MIAMI.- El derribo de la estatua de Tomás Estrada Palma de la Avenida de los Presidentes, o Calle G, de la cual sobrevivieron los zapatos, y la manipulación de su quehacer como presidente en los libros después de 1959 en la isla, no han logrado desvirtuar su imagen.
Tengo en mis manos un ejemplar de Antes de Cuba libre: el surgimiento del primer presidente Tomás Estrada Palma, de la doctora en Filosofía Margarita García, profesora emérita de la Universidad de Montclair, de New Jersey. Este libro, publicado en 2015 por la Editorial Betania, aborda la biografía de Estrada Palma antes de que asumiera la presidencia de Cuba en 1902 y recurre a archivos y fotos que hasta el momento eran inéditos.
Como advierte la autora al inicio del libro, la idea de concebir este estudio surgió de forma accidental, tras hallar “un letrero en la ruta 32 en New York que anunciaba el pueblo de Central Valley, donde Tomás Estrada Palma había fungido como maestro y director de una escuela de su nombre”.
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Letrero en la ruta 32 que señala el pueblo de Central Valley, donde vivió Tomás Estrada Palma.
Cortesía/Margarita García
Sobre el proceso de investigación, García enumeró a DIARIO LAS AMÉRICAS algunos de los sitios que visitó en busca de las huellas de Estrada Palma. “Fuimos a Central Valley [al norte de Nueva York], donde encontramos muchos documentos importantes, y residentes amables que estaban al día de lo que había hecho Estrada Palma en su tiempo allí. También fuimos a visitar el Castillo en España [Figueres, Cataluña] donde estuvo prisionero, y Tegucigalpa, Honduras, donde fungió como Jefe de Correos y donde conoció a su futura esposa”, señaló García.
Se trata de una biografía del detalle, donde no faltan profundas lecturas del entorno social, político y cultural del cubano. Basada en periódicos de la época, en documentos originales, testimonios y estudios previos, la autora ahonda en el carácter de Estrada Palma a partir de hechos puntuales que lo definieron como un hombre honrado, austero y leal a sus principios.
Resulta interesante que el primer presidente de la República de Cuba estuviera tantos años fuera de la isla. Como apunta la autora, un previsor Martí le había encomendado a Estrada Palma que estuviera a cargo del Partido Revolucionario Cubano. “Cuídeme el Partido; Cuba le pagará mañana”, cita García al apóstol en su ensayo.
En efecto, tras la muerte de José Martí, Estrada Palma había tenido que trasladarse a Nueva York para atender la Junta Cubana (Delegación del Gobierno Cubano en Guerra). Su labor organizativa durante la Guerra de Independencia entre 1895 y 1898 se basó, como recoge García en su investigación, en la “dirección de todas las actividades diplomáticas de los mambises, la recolección de fondos, preparación y envío de expediciones armadas”. Previamente, durante la Guerra de los Diez Años, había fungido como Presidente de la República en Armas.
En el estado de Nueva York, asume la creación del Instituto Estrada Palma, en Central Valley. De su labor en este centro educativo, como cita la autora del libro, Martí diría que era “puntilloso y constante, que gobernó ayer una república y hoy gobierna su colegio afamado con todas las enseñanzas y prácticas necesarias para el bienestar independiente del hombre trabajador en la dignidad republicana”.
Pero no imaginaba que la isla de la que había salido como prisionero hacía más de 20 años le llamaría otra vez. Estrada Palma fue elegido presidente in absentia el 31 de diciembre de 1901.
“Cuando fue elegido presidente el 31 de diciembre de 1901, a los 66 años, Estrada Palma estaba en Central Valley”, detalló la escritora.
Su regreso a Cuba consistió en un emotivo periplo por varias regiones de la isla. Fue recibido con vítores y carteles por los residentes de Gibara, en la zona oriental de Cuba. “El pedazo de tierra que pisó fue guardado para ponerse en un museo; el cemento donde primero caminó lo partieron en nueve pedazos y los distribuyeron entre sus ilustres acompañantes”, narra la autora en su estudio.
De ahí fue a su natal Bayamo y enterró finalmente los restos de su madre, Doña Yaya, que había muerto de hambre tras ser capturada y abandonada en la manigua por soldados españoles, en 1873. Otro de los episodios entrañables del regreso de Estrada Palma a Cuba fue su paso por el Cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba, donde dejó, en las tumbas de Carlos Manuel de Céspedes y José Martí, dos coronas de flores con el mensaje “Ya tienes patria”.
Una vez en La Habana, el 20 de mayo se izaron banderas cubanas, acto que se replicó en todo el país. “El 20 de mayo de 1902 fue la culminación de 30 años de esfuerzos por la liberación de Cuba de España. El Congreso de EEUU había declarado que ‘Cuba es, y por derecho debe ser, libre e independiente’. Y lo fue”, expresó la investigadora.
Sin embargo, a nuestros días han llegado diferentes versiones de la figura de Estrada Palma, entre ellas, la que ha reinado en Cuba desde 1959 y que lo tacha de anexionista a EEUU. Según dijo la investigadora, “el régimen comunista de Cuba desde luego que menosprecia esta fecha entre otras cosas porque Tomás Estrada Palma, el primer presidente, era admirador de la democracia norteamericana. No era ‘anexionista’, como algunos lo llamaron. En los primeros años de vida republicana hasta un encargado de negocios de los EEUU fue expulsado de Cuba por trabajar por la ‘anexión’”.
“Hay que enfatizar la característica de Estrada Palma que más lo diferencia de otros gobernantes (cubanos y extranjeros): la honestidad. El fue escrupulosamente honesto que dejó un superávit en el tesoro nacional cuando terminó su gobierno”, recordó la autora, que menciona en su libro otros beneficios de su administración. “Cuba obtuvo el control de la Isla de Pinos, y las mejoras en educación, obras públicas y sanidad que habían empezado durante la ocupación americana continuaron”.
La ensayista considera también que es preciso que los más jóvenes conozcan con mayor profundidad este capítulo de la Historia de Cuba. “Es importante conocer cómo comenzó todo, cuál fue el sacrificio de los fundadores, y darse cuenta de que los Estados Unidos fueron nuestros aliados”.
Sin duda, se trata de un libro que los amantes de la Historia sabrán apreciar, donde se combinan investigación y narrativa en una lectura agradable y con importantes datos para completar una zona poco conocida de la vida de Estrada Palma.
Puede encontrar el libro en este enlace.