martes 13  de  mayo 2025
POLÍTICA

Agitación en Perú pone en riesgo la estabilidad financiera

La escala de violencia que siguió al juicio político y arresto del presidente Pedro Castillo ha reavivado las divisiones raciales y de clase en Perú

CUSCO.- La agitación política no es nada nuevo en Perú, que ha visto seis presidentes en los últimos cinco años. En 1969, con una dictadura militar en el poder, el autor ganador del Premio Nobel Mario Vargas Llosa planteó esta ya icónica pregunta para iniciar su novela “Conversación en la Catedral”: “¿En qué momento se había jodido el Perú?”.

Durante mucho tiempo, la disfunción se mantuvo bajo control y no interfirió con las piedras angulares sagradas de la economía de libre mercado, como la industria minera clave. Desde el año 2000, la economía de Perú creció a una tasa anual promedio de 4,4% —más que cualquier país de Sudamérica— con baja inflación y una moneda estable. Hasta que golpeó la pandemia, la pobreza se había reducido a la mitad.

Pero la escala de violencia que siguió al juicio político y arresto del gobernante Pedro Castillo el 7 de diciembre por un torpe intento de cerrar el Congreso —los disturbios han dejado 57 civiles muertos y cientos más heridos— ha reavivado las divisiones raciales y de clase, y muchos peruanos se preguntan si el largo período de estabilidad inquieta ha seguido su curso.

“Esta dicotomía no podía durar”, dijo Steven Levitsky, politólogo de la Universidad de Harvard y coautor del libro de 2018, “Cómo mueren las democracias”.

Las señales de las consecuencias económicas están en todas partes.

En diciembre, cuando se desató la crisis política, la llegada de extranjeros a Perú ya había caído al nivel más bajo desde 2009, aparte de los dos años perdidos por el COVID-19. La actividad en tres importantes minas de cobre y estaño se suspendió porque los manifestantes cerraron carreteras o atacaron instalaciones.

La disfunción democrática de Perú, que lleva años en proceso, se aceleró con la sorpresiva elección de Castillo en 2021. Como maestro de escuela rural, surgió de la oscuridad para llenar el vacío dejado por un sistema político roto, sobornos generalizados y un racismo profundamente arraigado.

Su viaje desde una casa de adobe en una de las zonas más pobres de Perú hasta el palacio presidencial fue alimentado por la furia en las tierras andinas olvidadas durante mucho tiempo. Pero una vez en el cargo, cambió su gabinete casi todas las semanas y se vio acosado por acusaciones de corrupción que subrayaron su inexperiencia.

Las élites del Congreso, aunque incluso más desacreditadas que Castillo, pasaron a la ofensiva, utilizando un oscuro poder constitucional para buscar su juicio político por “incapacidad moral”. Esto llevó a Castillo a cerrar el Congreso, pero terminó con su arresto por cargos de rebelión y la ascensión al poder de la vicepresidenta Boluarte.

La revuelta actual se ha articulado en torno a una reivindicación urgente: la salida de Boluarte. El Congreso podría actuar ordenando elecciones anticipadas, pero hasta ahora se ha negado porque en sí, los legisladores se niegan a irse.

Levitsky dijo que es demasiado pronto para saber cómo se desarrollará la crisis de Perú. Una demanda de los manifestantes es que se revise la constitución adoptada durante el gobierno autoritario de Alberto Fujimori de 1990-2000 y que fortaleció las reformas de libre mercado.

Pero pase lo que pase, Levitsky no ve un retorno al statu quo.

“Un Estado que no funciona tarde o temprano va a entrar en crisis”, dijo. “Tuvieron 20 años para construir un Estado y fracasaron miserablemente”.

FUENTE: Con información de AP

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