cuando las cosas eran, como dice la expresión de béisbol, al “duro y sin guante”, Modesto se dedica a la “bolita”. “Estuve preso un par de veces. Entonces la policía te acosaba fuerte. La ‘bolita’ debería ser legal y se evitaría la corrupción policial. Cuando te pillan te ponen una multa. Pero si quieres que tu banco funcione a todo gas, tienes que dar dinero por debajo de la mesa al jefe de sector de la Policía o a un peso pesado de la institución. Las personas que tienen negocios prohibidos hacen amigos entre militares y policías para que te protejan el ‘bisne’”.

En la “bolita” o lotería ilegal hay de todo. Desde bancos serios y consolidados hasta improvisados y estafadores. El rango de los premios fluctúa. El banco de Modesto paga 90 pesos por cada número fijo premiado, 25 el número corrido y 900 pesos por el “parlé”, una combinación de dos números.

Es simple. Se juega del uno al 100, también los terminales. Los bancos cubanos toman de referencia el resultado de la lotería de Miami. Otros banqueros, como Rodolfo, residente en la Habana Vieja, paga 1.000 pesos por parlé y 100 pesos por cada número fijo premiado.

Según Saúl, hay tres tipos de clientes. “Los habituales, como las amas de casas o gente de bajos recursos que juegan todos los días con la esperanza de ‘pinchar’ un ‘parlé’ que los ayude a celebrar los quince de su hija o remozar el baño de la casa. Luego están los clientes con dinero de sobra, que juegan por ludopatía y la ambición de ganar mucho dinero. Y están los ocasionales, aquellos que tienen un sueño o una cábala y apuestan una suma de dinero a esos números”.

La “bolita” o charada cubana consta de 100 números. Cada uno tiene un significado y algunos dos o más. Por ejemplo, el dos es mariposa y dinero; el cinco monja y mar; el 15, perro y niña bonita; el 37, bruja, gallina prieta y hormiga y el 100, inodoro y automóvil.

Pasadas las tres de la tarde, Josuán se llega a la carnicería de su barrio para conocer cuál fue la tirada. “Hace dos meses que estoy apuntando el 45, presidente, y el 14, cementerio, por los rumores sobre la muerte del ‘Fifo’ [Fidel Castro]. Si salen los dos y ligo un ‘parlé’, monto una fiesta".

María Luisa, ama de casa, prefiere apostar por el 64, muerto grande, y el 1, caballo, “pues a Fidel siempre le hemos dicho el caballo”.

Ahora mismo, la “bolita” es una pasión nacional. Aunque las matemáticas no se equivocan. Siempre será un mal negocio apostar dinero a una lista de 100 números donde solo premian tres. Pero la gente lo sigue intentado. Para los cubanos, lo último que se pierde es la esperanza.

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