jueves 22  de  mayo 2025
MENSAJE POR NAVIDAD

Obispos Católicos de Cuba: "El pueblo cubano siente que transita en medio de la noche"

La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba publicó este domingo, desde La Habana, su mensaje dedicado a los cubanos en fechas previas a la Navidad

Diario las Américas | GRETHEL DELGADO
Por GRETHEL DELGADO

MIAMI.- "Los invitamos a celebrar la Navidad en familia y en la comunidad cristiana". Esta es la invitación de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, cuyo mensaje por Navidad fue publicado este domingo en la página Vida Cristiana, en Facebook.

"Los salarios de la mayoría no alcanzan para nutrirse adecuadamente, sin pensar en otras necesidades que los seres humanos tenemos para vivir con dignidad. Se sigue echando de menos en el hogar y en la comunidad cristiana a los presos", se lee en el texto.

La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba constituye una entidad de la Iglesia católica que agrupa a todas las diócesis y arquidiócesis presentes en la isla. Su presidente es el Excmo. Mons. Emilio Aranguren Echeverría, Obispo de Holguín; y el vicepresidente es el Excmo. Mons. Arturo González Amador, Obispo de Santa Clara.

Asimismo, la página Vida Cristiana compartió una reflexión dominical redactada por el director de Vida Cristiana, Eduardo García Tamayo, SJ.

Mensaje por Navidad

Queridos hermanos y hermanas:

“El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierra de sombras, y una luz les brilló”. Is. 9,1

Se aproxima la Navidad y nos parece que el texto del profeta Isaías refleja bien la situación y el anhelo de tantos pueblos de la tierra. En efecto, guerras antiguas y nuevas con sus secuelas de destrucción y muerte, polarizaciones y conflictos que impiden el diálogo, emigrantes que huyen de la pobreza y de las bombas, eventos naturales consecuencia del cambio climático, la injusticia económica, social, la falta de libertad… nos presentan un caminar en tinieblas para tantos, quizá demasiados.

También el pueblo cubano siente con frecuencia que transita en medio de la noche. Estamos terminando un año muy difícil, porque la situación respecto a la alimentación, los medicamentos y los servicios en general es dramática. La emigración creciente de niños, jóvenes, familias enteras, obreros y profesionales añade al sufrimiento por las carencias materiales, el dolor de la separación, y va dejando a muchos adultos mayores en la soledad y el desamparo. Los salarios de la mayoría no alcanzan para nutrirse adecuadamente, sin pensar en otras necesidades que los seres humanos tenemos para vivir con dignidad.

Se sigue echando de menos en el hogar y en la comunidad cristiana a los presos. En el corazón y en los rostros de tantos hermanos nuestros hay confusión, tristeza y desesperanza. La economía no acaba de despuntar como se preveía, y la posibilidad de enriquecernos con las legítimas opiniones y pensamientos plurales, no se reconoce y valora suficientemente.

“Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en tu presencia”. Is. 9,2

El profeta Isaías contempla que, en ese pueblo triste, Dios hará crecer la alegría. Es también nuestro deseo y nuestra súplica. Que Dios conceda alegría, paz, sosiego y esperanza a su pueblo. Sin estos sentimientos en el corazón, el ser humano pierde el entusiasmo por la vida, la capacidad de emprender iniciativas y de movilizarse para realizarlas. Tenemos que crear entre todos, con responsabilidad y empeño, las posibilidades reales para que el pueblo cubano que es alegre, creativo, emprendedor desarrolle todas sus potencialidades. Y podamos encontrar en la Patria los ámbitos y la libertad para desarrollar los proyectos de vida personales, familiares y comunitarios.

“Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado: lleva a hombros el principado, y es su nombre: Maravilla de Consejero, Dios guerrero, Padre perpetuo, Príncipe de la Paz”. Is. 9,5

La alegría que Isaías vislumbra tiene que ver con el nacimiento de un niño. Esa profecía se cumple en Navidad. Dios envía a su Hijo eterno al mundo, y en el seno de la Virgen María, el Dios inmortal se hace un hombre, uno como nosotros, alguien que comparte ahora y para siempre nuestra vida, nuestras limitaciones, nuestros sufrimientos y fatigas. Jesucristo es ese Niño al cual se refería el profeta. Y en Navidad recordamos y celebramos cuánto nos ama Dios, cuánto el hombre es importante para un Dios que se ha hecho hombre. ¡Nunca estamos solos! ¡Dios camina con nosotros!

