ESPECIAL
@ernestojt
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LIMA. - El proceso electoral en Perú que convoca a los electores a las urnas el 11 de abril ha tenido lugar en medio del impacto de la pandemia del COVID-19. En estos comicios generales están en juego la Presidencia de la República y el Congreso unicameral, con 18 candidatos en liza por el sillón de jefe de Estado, pero sin ningún claro favorito, lo que da por hecho que deberá realizarse una segunda vuelta prevista para el 6 de junio.
Tras cinco años de crisis política y enfrentamientos entre el Ejecutivo y el Legislativo, que derivó en una sucesión de cuatro presidentes que llegaron al poder tras renuncias y destituciones, unos 25 millones de peruanos votarían para elegir al próximo mandatario y a los 130 congresistas para el período constitucional 2021-2026.
Los efectos de la pandemia en la nación andina ya se extienden por más de 14 meses, lo que ha conducido a una campaña electoral tibia, sin concentraciones masivas o grandes actos. Asimismo, estos comicios tienen como principal rasgo ser de los más disputados del país sudamericano.
De acuerdo con diversas encuestas y simulacros electorales, hay siete candidatos con oportunidad real de alcanzar la segunda vuelta: el excongresista Yonhy Lescano (centroizquierda populista), la excongresista Keiko Fujimori (derecha populista, hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori), el economista Hernando de Soto (derecha), el empresario Rafael López Aliaga (ultraconservador), la antropóloga izquierdista y excongresista Verónika Mendoza, el exfutbolista y exalcalde de un distrito de Lima, George Forsyth (centroderecha), y la sorpresa de las últimas encuestas, el profesor y dirigente sindical de izquierda radical Pedro Castillo.
“Estamos en un escenario que no hemos vivido antes. No es la primera vez que hay empate estadístico, pero [cuando faltaban] cinco días, se sabían los candidatos que pasaban a la segunda vuelta” afirmó Urpi Torrado, directora ejecutiva de la firma de estudios de opinión pública Datum, en una conferencia con corresponsales extranjeros.
“Estamos frente a un elector que está muy descontento con las alternativas y en una campaña atípica sin el contacto”, explica Torrado, a causa de la pandemia.
En algunos sondeos se ha observado un empate técnico por el primer lugar entre cuatro contendores, y en otras, el segundo lugar que lleva a la segunda vuelta se disputa entre otros cuatro postulantes. Sin embargo, ningún candidato supera los 12 puntos y las diferencias del primero al séptimo lugar oscilan entre los 4 y 5 puntos porcentuales.
“Son las elecciones más fragmentadas de la historia, nunca hemos llegado a la víspera con tantos candidatos con opciones”, opina por su parte Alfredo Torres, presidente de la encuestadora Ipsos Perú.
Esta misma fragmentación conduciría, afirman los encuestadores, a que el Parlamento podría resultar conformado por alrededor de 10 partidos políticos, pero ninguno con una amplia mayoría, lo que representa un reto para la gobernabilidad y la articulación de los programas de gobierno durante el próximo quinquenio, con el recuerdo de las distintas crisis políticas vividas en el período constitucional que está por culminar.
Pandemia, delincuencia y crisis económica
De acuerdo con un estudio de la encuestadora Ipsos, elaborado un par de semanas antes de los comicios, 56% de los peruanos considera que el principal problema que debe abordar el nuevo gobierno es la crisis sanitaria por el COVID-19. Le sigue en importancia el combate a la delincuencia (46%), la promoción de la inversión y el empleo (45%), y la mejora de la educación (43%).
Resulta llamativo que la lucha contra la corrupción, el tema que dominó la opinión pública y la agenda política desde 2016 hasta la irrupción del coronavirus, aparece en un quinto lugar con 40% de las personas opinando que debe ser la prioridad del nuevo gobierno que iniciará el 28 de julio.
Sin embargo, la corrupción y el desgaste de la clase política sí han hecho mella en las preferencias de los votantes, puesto que se espera que al menos uno de cada cinco votos sea en blanco en la elección presidencial, y casi cuatro de cada diez en la elección legislativa, en un sistema electoral en el cual el sufragio es obligatorio, so pena de una multa.
Sobre esta indecisión la jefa de Estudios de Opinión del Instituto de Estudios Peruanos, Patricia Zárate, dijo a finales de marzo que “llegaremos a las elecciones del 11 de abril con el escenario fragmentado que hemos visto a lo largo de toda la campaña electoral, y, además, poco representativo. Sigue existiendo un porcentaje importante que no elige a nadie”.
A escasos días de la fecha de los comicios y ante la magnitud de votos en blanco o viciados que se prevé, Zárate observa que “hay un problema de representación política. Hay desinterés en la campaña porque hay sectores (de la población) que tienen que pasar el día a día viendo cómo salen de la crisis económica y sanitaria”.
La pandemia del COVID-19 ha dejado en Perú casi 54.000 muertos, con 1,6 millones de casos confirmados. A la fecha 600.000 personas han sido vacunadas en el país desde que se iniciara el plan de inmunización a principios de febrero, en medio de críticas por la lentitud del programa y de escándalos por la vacunación secreta de varios ministros y funcionarios de gobierno, incluyendo al expresidente Martín Vizcarra, quien ahora es candidato al Congreso por Lima y que fue vacunado junto con su esposa en octubre del año pasado.
Todos los candidatos hablan de asegurar las vacunas para los peruanos, aunque algunos como Hernando de Soto -quien dijo que se vacunó en Estados Unidos- detalla que permitirá que sean los privados quienes importen y apliquen las vacunas, y que el Estado peruano subsidiará a quienes no puedan pagarla.
Además, varios candidatos mencionan la ampliación del deficiente y colapsado sistema de salud, a través de la construcción de hospitales o ambulatorios, y con el aumento del presupuesto nacional de salud pública (junto con educación) a valores entre 6 y 10% del PIB.
Respecto a la crisis económica el panorama es complejo. El confinamiento total por la pandemia que duró más de tres meses en 2020 se reflejó en una caída de 11,1% en el PIB, luego de que la economía se paralizase por medidas de bioseguridad como toques de queda, reducción de aforos en comercios o cierre de algunas actividades como cines, discotecas, playas en temporada alta o turismo.
La contracción económica causó la pérdida de 2,1 millones de empleo en 2020, según datos oficiales, aunque se espera que Perú este año expanda su economía 8,5%, según la previsión del Fondo Monetario Internacional (FMI).