En una situación de virtual empate, los estudios de opinión muestran una tendencia en la que hay un aumento de las preferencias por Fujimori. Manuel Saavedra, gerente de la encuestadora CPI, señala que la brecha en favor de Castillo “se está acortando, quizás la brecha no sea de dos puntos o uno, sino menos de un punto, sobre la base de una serie de tendencias que estamos evaluando”.
También expone que Fujimori cambió su estrategia a seducir a los indecisos para tratar de expandir su base de votos, y por ello -dice Saavedra- ha visitado circuitos electorales donde los votantes aún no escogen su opción.
Por otra parte, el voto en el extranjero, principalmente de Chile, Estados Unidos y España, países donde vive la mayor cantidad de peruanos habilitados para los comicios, podría hacer diferencia. Según Alfredo Torres, presidente de la encuestadora Ipsos, esto podría darle a Keiko Fujimori medio punto porcentual a su favor, una cifra apreciable en una elección tan reñida.
El contexto de esta elección, en medio de una crisis sanitaria y económica derivada de la pandemia del covid-19 (11% de caída del PIB en 2020 y más de 185.000 fallecidos por coronavirus en 15 meses), ha servido como elemento de campaña.
En el caso de Castillo es un candidato antisistema que ofrece un cambio para los peruanos de las clases más pobres y de las provincias, que han carecido de servicios de salud, educación, vivienda o empleo de calidad tras décadas de olvido del Estado peruano.
En cuanto a Keiko, hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori (quien promulgó la actual Constitución en 1993 y dio un vuelco neoliberal al modelo económico y social del país), ofrece reformas y una atención largamente postergada hacia esas clases menos favorecidas, en buena medida a través de programas de ayuda y bonos catalogados por muchos como populismo.
Pero a diferencia del socialismo de Castillo, que afirma tener como ejemplos a seguir al ecuatoriano Rafael Correa y al boliviano Evo Morales, Keiko Fujimori promueve mantener el modelo económico de libre mercado que ha dejado un crecimiento promedio de 5% del PIB de 1993 a 2019.
Errores y rechazos
La campaña de Pedro Castillo, un maestro de escuela rural desconocido para la gran mayoría de los peruanos hasta hace un par de meses, ha cometido una serie de errores que los analistas consideran no le han hecho mucha mella por el amplio rechazo que genera Keiko Fujimori, acusada de lavado dinero y corrupción en el escándalo de Odebrecht, y asociada al legado de su padre, quien fue condenado por la justicia peruana por corrupción y crímenes de lesa humanidad durante su década en el poder durante los años 1990.
La consultora Giovanna Peñaflor, asesora de campañas electorales y vicepresidenta del Centro Interamericano de Gerencia Política, afirma que Castillo, que logró pasar de 18% de los votos en la primera vuelta a un piso de 40% de votantes para la segunda ronda, creció “no porque esos votantes sean de izquierda, sino que son anti Keiko”.
Durante una conversación de varios encuestadores con la prensa extranjera en Lima Peñaflor explica que “desde los años 90 Perú en su conjunto compró todo el paquete liberal. Dijimos que sí a privatizaciones, concesiones, etc, y esto no quiere decir que no se quieren cambios, sino que el cambio que se quiere es inclusión al sistema y dejar de ser el último en la cadena alimenticia, que es lo ocurrido en los últimos 30 años”.
Otros fallos en la candidatura de Castillo han sido la conformación de su equipo técnico y el papel que tuvo este en el debate de asesores, donde el fujimorismo salió mucho mejor parado con propuestas más concretas; y una desacertada declaración de Castillo hecha esta misma semana, donde explicaba que los feminicidios en Perú son “producto de la ociosidad que genera el mismo Estado, la desocupación, la delincuencia”.
Para Urpi Torrado, gerente general de la encuestadora Datum, esta declaración “ha impactado negativamente en un sector”. Entre las mujeres Castillo cuenta con 37,6% de la intención de voto frente al 43,9% de Fujimori, según Datum. Cabe acotar que Perú en 2020 tuvo 131 feminicidios, y en 2021 ya suma 45.
También se cuenta como impulso a la campaña de Fujimori el rechazo generado por el atentado de la guerrilla terrorista de izquierda Sendero Luminoso ocurrido el 22 de mayo, que mató a 16 personas, incluyendo dos niños, en un ataque en un remoto poblado en un valle cocalero en el centro de Perú, a unos 400 kilómetros de Lima.
Profunda incertidumbre
Las dudas respecto al futuro político y económico surgen tanto en el posible desenlace electoral como en el devenir de la situación política del país, en crisis desde 2016 y con cuatro presidentes y dos Congresos desde entonces.
Hay que considerar lo que significa el peso de la crisis sobre las opciones de los competidores, que llegaron a esta instancia tras una primera vuelta con la asombrosa cifra de 18 candidatos.
Al respecto Fernando Tuesta, doctor en Ciencias Sociales y profesor universitario en Ciencias Políticas, indica que la campaña ha sido “de polarización de extremo en medio de una fragmentación política y una crisis extrema económica y sanitaria, y que tiene implicancias en la estructura del voto. Son dos candidatos votados en primera vuelta por apenas un tercio de los votos emitidos. Es una cifra pequeña”.
Gonzalo Banda, analista y profesor universitario de Ciencias Políticas, subraya que la bancada parlamentaria con la que contaría Castillo, aún siendo la mayor, no superaría los 50 escaños en un Congreso de 130 miembros.
Esto le dificultaría llevar adelante sus promesas electorales puesto que “muchas de sus propuestas (nacionalización de explotación de recursos naturales, cambios tributarios, reformas educativas) pasan por reformas legislativas inicialmente”, y en un breve plazo de pocos meses tendría que empezar a lidiar con demandas sociales, afirma Banda.
Sobre el desenlace electoral Tuesta señala que si hay un resultado ajustado posiblemente el perdedor no lo acepte. “El mejor escenario es que el ganador lo haga con 4 o 5 puntos para que no sea cuestionado”, en un entorno de alta polarización.
Y valora los retos como muy cuesta arriba, con escenarios poco optimistas. “Hay una acumulacion de demandas que sobrepasan las posibilidades de cualquier gobierno”, y destaca que la figura de Castillo “va más allá de él, es el vehículo donde la gente quiere que se le represente”.
En cuanto a Fujimori, señala que “al haber tenido que formar una coalición muy amplia y hasta contradictoria”, con elementos que “pasarán a cobrar por caja cuando esté en el poder”, en alusión al precio de los apoyos logrados.