Los invitamos a celebrar la Navidad en familia y en la comunidad cristiana. A pesar de las limitaciones, debemos vivirla desde la hondura a la que el Señor nos llama. Que sea un tiempo bueno para compartir en el hogar, para visitar a los enfermos y a los que están solos, para rezar más, para leer y meditar la Biblia.

Que las celebraciones en las Iglesias, contemplando el Nacimiento y el árbol de Navidad, nos ayuden a ser mejores, a buscar a Dios y abrirle nuestros corazones. Que cada niño pueda recibir un presente el día de Reyes. Que podamos regalarnos sonrisas, compañía, tiempo para escucharnos y reconciliarnos. Y que al acoger a Jesucristo en nuestras vidas, retomemos o renovemos el camino de la fe. Porque solo viviendo en coherencia con la fe, recibiremos la salvación y la vida eterna que el Niño Dios nos ofrece.

¡Feliz Navidad! Dios bendiga a nuestras familias y a todos los cubanos. Dios bendiga a Cuba.

Los Obispos Católicos de Cuba.

La Habana, 10 de diciembre de 2023.

Mensaje por Navidad de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, 2023.
Mensaje por Navidad de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, 2023.

Mensaje por Navidad de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, 2023.

Reflexión dominical (publicado en Vida Cristiana)

De la Mesa del Director:

II Domingo de Adviento, ciclo B

Por lo provisional a lo definitivo (Mc. 1, 1-8)

Por Eduardo García Tamayo, SJ

El Evangelio de Marcos se inicia en el pasaje de hoy: “Comienza la buena noticia de Jesús, el ungido, Hijo de Dios”. Así, sin mencionar el nacimiento ni la juventud de Jesús, ubicándonos ante el Jesús adulto a punto de realizar su proyecto, la Buena Noticia anunciada y vivida.

A continuación, Marcos presenta una figura singular, un profeta descolocado, en un escenario inesperado: Juan Bautista, hijo de sacerdote, que predica y bautiza lejos del templo, en el desierto. Anuncia un visitante, pero sin darse los signos de la relevancia de aquel a quien anuncia, el Señor que visita a su pueblo. Hay que prepararle caminos por una ruta que pasa por el corazón de quien siente el llamado. Dios pide cambiar el corazón, confesar los pecados y bautizarse con agua. Trabajo interior: revisar la vida y enmendarla.

Juan habla de lo nuevo que llega. Pero no es el premio de una lotería ni el aviso a un pobre de la herencia dejada por un pariente rico. Es un tiempo nuevo, que será bueno para todos, y no solo para unos pocos afortunados. La novedad del don que se aproxima, asunto de todos, exige el esfuerzo de cada uno para hacerse merecedor del don, aunque este siempre supere en categoría al que lo recibe.

Finalmente, Juan se revela. Él es testigo, señal que apunta al Mesías, misión vivida desde la pequeñez, según lo que cree ser ante el que viene detrás, que lo puede todo: −Yo ni siquiera doy para servirle humildemente. Lo que yo hago es pura provisionalidad; lo que Él hará por Uds. es lo definitivo. No confundan al mensajero con el mensajero. Busquen y quédense con la roca, no con la arena. Él los pondrá en manos de quien los llevará más lejos, bautizándolos en el Espíritu Santo. Juan presenta lo que será la base del nuevo Israel, un pueblo de hermanos y hermanas habitados por la Palabra de Jesús y guiados día a día por el Espíritu Santo.

Y así queremos entrar en el nuevo año ya cercano. Con el corazón lleno de esperanza en que pueda -aun cuando muestre mala cara- ser un año de bien para todos y acompañados del que puede confortarnos y guiarnos en medio de la realidad crucificante, la cotidianidad cubana del primer cuarto del siglo XXI.

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