LA CRUZ, GUANACASTE.- JOSUÉ BRAVO
Especial
Los cubanos varados han significado salidas de recursos no contemplada en el presupuesto del Gobierno de Costa Rica pero, no obstante, los migrantes a su vez han inyectado dinamismo económico a las comunidades donde han quedado a la espera de poder continuar su viaje hacia Estados Unidos
LA CRUZ, GUANACASTE.- JOSUÉ BRAVO
Especial
Los cubanos varados han significado una asistencia humanitaria extra y por lo tanto, salidas de recursos no contemplada en el presupuesto del Gobierno de Costa Rica.
No obstante, los migrantes a su vez han inyectado dinamismo económico a las comunidades donde han quedado a la espera de poder continuar su viaje hacia Estados Unidos.
Como si se tratara de un grupo más de turistas, los cubanos han demandado alimentos, servicios de restaurante y hotel, recargas telefónica, cigarrillos y cervezas. Sin proponérselos, ellos han dado ese dinamismo económico que requiere La Cruz, el cantón fronterizo con Nicaragua que se perfila hacia el turismo.
El pan, café o leche son los productos por excelencia que los cubanos consumen durante el desayuno en La Cruz, Guanacaste.
“Efectivamente sí puedo decir, casi que confirmar que (la estadía de cubanos en albergue y hoteles pequeños), representa una inyección importante para la ciudad. En ese sentido restaurantes, panaderías, lugares de ocio, salones (de baile); en fin, una serie de áreas que se ven beneficiadas y mejoraron sustancialmente ingresos”, reconoció Alonso Allen, vicealcalde de La Cruz y coordinador del Comité Local de la Comisión Nacional de Emergencias, está última institución estatal encargada de asistencias humanitarias en el país.
“Es palpable y voy más allá porque la atención humanitaria que significó esta emergencia, implicó también que instituciones del estado tuviesen que trasladarse a La Cruz, igual que medios de prensa, durante todos estos meses igual que cubanos también hemos tenido la visita de prensa, funcionarios públicos, organizaciones que han tenido que trasladarse a La Cruz. Ellos también demandan de servicios”, añadió Allen.
La Cruz es un cantón fronterizo con 7.000 habitantes. Durante el pico de llegada de cubanos, llegó a albergar a 4.000 inmigrantes de la isla, a finales del año pasado. Hoy quedan unos 1,500, la mayoría salió con coyotes por Nicaragua. Aunque la cantidad de ellos sea menos, el dinamismo económico de la comunidad sigue siendo arriba de lo normal, según Allen.
Durante su estadía en este cantón, los cubanos deben comprar alimentos para complementar el que reciben en los albergue, que generalmente es arroz, frijol negro, ensalada de repollo con tomate, y yuca.
Lo que más consumen fuera de estos lugares es pan, café y refrescos de cola; el cigarrillo infallable para los hombres, las cervezas para aquellos que toman y la recarga telefónica; dado que por medio del teléfono mantienen el contacto con familiares en amigos en Cuba, Estados Unidos o Europa. Las redes sociales han sido aliadas para mantenerse informados sobre lo que gobiernos discuten sobre su futuro.
Es común observar carros de empresas telefónicas que operan en el país, vendiendo chips o recargas a orillas del más grande de los albergues el liceo Nocturno de la Cruz, que ha llegado a albergar hasta 700 inmigrantes.
Durante las mañanas, los cubanos llenan las panaderías del lugar, tales como la Tutu, el negocio que estaba al borde de la quiebra frente a la municipalidad del cantón y que los cubanos mediante la compra de repostería o pan pizza, café o refrescos, le inyectaron el dinero suficiente para ser un boyante negocio de pueblo. Ahí casi el 100% de los productos es consumido por cubanos. De hecho la mayoría de personas que circulan por las calles son cubanos, vestidos casi siempre de camisetas, pantalones cortos y chinelas.
