MIAMI.- Con la alegría y disposición que los caracteriza, y tal vez más patrióticos que nunca, los brasileños celebrarán su independencia este 7 de septiembre. Aunque este aniversario de la proclamación de la Independencia de Brasil llega en medio de cambios políticos, luego de la reciente destitución de Dilma Rousseff, hecho que lejos de provocar descontento, ha devuelto la esperanza al pueblo.
Según comenta Bella Ferreira, brasileña que vive en la Florida, esta celebración estará marcada por un nuevo despertar, que sus coterráneos han deseado hace años.
“Hoy vivimos un momento de mucha esperanza en Brasil, porque con la destitución y el cambio del sistema, estamos todos muy felices, y creemos que Brasil va a mejorar, porque cuando se cambia algo que no funciona para el beneficio del pueblo, siempre hay un gran anhelo de mejoría”, expresó a DIARIO LAS AMÉRICAS la propietaria de la agencia de viaje Bella Tours and Travel.
Aunque en Brasil el “Sete de Setembro”, denominado como Día de la Patria, este feriado nacional se celebra con desfiles alrededor del país, Ferreira asegura que sus compatriotas, que hoy están esparcidos por el mundo, buscarán alguna manera de festejar y recordar aquella noble tierra, de la que llevan un pedacito a dondequiera que van, y a la que siempre añoran regresar.
“El brasilero siempre tiene en el corazón el deseo de regresar a nuestra patria. Yo amo Brasil, pero ya tengo mi vida aquí, donde están mis hijos. Y creo que hay muchos que piensan así”, expresó Ferreira, quien dejó su natal Belo Horizonte hace casi 30 años para instalarse en Nueva York y más tarde mudarse a la Florida.
“Voy mucho a Brasil, aunque no por el tiempo que quisiera, me gustaría quedarme un mes. Siempre regreso allá al menos por una semana o fin de semana para ver a mi familia”, agregó.
Es que además de ser arraigados a sus costumbres, los brasileños tienen algo en común: cualquier motivo es pretexto para celebrar, ya sea por la Independencia, día en el que suelen descartar los coloridos desfiles de las escuelas de samba, para dar paso a una celebración más solemne, que incluye el recorrido por las calles de Brasilia del Rolls-Royce presidencial, que este año será ostentado por el sucesor de Dilma Rousseff, Michel Temer.
“El pueblo aprovecha cualquier cosa mínima para ser feliz, un día de Sol, un feriado. No importa si está pasando lo peor en la política, existe un día tras otro. Hoy se celebra un momento muy especial en Brasil, como brasileña estoy muy orgullosa”, afirmó Ferreira.
Si bien en Brasil el mes de septiembre fue dedicado a las festividades por la Independencia como junio fue otorgado a la natividad de San Juan Bautista, los descendientes del Gigante del Sur no siempre han podido continuar esta tradición en el exterior, aunque no ha sido por falta de voluntad.
La brasileña resaltó que en el año 2010, en Miami Beach se celebró el Brazilian Day, ocasión que recuerda como la única fiesta popular brasileña que haya presenciado en la Capital del Sol, algo que la entristece, pues conoce de otras celebraciones que toman lugar en Nueva York, Boston, entre otras ciudades. Y le gustaría que los brasileños en el sur de la Florida volvieran a tener la oportunidad de congregarse con motivo de esta importante fecha.
“Yo apoyé el Brazilian Day cuando ocurrió aquí. Creo que es una fiesta del pueblo brasileño que deberíamos tener aquí. Miami merece tener un Brazilian Day”, expresó la empresaria, que reveló que en los últimos días su agencia ha vendido muchos pasajes con destino a la Gran Manzana, y todos han sido tramitados por brasileños que viajan para ser parte de los festejos por el Día de la Independencia.
Algo de historia
Cuando en 1808 la corte de Dom João VI de Portugal se instaló en Río de Janeiro huyendo de la expansión napoleónica, la colonia brasileña pasó a tener un estatus privilegiado, pues ahora sería gobernada desde su estirpe, algo que facilitó las conspiraciones contra la corona portuguesa, así como la formación de movimientos separatistas que, aunque buscaban la liberación de Portugal, también apuntaban hacia un país divido que otorgaría autonomía a cada estado.
Después que la familia real regresó a Portugal, el príncipe Dom Pedro I no quiso acompañarla y desafiando la autoridad del rey permaneció en Brasil como príncipe regente y con intenciones de independizar a la colonia, autoproclamándose “defensor perpetuo de Brasil”.
Aunque el príncipe no pudo evitar que el conflicto llegara a las armas, la Guerra de Independencia de Brasil fue, de hecho, mucho menos sangrienta que las que liberaron a Hispanoamérica.
Luego de lograr aceptación en Minas Gerais, Dom Pedro buscó apoyo en São Paulo. Y el 7 de septiembre de 1822, al acercarse al río Ipiranga, en las afueras de Río de Janeiro, arrancó la insignia azul y blanca portuguesa de su uniforme y juró ante las tropas que lo acompañaban que liberaría a Brasil. Este pasaje de la historia brasileña se conoce como El grito de Ipiranga.
Y así quedó proclamada la Independencia de Brasil, de manos de quien más tarde fuera elegido como el primer Emperador del país, que aunque logró librarse del yugo portugués, no pudo evitar caer en manos dictadoras un siglo después.
Pero, ¿qué sería imposible para un país que ha sabido labrar su destino? Después de ser colonia se convirtió en imperio. También sobrevivió la etapa de la dictadura militar, y desde la triste época de la esclavitud ha sabido adornar su dolor con música, con ritmos africanos que a través del tiempo se han mezclado formando la rica cultura que existe hoy en día en Brasil, un país noble, que acogió en su seno a inmigrantes europeos, pero también firme, que supo ser imperialista para reclamar territorio y ahora democrático para destituir del poder a gobernantes demagogos.