MIAMI – Las imágenes de la violenta ocupación a la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Managua por la dictadura de Daniel Ortega rodaron por el mundo. Agentes armados de fusiles AK, de la Dirección Operaciones Especiales de la Policía (DOEP), custodian ahora el edificio. El remate llegó horas más tarde, la confiscación de la propiedad y la incautación de los archivos del organismo.
El exembajador de Panamá en la OEA, Guillermo Cochez, calificó la acción sin precedentes y afirmó que Ortega está ignorando el clamor internacional en torno a las denuncias de lo que está sucediendo en Nicaragua y se “aferra a su posición de paria”.
El régimen retiró las credenciales de sus funcionarios en la OEA en Washington, expulsó a ese organismo de Nicaragua y anunció su retiro de esa instancia regional, pese a que inició ese proceso en noviembre del 2021.
“No tendremos presencia en ninguna de las instancias de ese diabólico instrumento de la mal llamada OEA”, así anunció el régimen su retirada, a través de un comunicado leído por el canciller Denis Moncada.
“Tampoco tendrá ese infame organismo en consecuencia oficina en nuestro país. Su sede local ha sido cerrada. Al renunciar a ese mecanismo infernal del cual nos retiramos inmediatamente en absoluta dignidad”, leyó Moncada el comunicado, que estuvo plagado de epítetos.
El exembajador Cochez aseguró que las acciones de Ortega ofrecen una mala señal ante el mundo porque la OEA goza de una serie de fueros y privilegios como organismo diplomático, igual que la sede de una embajada.
“Ocupar y sitiar una embajada, impedir el ingreso o salida del personal es una violación al derecho internacional, Ortega está violando los convenios existentes de protección y salvaguarda de los diplomáticos, está incurriendo en una serie de violaciones muy grandes con eso tipo de acciones”, aseveró.
En ese sentido, el diplomático explicó que las acciones del gobernante sandinista perjudican únicamente a los nicaragüenses “porque al separarse de la OEA, inmediatamente (sale) del fuero protector de entidades como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que es un organismo creado por los países miembros de la OEA”, entre otras instancias.
Policía OEA
Oficiales de la Dirección de OPeraciones Especiales de la Policía en la sede que ocupó la Organización de Estados Americanos (OEA), en Managua, Nicaragua.
Captura de pantalla/19 digital/portal de la dictadura sandinista
Entre tanto, el nicaragüenses Carlos Fernando Carrillo, a quien llamaremos así por razones de seguridad, un experto en Diplomacia y Relaciones Internacionales sostiene que la labor del organismo no ha sido beligerante.
“La OEA ha sido tan ineficiente con la dictadura en Nicaragua que fue el régimen quien terminó expulsándolos antes de que la organización regional pudiera contundentemente haberlo hecho desde hace mucho tiempo”, aseguró.
Cochez dijo que, aunque la OEA no tiene ningún poder coercitivo, la salida de Nicaragua debe cumplir un procedimiento que demora dos años.
Carrillo coincide con el planteamiento y afirmó que “el país no es quien decide cuándo y cómo romper, aunque [Nicaragua] está en un proceso de salida de la OEA, mientras no transcurran los dos años se debe sujetar a lo que el organismo determine. Esperemos que sea para aplicar la Carta Democrática Interamericana o la ilegitimidad y desconocimiento formal, y el cerco diplomático, político y económico contra la dictadura junto con las medidas de presión, sanciones y juicios pertinentes”, apuntó.
La OEA expresó a través de un comunicado que “Nicaragua es miembro pleno de la organización y debe cumplir con todos sus compromisos. El artículo 33 de la Carta de la OEA garantiza la inmunidad de sus actividades en los países miembros”.
“Exigimos al gobierno nicaragüense el respeto a las obligaciones que hoy rigen su relación con la OEA y con toda organización internacional de la cual Nicaragua es parte”, añadió.
Y sobre la incautación de los archivos, el organismo señaló que las “oficinas, archivos y documentos gozan de la más absoluta inviolabilidad. Su violación por las autoridades nicaragüenses les hace internacionalmente responsables por sus consecuencias”.
Al régimen poco le importa el argumento de la OEA, horas más tarde anunció la confiscación del inmueble, una práctica propia del sandinismo que aplicó durante la primera etapa del régimen, cuando grandes mansiones y valiosas propiedades quedaron en manos del gobierno.
Consecuencias
El exembajador Cochez estima que Ortega podría enfrentar problemas con las solicitudes de créditos y los desembolsos al abandonar el organismo regional.
“Va a afectar los desembolsos de los organismos financieros internacionales a Nicaragua porque ya Ortega sacó a Nicaragua como miembro de los organismos regionales”, expresó el diplomático.
Pueblo huérfano
Pese a que el 80% de los nicaragüenses no respaldan al régimen sandinista, los nicaragüenses carecen de líderes en la oposición. Mientras los siete exaspirantes presidenciales que estaban supuestos a competir con Ortega en las elecciones de noviembre de 2021 permanecen en la cárcel, han sido condenados con sentencias que oscilan entre los ocho y 13 años.
Aun así, la oposición no logra unirse. Muchos responsabilizan a miembros opositores de estar vinculados al sandinismo disidente y a la empresa privada por el desmantelamiento de las protestas de abril, cuando atendieron el llamado de Ortega para “negociar”, acción que terminó oxigenando a la dictadura y le permitió organizar a paramilitares y ejecutar operaciones de ‘limpieza’.
Luciano Montti, un intelectual y analista a quien identificaremos con ese nombre por razones de seguridad afirmó que en este momento “el pueblo no tiene líderes, está huérfano. Aquí hay una situación poco o nada perceptible, la oposición mayoritaria y desorganizada es el pueblo. La oposición mediática y publicitariamente estructurada es sandinista globalista”.
A su juicio, lo que define como “sandinismo globalista” que antes gobernó con Ortega, “terminará amarrando con el sandinismo oficial inconforme, la comunidad internacional lo bendecirá y reconocerá y nuestro mal solo cambiará de mano. No es pesimismo, es frustración de ver tanta infamia de la clase política corrupta y el gran capital mafioso”, apuntó.
Montti se refiere a las pugnas internas dentro del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), los llamados combatientes históricos, en su mayoría paramilitares que hoy se enfrentan al control que ejerce la vicepresidenta Rosario Murillo en ese partido, y que el sandinismo disidente los recibe con buenos ojos.
@FloresJudith7
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