"Somos parte de la estadística", se duele Adriana, viuda de Carlos, primer eslabón de la cadena de muerte del COVID-19 en México, que acaba de sobrepasar las 200.000 víctimas.
"Somos parte de la estadística", se duele Adriana, viuda de Carlos, primer eslabón de la cadena de muerte del COVID-19 en México, que acaba de sobrepasar las 200.000 víctimas.
Carlos Hernández falleció el 18 de marzo de 2020, una semana antes de cumplir 42 años y tras permanecer en un hospital donde los médicos apenas entendían a lo que se enfrentaban.
"Hoy en México falleció la primera persona con COVID-19", anunciaba entonces el gobierno. Era solo el inicio de una estela trágica que el jueves llegó a 200.211 muertos.
Un año después, Adriana Meneses sigue ahogada en dolor y preguntándose "¿cómo pudo pasar esto?".
Cuando escuchó a su marido quejarse de dolores articulares, lo atribuyó a las horas que habían pasado de pie durante un concierto de la banda sueca de heavy metal Ghost, el 3 de marzo en Ciudad de México. Pero la pesadilla apenas comenzaba.
Pocos imaginaban que México, de 126 millones de habitantes, se convertiría en el tercer país más enlutado por la pandemia en números absolutos, después de Estados Unidos y Brasil.
"¡No lo hagas!"
Carlos, que padecía diabetes y sobrepeso, trabajaba de forma independiente en la iluminación de avisos publicitarios. El show de Ghost fue el adelanto del cumpleaños que planeaba celebrar con un asado familiar.
Antes de enfermar también había estado en la zona de aduanas del aeropuerto de Ciudad de México supervisando un trabajo, recuerda Adriana, de 45 años, intentando explicar el contagio.
Un médico privado le diagnosticó neumonía, pero los síntomas empeoraron y, tras dar positivo al coronavirus, terminó intubado en un hospital público.
"Nunca pensamos que pasaría lo que pasó", relata Ana Hernández, hermana de Carlos, que entre lágrimas revive el miedo que la invadió cuando le anunciaron que lo intubarían.
"¡No lo hagas, por favor!", cuenta que le rogó a Carlos, quien ya había firmado la autorización.
Mal desconocido
Tres días después, entre lo que la familia llama "negligencia" y una falta de insumos médicos, llegó lo peor: la muerte.
"Fue culpa del COVID", le dijo el médico a la hermana, quien recuerda los intentos del doctor para explicarle que era un "virus nuevo" y no sabían "cómo tratarlo".
"Fuimos acosados y señalados por los vecinos, y en las redes sociales, amenazados con quemar nuestra casa (...) Hoy, desafortunadamente, somos parte de la estadística", comenta por su parte la viuda.
Un año después, la familia intenta sobreponerse a la pérdida. Adriana, que también resultó contagiada pero superó la enfermedad, ha tomado las riendas del hogar junto con su hijo de 18 años.
A modo de tributo, quiere montar un pequeño altar en la sala con las guitarras de Carlos, un amante del rock con quien estuvo casada 22 años. También mantiene intacto el rincón donde éste disfrutaba preparando cócteles.
"Era un tipazo y siempre nos enseñó a sortear las adversidades. Eso es justo lo que estamos haciendo ahora que no está", expresa melancólica Adriana.
FUENTE: AFP