LA HABANA— La última vez que el consultorio del médico de la familia ubicado en la barriada de Lawton, al sur de La Habana, recibió una mano de pintura fue hace 17 años. Enclavado en una calle empinada rodeado de casas bajas, "hace una semana, cuenta Luisa, ama de casa, vino una comitiva de funcionarios y después de revisar el estado constructivo del consultorio, le dieron el Ok para que fuera utilizado como centro de inoculación cuando el municipio Diez de Octubre inicie su campaña de vacunación”. Al día siguiente llegó un camión con una escuadra de obreros que resanaron las paredes y grietas en el techo del consultorio y le dieron una mano de pintura barata.
El Consejo Provincial de La Habana, preocupado por el rebrote acelerado de la pandemia, que en 2021, se han registrado siete veces más casos que en 2020, y en la capital hace seis meses que el número de contagiados no baja de 300 contagios diarios y ha alcanzado picos superiores a 700, autorizó a incluir al municipio Diez de Octubre, el más poblado de la ciudad, en la campaña de vacunación, que las autoridades llaman ‘intervención sanitaria’.
Hasta el 16 de junio, a más de cuatro millones de cubanos les habían administrado los candidatos vacunales Soberana 02 y Abdala, creados por el Instituto Finlay de Vacunas (IFV), institución que acaba de anunciar que las dos dosis de la Soberana 02, tienen un 62 por ciento de eficacia, lo que supera lo requisitos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que un candidato vacunal contra el Covid-19 se convierta en vacuna, que es del 50 por ciento.
Ese anuncio del IFV, tal vez contribuya a disminuir dudas entre científicos occidentales. En un reportaje de la BBC, Scott Halpering, director del Centro de Vacunología de Canadá, señaló que si bien en los casos de Rusia y China funcionó el método de vacunar sin conocer su eficacia, esto no significa que se haya tratado de una buena práctica clínica. “Los estudios mostraron que las vacunas eran seguras y efectivas. Fueron afortunados, pero fue un golpe de suerte. Las cosas hubieran podido ser totalmente diferentes”, señaló a la BBC. “Cuba al parecer está haciendo lo mismo, lo están llamando intervención, pero lo que están haciendo es exponer a un gran número de personas sin conocer si las dosis que están utilizando realmente funcionan”, afirmó Halpering.
También para varios expertos cubanos, el secretismo y la poca transparencia mostrada por las autoridades en el caso de los candidatos vacunales había generado suspicacia. Un médico especialista dijo que “no recomendaría a ninguno de mis pacientes que se vacunen con Abdala o Soberana 02, porque desconozco la fórmula utilizada en su elaboración. El relato que nos cuentan tiene algunos tramos mutilados. Cuando se probaba la Pfizer y la Moderna, los especialistas conocían hasta los más pequeños detalles. Ambas son vacunas rompedoras pues por vez primera utilizan el ARNm para enfrentar al coronavirus. Los que siguen publicaciones científicas, conocen que es un método relativamente nuevo, no más de treinta años, pero que incluso en un futuro cercano pudieran inocular contra virus como el ébola, VIH y ser capaz de enfrentar al cáncer. No tengo dudas que las vacunas cubanas sean seguras, utilizan una plataforma de subunidad proteica que nuestros científicos conocen hace muchos años. Pero que haya demostrado eficacia en el tratamiento de algunas enfermedades o virosis, no garantiza que sea efectiva contra las diferentes cepas del coronavirus. Incluso puede que sea efectiva con una cepa y con otra totalmente inefectiva", dice y añade:
"Considero que la injerencia del gobierno ha afectado el proceso de investigación y desarrollo de las vacunas cubanas. Los ensayos científicos no se pueden acelerar con propaganda política e ideológica. Pero el tema que más me preocupa es la desinformación y falsa percepción de mucha gente, que piensa que no hay preocuparse en extremo del coronavirus, pues nuestros científicos ya descubrieron una vacuna efectiva. Y no ha sido así. Desde que comenzó la pandemia la prensa oficial comenzó a publicitar la eficacia del Inmunoferon para el tratamiento del Covid-19. Y se ha demostrado, según protocolos médicos internacionales, que incluso en determinadas fases del coronavirus el uso del Inmunoferon es contraindicado. Apenas se han publicado datos del ensayo con Soberana 01, que fue el primer candidato vacunal con el que se experimentó en personas en octubre del año pasado. Y no se conoce como funcionó el ensayo en Irán con Soberana 02 donde se iba a inocular a más de 50 mil iraníes”.
