LA HABANA.- Los cuerpos diplomáticos y trabajadores de las embajadas acreditadas en Cuba desde Europa y Asia están siendo víctimas del congelamiento de sus fondos y cuentas bancarias por parte de la dictadura de Miguel Díaz-Canel, bajo el argumento de que no hay disponibilidad de efectivo.
La poca liquidez en la circulación de billetes afecta no sólo al ciudadano común, la crisis ha también ha llegado a las embajadas, advierte el portal web Breitbart News.
El panorama se agudiza para todos. Es cotidiano ver largas filas en los bancos solo para acceder a sus movimientos bancarios, además de toparse con la escasez de cajeros automáticos disponibles, aunado a la inexistente posibilidad de comprar alimentos o artículos de primera necesidad sin complicaciones.
Datos aportados por Breirtbart News afirman que algunas corporaciones internacionales, según informes de abril, también han visto congeladas repentinamente sus cuentas bancarias. Entre tanto, el régimen castrista, ofreció una alternativa para abrir nuevas cuentas que generaran ingresos desde el exterior de la isla, pero no les permitió usar el dinero que supuestamente ya se encontraba en los bancos cubanos.
El régimen de Castro mantiene durante décadas una estrecha relación con potencias como China y Rusia, además de vínculos con organizaciones de carácter terrorista internacional. Esta alianza internacional ha contribuido con la severa crisis económica dentro del país, donde la población enfrenta dificultades profundas mientras el régimen busca ingresos mediante la exportación de servicios médicos, el turismo extranjero—especialmente desde Europa y Canadá—y las remesas enviadas por ciudadanos cubanos en el exterior.
Durante las administraciones de Barack Obama y Joe Biden, las políticas de acercamiento hacia Cuba permitieron un alivio significativo en las sanciones, lo que facilitó una entrada considerable de recursos financieros a La Habana. Sin embargo, con el retorno de Donald Trump a la presidencia, muchas de esas concesiones fueron revertidas. Las medidas restrictivas han cortado flujos de dinero vitales para el régimen cubano, afectando directamente la estabilidad de su sistema bancario. Aunque el régimen culpa estas sanciones por el deterioro económico, también se cuestiona la eficiencia de su gestión interna.
La isla se encuentra atrapada entre presiones externas, decisiones políticas internas y una población que sigue luchando por sobrevivir en medio de constantes desafíos.