SAN SALVADOR.- El Centro de Confinamiento contra el Terrorismo (Cecot) de El Salvador, reconocido como la cárcel "más extensa de América" con capacidad para 40.000 reclusos, conmemora su primer aniversario como el símbolo de la cruzada del presidente Nayib Bukele contra las pandillas.
Este imponente complejo penitenciario marca un hito en la búsqueda del fin de un fenómeno criminal que ha dejado al menos 120.000 víctimas mortales en El Salvador desde 1993, según las estadísticas presentadas. El Salvador era uno de los países más violentos en el mundo.
La "megacárcel" de Bukele representa un enfoque audaz para combatir la violencia que ha afectado profundamente a El Salvador. Este modelo carcelario será replicado por Ecuador, según anunció el presidente Daniel Noboa el 4 de enero.
En la actualidad, la cárcel alberga a unos 12.500 miembros de las pandillas MS-13 y Barrio 18, detenidos bajo un régimen de excepción decretado por el Congreso en respuesta a una escalada de violencia que cobró la vida de 87 personas entre el 25 y 27 de marzo de 2022.
Características de la "megacárcel"
El Cecot, construido en siete meses en Tecoluca, a 74 km al sureste de San Salvador, abarca 166 hectáreas con ocho pabellones dentro de un perímetro custodiado por 19 torres de vigilancia. Entre los anillos de seguridad destaca un muro de concreto de 11 metros de altura y 2.1 kilómetros de extensión, resguardado por alambradas electrificadas.
Sin áreas de recreación, salas de visitas ni espacios conyugales, los reclusos solo salen de sus celdas para actividades específicas. Las condiciones incluyen literas de láminas de acero para dormir, sin colchones ni almohadas, en un entorno con temperaturas que ocasionalmente alcanzan los 40 ºC.
Con una estructura diseñada para garantizar la seguridad, el Cecot cuenta con dispositivos para bloquear comunicaciones, sistemas de vigilancia intensiva por parte de 250 policías y 600 militares, así como estrictos controles de acceso.
Las celdas de castigo, destinadas a internos rebeldes o con mala conducta, ofrecen un panorama de aislamiento extremo, con escasa ventilación y un mobiliario mínimo. Este enfoque disciplinario incluye el uso de esposas y cadenas en los tobillos durante el traslado de los reclusos de regreso a sus celdas habituales.
Y aunque el plan de seguridad del mandatario es criticado por los organismos de derechos humanos, ha devuelto la tranquilidad a los salvadoreños que en su mayoría aprueban las medidas de Bukele.
FUENTE: Con información de AFP