Ricardo, ex investigador del Centro de Biotecnología ubicado al oeste de La Habana, y radicado desde hace diez años en España, comenta “que al igual que el sistema cubano vive una etapa de decadencia, junto al deporte, la cultura y otras ramas, la salud pública y las investigaciones científicas también han sufrido retroceso. Una parte de los más talentosos científicos e investigadores se han marchado de Cuba. Aunque el gobierno intenta financiar el desarrollo de muchos productos patentados por los centros de investigaciones, el dinero y los recursos no son suficientes”.
En su opinión, se puede hacer mucho con poco, "pero en la ciencia, y sobre todo en la innovación o creación de nuevos productos, es imposible avanzar sin dedicar cuantiosas sumas de dinero a la investigación científica. En el caso de los candidatos vacunales contra el coronavirus, la actual crisis económica que vive el país y el embargo comercial de Estados Unidos, que impide adquirir equipos de última generación y reactivos, le afecta en su desarrollo. Lo que he oído decir de los candidatos vacunales Abdala y Soberana 02 es que tuvieron que hacer ajustes para llegar a los parámetros mínimos de eficacia exigidos por la OMS”.
Según un funcionario de Salud Pública, las autoridades sanitarias el 19 de junio anunciaron el 62 por ciento de eficacia Soberana 02, porque el gobierno estaba en una carrera contrarrelo, por el interés que tiene en exportar la vacuna”. La prensa estatal ha divulgado que más de 30 países han mostrado interés por los candidatos vacunales cubanos.
Entre los ciudadanos de a pie, la opinión fluctúa entre el desconocimiento, la confianza y la incertidumbre. Yasmani, asegura que aprovechando que su esposa es directora de una entidad hospitalaria, hace una semana fue a inyectarse la primera dosis de Abdala. "Te apuntan tu nombre y tienes que firmar un documento donde exoneras a Salud Pública de lo que te pueda pasar. Yo tenía la presión alta. La enfermera me pidió que esperara un rato. Pero la tensión seguía un poco elevada. Al final terminé convenciendo a la enfermera y me inyectaron. Aquí los protocolos no siempre se siguen al pie de la letra".
Yasmani apenas tuvo reacción. "La sensación que tenía era de estar hiperactivo. Como si estuviera dopado. Al día siguiente los compañeros de trabajo me miraban asombrado, pues estuve barriendo un almacén de cien metros de largo con un ímpetu tremendo. Las vacunas cubanas son buenas. En el peor de los casos, me ha dicho un médico, si te pilla el coronavirus y ya estás vacunado, te lo transforma en una simple gripe”.
Nayda piensa todo lo contrario. Es asmática, hipertensa y tiene sobrepeso. “No me inyectaré hasta que conozca más detalles de la vacuna. Es la única vacuna del mundo que tienes que pincharte tres veces. Y después de inoculada hay que seguir con el nasobuco puesto en lugares al aire libre”.
Sergio, ingeniero civil, se pregunta por qué Díaz-Canel y los ministros aun no se han vacunado. “En todo los países del mundo el presidente y los altos cargos políticos han salido en la televisión inyectándose. Aquí mucha publicidad con las cinco vacunas cubanas, pero si los principales dirigentes se han pinchado con alguna de ellas, ninguno lo ha hecho ante las cámaras”.
Juan Carlos, profesor jubilado, sigue todos los días los partes televisivos sobre el número de contagiados. “Le pido a Dios porque los candidatos vacunales cubanos sean efectivos de verdad. Pero si llegamos al 60 por ciento de vacunados y siguen los más de mil casos diarios, es una señal que no sirven”.
El régimen puso todos los huevos en el mismo canasto. No compró ni solicitó vacunas a sus aliados de China o Rusia, tampoco se inscribió en la plataforma COVAX que entregará dosis gratis a los países menos desarrollados. Apostó su capital político a los cinco candidatos vacunales producidos en Cuba.