jueves 14  de  marzo 2024
TESTIMONIO

Naty Revuelta, la amante de Fidel Castro

Naty Revuelta era una persona sencilla, aunque de amplia cultura. Conmigo, por lo general, conversaba sobre libros y asuntos culturales

LA HABANA, Cuba — Un encuentro casual me permitió relacionarme y hacer amistad con Natalia Revuelta Clews, más conocida como Naty Revuelta, la bella aristócrata habanera que fue amante de Fidel Castro y tuvo una hija con él, Alina Fernández, reporta CubaNet.

El encuentro se produjo hace una veintena de años en la librería El Ateneo, en Línea y 12, donde yo trabajaba. Naty Revuelta, que ese día había asistido para la presentación de un libro del poeta Rafael Alcides, me pidió conseguirle un ejemplar de la obra “Destinatario: José Martí”, de Luis García Pascual, y me dio su dirección para que cuando lo tuviera, se lo llevara a su casa. Eso hice varios días después.

La vivienda de Naty estaba ubicada en la calle 35 esquina a 28, en el reparto Kholy, Nuevo Vedado; una zona habitada casi exclusivamente por dirigentes del gobierno y sus familias.

La casa, que aún existe, está encima de un promontorio de piedra. Se accede a la misma por una escalera curvilínea. Una puerta de hierro y cristal de dos hojas da entrada a un pequeño recibidor. A la izquierda hay una habitación que funge de despacho y biblioteca; a continuación están el comedor y la cocina, desde la cual, cruzando el patio, se llega a un cuarto de servidumbre. A la entrada, la sala y la saleta que conducen también al patio, y a la izquierda, los dormitorios y una terraza enrejada, en la cual Naty gustaba de recibir y conversar con sus visitantes. Debajo, por la calle 28, está el garaje para dos autos. Naty tenía un VW que manejaba con destreza.

En la casa había varias obras de arte, entre ellas un retrato al óleo con un traje de fiesta que le realizara Félix de Cossío a Naty, y muebles de estilo. Naty me confesó que gracias a los bienes de su patrimonio familiar, que vendía cuando tenía necesidad económica, podía mantener su morada.

Naty Revuelta era una persona sencilla, aunque de amplia cultura. Dominaba tres idiomas y era graduada en filología. Excelente anfitriona, tomaba café o té con sus amigos mientras charlaba sobre temas variados. Conmigo, por lo general, conversaba sobre libros y asuntos culturales. Pero algunas veces me habló de sucesos muy interesantes de su vida.

En la terraza, rodeada de plantas y piezas de arte, me habló de cómo ayudó a Fidel Castro a comprar las armas para el asalto al Cuartel Moncada, al empeñar sus joyas y darle dinero de su cuenta bancaria.

Una vez me contó que cuando Fidel Castro, a inicios de los años 60´, la sacó sin razón alguna del Instituto Cubano del Petróleo, donde trabajaba, se vio en aprietos para mantener a sus hijas.

Tal vez en compensación, Fidel Castro la envió en misión diplomática a Francia junto a su hija Alina, para traer a Cuba al científico André Voisin, quien moriría en La Habana y sería sepultado en el Cementerio de Colón. A su lado, años después, fue enterrado el primogénito del dictador, Fidel Castro Díaz-Balart, después de haberse suicidado.

Con el tiempo, las confesiones de Naty se fueron haciendo más íntimas.

Un día me enseñó una carta que Fidel Castro le envió en 1954 desde el Presidio Modelo de la Isla de Pinos y me dijo: “Lea esto y dígame si usted cree que es la carta de un hombre enamorado”. En aquella carta, Fidel hablaba de sus ideales políticos y apenas de amor.

Otro día me contó que el regalo de boda que Fidel Castro le hizo a su hija Alina fue una caja de refresco Son, que en aquella época valía un peso y veinte centavos.

Desde su acogedora terraza, Naty me señaló un día el edificio que hay enfrente y me explicó que de allí, en 1993, salió Alina disfrazada para salir de Cuba, ya que su padre le negaba el permiso para que emigrara.

Escuché de sus labios cómo ella le confesó a su esposo su relación extramatrimonial con Fidel Castro y que Alina no era hija suya, sino del dictador. Aun así su honorable esposo, aunque optó por el divorcio, aceptó darle su apellido a Alina.

Naty acordó con Fidel Castro no revelar que Alina era hija suya. Pero varios años después, entrevistada para una revista española, confirmó la paternidad de Fidel. Cuando me mostró la revista donde fueron publicadas sus palabras, me dijo que no quería morirse sin decir esa verdad.

Naty Revuelta falleció en marzo de 2015, a los 88 años.

Según me dijo en una de las últimas ocasiones en que conversamos, hizo su testamento a favor de su nieta, la hija de Alina, legándole la casa y todas sus pertenencias.

La casa aún está allí, pero desconozco quien vive en ella, y si se cumplió la última voluntad de Naty.

Por: JORGE LUIS GONZÁLEZ SUÁREZ

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