“Ha sido un efecto causa consecuencia, (con nuestra estadía) hemos movido personal de Cruz Roja, Costa Rica nos ha brindado algún tipo de ayuda, cepillo de dientes, pasta dental, jabón, personal que se han movido para atendernos en los albergues; pero también nosotros hemos tenido que comprar nuestras cosas, hemos comprado comidas, asistido a lugares, restaurantes, tiendas que se han beneficiado, panadería donde hemos desayunado y de ahí es donde viene que hemos tenido que gastar dinero”, explicó el migrante Cubano Johan Mérida.
“Hemos comprado bebidas, muchos cubanos que fuman, se vende mucha bebida (alcohólica), lo admito porque el cubano toma mucho y fuma mucho, además leche, café. Para abaratar la comida los cubanos compran pan con una lata de atún o mayonesa para el almuerzo”, añade.
Mérida ha sido uno de los decenas de cubanos que prefirió alquilar una cabina de hotel en La Cruz, que por más sencilla que sea, genera enorme gasto para un migrante que llevaba lo justo para la travesía.
“La habitaciones no son gran cosa pero creo que el costo de diez dólares diarios para un cubano que viene con un dinero muy justo de Cuba, para pasar por 7-8 países para llegar a Estados Unidos, cuando ya llega aquí el dinero se siente un poco. Estamos en estos hoteles porque no es un secreto para nadie, en los albergues son muchas personas en una escuela que está concebida no para pernoctar, no para dormir, no para pasar tres meses”, explicó este cubano de barba tupida y con cierto liderazgo entre un grupo de migrantes.
Él alquila un precio de 10 dólares diarios una habitación de un hotel lleno de cubanos, frente al parque de La Cruz; lo que significa que solo en alquiler se ha gastado 900 dólares en los tres meses que lleva varado; más costo de alimentación, servicios de internet y otras actividades recreativas.
“Los albergues no tienen condiciones, no hay baño, no hay comodidades, al poner más de 300 cubanos dentro de una escuela conviviendo con niños, adultos, mayores, personas que tienen sus propias enfermedades, ya la convivencia no es la misma. No es como tener tu privacidad, tu baño, sentirte cómodo en tu habitación, que estar en un albergue compartiendo con personas que no conocemos, que está el que fuma, yo no fumo y me molesta, hay costumbres de personas que no son las mismas, personas como yo, amigos míos, el día 15 de noviembre a raíz del problema con Nicaragua, salimos de la escuela nocturna y nos fuimos a alquilar”, añadió.
Las agencias de remesas diario hacen transacciones desde Estados Unidos hacia La Cruz, Guanacaste.
Para asumir esta estadía no esperada, los cubanos reciben el apoyo de familiares y amigos, generalmente desde Estados Unidos. As agencias de Western Unión en La Cruz, y Money Gram en la ciudad de Liberia, diario recibe a 20, 30 o más cubanos que retiran cantidades que oscilan entre los 500 y 900 dólares por remesa.
Hay quienes reciben 100 dólares por remesa, pero son pocos. “El dinero que trajo casi todo el mundo se le fue agotando, tuvimos la gran suerte, la gran dicha de contar con nuestros amigos, algunos familiares, en Europa y Estados Unidos y nos fueron mandando dinero”, cuenta Mérida.
Un grupo de inmigrantes de la isla, en la sala de estar de un pequeño hotel en La Cruz, Guanacaste.
Esta inyección económica ha provocado un aumento en precios de los alimentos en supermercados o abastecedores de La Cruz, cuyos negocios en noviembre o diciembre llegaron a vender en un día todo el comercio de una semana normal.
Muchos servicios del cantón mejoraron sus ingresos a raíz de esta emergencia. Es parte de lo positivo que podemos resaltar nosotros como autoridades locales, como ciudadanos lo percibimos. A pesar de que ya la cantidad de cubanos ha disminuido considerablemente, siempre el cantón tiene un dinamismo económico arriba de lo normal”, concluyó por su parte Alonso Allen, vicealcalde del pueblo.
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