LA HABANA.- Como una mano invisible que mueve a placer una ouija o apuesta a la ruleta rusa, David, un joven escritor cubano, supone que el año próximo será impredecible en la isla.
LA HABANA.- Como una mano invisible que mueve a placer una ouija o apuesta a la ruleta rusa, David, un joven escritor cubano, supone que el año próximo será impredecible en la isla.
A la espera de que los babalawos (sacerdotes de la religión yoruba) difundan su Letra del Año, los nigromantes predigan el futuro y posiblemente hasta una señora vestida de gitana, arrojando desaforadamente humo con su tabaco barato encuentre algunas pistas después de tirar sobre la mesa un mazo de naipes, David sospecha que 2017 traerá más noticias malas que buenas.
“Ofrecer un vaticinio es un ejercicio desquiciante. Pueden pasar muchas cosas, pero pocas beneficiarán a los cubanos de a pie. La economía está en retroceso; Venezuela, que nos regalaba el petróleo, está pidiendo el agua por señas y ahora llega un tipo errático a la Casa Blanca como Donald Trump. Con ese panorama no creo que sucedan eventos positivos para nuestro país”, comentó David escéptico.
Más o menos similar es el registro de opiniones de los habaneros consultados por DIARIO LAS AMÉRICAS.
Sergio, quien es economista, ve el futuro gris con pespuntes negros. “Los países que nos otorgaban créditos a cambio de nada, como Brasil o Venezuela, están sumergidos en sus propias crisis internas. Las finanzas del Estado cubano se encuentran en números rojos y es muy reducida su capacidad de compra. Las exportaciones son insuficientes y las importaciones casi duplican el balance de pago. En la mayoría de los renglones productivos, ya sean agrícolas o industriales, estamos estancados o retrocedemos. Con el ahorro forzoso de combustible se paralizan y se afectan diversos planes de desarrollo, también infraestructuras, carreteras, líneas férreas, puertos que urgentemente necesitan inversiones. Solo nos queda el turismo y la exportación de servicios médicos, los que debido a las situaciones internas en Venezuela y Brasil, pudieran disminuir en un 40 por ciento. Y desde luego, las remesas familiares, que aunque el Gobierno no lo publicite, es ahora mismo la segunda industria nacional y el mayor aportador de dinero fresco al país”.
Rubén, investigador social, visualiza tres posibles escenarios, pero aclara que pueden haber otras variantes. "Primer escenario: Donald Trump rompe con todos los acuerdos alcanzados sobre Cuba. Si a eso sumas las difíciles coyunturas económicas de Brasil y Venezuela, los mejores aliados que tenía el Gobierno, y con la Rusia de Putin buscando un acercamiento con la Casa Blanca, entonces el retroceso económico sería preocupante. No creo que al mismo nivel del ‘período especial’, pero casi. Segundo escenario: Si Trump no mueve fichas, igual habrá afectaciones, pues Cuba pide a gritos inversiones y créditos de cualquier lugar del mundo, pero por geografía e historia, Estados Unidos es el país que más le conviene. Tercer escenario: Trump negocia un mejor trato con el Gobierno. Pero para llegar a ese paso, Raúl Castro tiene que ceder en temas políticos y de derechos humanos. El contexto es complejo. A eso agrega que a Raúl y a la generación histórica supuestamente solo les queda un año en el poder”.
Para la mayoría de los ciudadanos, el futuro es una mala palabra. Un sinsentido y no vale la pena gastar neuronas pensando en ello. “Puro, aquí hay que vivir el día a día. Buscar cuatro pesos, ligar ‘jevitas’ y ver cómo te puedes largar de Cuba”, comentó un internauta en el parque del Mónaco, en el sur de La Habana.
La gente suele encogerse de hombros, sonreír con nerviosismo o armar un discurso prefabricado, que se han aprendido tras muchos años de adoctrinamiento mediático e ideológico.
“Espero que los gobernantes tenga soluciones, porque las cosan pintan feas”, dijo una señora que hace la cola para comprar naranjas en el agromercado del Mónaco.
“Si tienen planificado lo que va a pasar en 2017, hasta ahora no han dicho nada. Creo que ellos están igual que el resto de la población: sin salida y con un miedo del carajo. Siempre se ha dicho que esto no lo tumba nadie, pero tampoco tiene arreglo”, respondió un hombre en el mismo lugar.
A la pregunta de cuál serían las mejores opciones para capear un probable temporal económico, Yandy, estudiante de bachiller, es tajante. “Pirarse de Cuba, irse pa’l c... O tener un negocio donde ganes mucho dinero y puedas torear la crisis económica que llevamos décadas viviendo”.
Lisandra, quien es jinetera, es más optimista. “Mientras vengan ‘yumas’ [extranjeros], hay posibilidad de hacer dinero. Y si vienen pocos, no queda más remedio que ligar cubanos ‘macetas’ [ricos]. Pero la mejor opción es irse de Cuba”.
Pero a la mayoría de cubanos que desayunan café sin leche parece no importarle demasiado su futuro.
José, quien trabaja como barrendero, opinó que “en Cuba uno siempre va a estar igual. Casi nunca arriba y casi siempre abajo. Los que tienen que preocuparse son los ‘mayimbes’ [líderes] que gobiernan. Si la cosa se pone mala, son los que tienen más que perder”.
FUENTE: Especial