Por Armando Regil Velasco
Por Armando Regil Velasco
La convicción de millones de mexicanos de defender al país de un intento de dictadura crece conforme se multiplican los desafíos. Los medios internacionales hacen eco de la amenaza autoritaria que avanza en México, alertando sobre el peligro: “A menos que el presidente cambie de rumbo rápidamente, la segunda economía más grande de América Latina corre el riesgo de volver a caer en un pasado más pobre, oscuro y represivo, habitado por los caudillos autoritarios que la región esperaba haber dejado atrás” afirma el Financial Times.
No me canso de repetir lo que un amigo venezolano me explicó para entender porque su país sigue bajo el yugo de la dictadura castro-chavista. “Hace muchos años, el chavismo dejó de ganar las elecciones, el problema es que la oposición sigue perdiendo.”
Por ello insisto que los mexicanos necesitamos entender esta realidad y evitar a toda costa que la oposición se fragmente, se diluya y se neutralice a sí misma. A estas alturas y con el deterioro que el mismo gobierno provoca, el riesgo no es que el partido en el poder vuelva a ganar, sino que la falta de una verdadera oposición unida pavimente el camino para que sigan gobernando los peores entre los peores.
El 1 de octubre, el movimiento que ha venido creciendo a nivel nacional, el Frente Nacional Anti-AMLO (FRENAAA) dejó ver que su músculo ciudadano es real y efectivo. En una marcha a la que asistieron personas de todas las edades y condiciones provenientes de todo México, más de 153,000 mexicanos (a quienes se les asignó número para llevar un conteo puntual) expresamos y exigimos la renuncia del Presidente haciendo eco a su declaración cuando días antes dijo en una mañanera: “A la primera manifestación de 100 mil personas en mi contra, me voy a Palenque.”
La cifra de la marcha fue muy superior pero como en tantas otras ocasiones, quien no tiene palabra, no sólo no cumplió sino que además se burló de la opsición en un intento por menospreciar y desacreditar una marcha que fue extraordinaria. “Desde toda la República quisimos tomarle la palabra y cada quien con sus propios recursos y muchos ayudando a los que no podían solventar el viaje nos fuimos a la Ciudad de México para asistir a una cita con la historia. Llegamos al Monumento a la Revolución y en orden tomamos una de las 3 filas interminables, en un ambiente de fiesta. Al llegar a la mesa de registro estaba un notario que nos marcaban el dedo y nos daba un número” cuenta Lety de 75 años quien viajó desde Querétaro con sus hijos y nietos.
“A diferencia de las manifestaciones que nos habían tocado la semana anterior donde los policías estaban pertrechados en sus escudos y los comercios cerrados, aquí los comerciantes aplaudían y apoyaban y nunca cerraron las puertas de sus locales. Llegamos al zócalo y en orden tomamos la otra mitad de la Plaza de la Constitución, entonamos el Himno Nacional y todo transcurrió en un ambiente de orden y respeto.”
“Para mí la marcha fue un camino lleno de emociones. Durante el recorrido, me encontraba rodeada por miles de personas; a donde mirara encontraba banderas, carteles expresando el sentir de la gente en contra de este gobierno. Todos vestían los colores nacionales, pero lo que más me llamaba la atención eran los números que cada uno de nosotros portaba. Era emocionante buscar el numero más grande y cada vez descubría un numero mayor” cuenta una joven de 18 años.
“El ambiente es una de las cosas que más me gustan de FRENAAA; es un movimiento incluyente, sin enfrentamientos, una lucha pacífica, en la cuál todas las personas nos apoyamos y nos tratamos con respeto, sin importar nuestras diferencias. Se sentía una fuerte vibra de unión.”
“Sé que muchos jóvenes no están enterados de la problemática a la que nos estamos enfrentamos al tener un presidente autoritario y represor, pero nosotros deberíamos de ser los más preocupados porque somos los que estaremos aquí en un futuro. Por eso, yo, los invito, a ustedes jóvenes de la República Mexicana, a informarse y a participar en FRENAAA para poder experimentar este sentimiento de patriotismo” afirma esta joven. Es importante conocer estos testimonios pues muchas voces cercanas y serviles al poder buscan desacreditar una marcha y un movimiento que son ejemplo de orden y civilidad.
Hace unos días se dio a conocer la creación de un nuevo movimiento ciudadano: “Sí por México” en donde más de 100 organizaciones de la sociedad civil se unen con 6 propuestas muy puntuales: 1) Sí a una democracia plena. 2) Sí a la seguridad y acceso a la justicia para todos. 3) Sí a una economía inclusiva que combata la pobreza y la desigualdad. 4) Sí a la salud y educación universal con calidad. 5) Sí a la equidad sustantiva de género y al combate de la violencia contra las mujeres. 6) Sí a un medio ambiente sano y sustentable.
Aún hay mucho por hacer desde la sociedad civil para recuperar a México. La esperanza es que poco a poco se consolida una masa crítica de ciudadanos para convertirse en el bloque opositor que le urge a México; ese contrapeso indispensable para detener, frenar y pronto empezar a revertir el daño profundo que la 4T y el gobierno están causando al país.
A México le urgen nuevas caras, nuevas propuestas que entusiasmen y liderazgos auténticos capaces de crear nuevas alternativas, pues más de lo mismo sólo le daría fuerza al tirano, quien no cesa de desacreditar a todos los que ya han tenido o aspiran a tener poder.
México necesita un solo bloque opositor en donde cualquier diferencia se ponga de lado para reconocer que la única prioridad es salvar a México de la tiranía, el autoritarismo y el intento de dictadura que buscan imponer desde el poder. Tenemos que evitar, a toda costa, caer en la trampa de la división. Cuidado con el ego de los líderes que avancen para consolidar la oposición. Ahí está una de las claves que puede salvar o condenar a México. Es momento de trascender cualquier diferencia para consolidar un solo bloque opsitor. Aún estamos a tiempo. Yo estoy aquí para luchar por México en UN SOLO bloque opositor. No importa si se llama “FRENAAA” o “Sí por México”. Lo peor que podemos hacer es dividirnos pues eso es lo que pretende el gobierno.