viernes 22  de  marzo 2024
CUBA

Tras el referendo, aunque publiquen un "sí", la batalla con la oposición estará planteada en Cuba

El historiador Manuel Cuesta Morúa piensa que aunque el régimen no divulgue los verdaderos resultados, el proceso ha servido para observar una explosión de amplio descontento en la sociedad
Diario las Américas | IVÁN GARCÍA
Por IVÁN GARCÍA

ESPECIAL
@DesdeLaHabana

LA HABANA.- A pocas horas de que abran los colegios electorales, en los que el gobierno busca que más de ocho millones de cubanos ratifiquen una Carta Magna que perpetúa el ineficiente sistema socialista vigente en la Isla hace sesenta años, en diferentes zonas de La Habana se observaba una gran presencia policial.

Justo en la esquina de Diez de Octubre y Carmen, en el barrio de la Víbora, en la parte sur de la ciudad, desde hace dos semanas tres o cuatro agentes uniformados han realizado guardia nocturna.

“Unos días atrás, un guardia que estudia en una escuela del Ministerio del Interior (MININT) y fue a pedirme agua mientras regaba mis plantas, me dijo que en la zona habían colocado carteles y pintadas en las paredes, incitando a que votaran NO. Ellos hacen sus rondas en las inmediaciones de un colegio electoral”, cuenta un vecino.

La tensión que experimenta el régimen militar se puede cortar con un cuchillo. La crisis en Venezuela, un terremoto político con epicentro en Caracas, pero que inevitablemente repercutirá con sacudidas a la autocracia neocastrista, le añade dramatismo a un proceso electoral diseñado, como siempre, para ganar por goleada.

Mientras el sábado 23 de febrero en la frontera colombiana de Cúcuta se jugaría el futuro del nefasto socialismo del siglo XXI impulsado por Hugo Chávez, al día siguiente los cubanos tendrían que decidir si aprobarían o no una nueva Constitución con algunos adornos, pero que continúa siendo un texto más ideológico que jurídico que no contempla la pluralidad política, el disenso ni una auténtica libertad de expresión.

En la Cuba post 24 de febrero, de aprobarse la aberración jurídica, el pueblo seguirá siendo un actor secundario en la administración del país y los altos cargos, incluido el presidente de la monarquía comunista, continuarán eligiéndose a dedo por una misteriosa comisión de mandarines del partido comunista.

En el único país del hemisferio occidental donde la oposición política es un delito de Estado, la ilegal disidencia es una pieza clave en la estrategia de concientización para que los cubanos voten NO.

A pesar de jugar en una cancha inclinada a favor del régimen, sin espacio público que les permita defender sus opiniones, acosados y reprimidos por la Seguridad del Estado, activistas opositores han aprovechado internet y las redes sociales. Una vez que se conozca el resultado final del referendo, se podrá apreciar el efecto de la campaña de los opositores realizada en las redes.

Cuba referendo
En las regiones más desfavorecidas del extremo oriental de la isla, sus residentes se han expuesto a la represión del gobierno y con precarios recursos elaboran carteles contra el régimen.
En las regiones más desfavorecidas del extremo oriental de la isla, sus residentes se han expuesto a la represión del gobierno y con precarios recursos elaboran carteles contra el régimen.

Pero esta vez los opositores no fueron los únicos actores en alzar la voz. Diferentes denominaciones religiosas, emprendedores privados, intelectuales y cubanos de a pie cansados de aplaudir a un sistema incapaz de gestionar con un mínimo de calidad los servicios públicos, se manifestaron abiertamente por votar NO.

Entre los opositores cubanos, Manuel Cuesta Morúa, licenciado en Historia que apuesta por la socialdemocracia, es uno los disidentes con mayor instrucción académica y que mejor informado está del relato político. DIARIO LAS AMÉRICAS recogió sus impresiones.

“Lo primero es que, más que un referéndum constitucional, el Gobierno se ha propuesto un plebiscito para legitimar su continuidad. El régimen lo ve como tal. La oposición igual. Con este referéndum-plebiscito estamos viendo una explosión del amplio descontento que existe en la sociedad”, apunta Cuesta Morúa y añade:

“El Estado mediatizó la discusión nacional y el debate, sacando del juego a los que defienden el NO. Los artículos 1, 4 y 5 de esa Carta Magna pulverizan la soberanía ciudadana, porque ponen al ciudadano como súbdito. La campaña propagandística del régimen, además de redundante, ha sido inédita. Supuestamente democrática, esa campaña no le da opción a las posibilidades del NO. Abrieron una caja de Pandora y ahora es complicado cerrarla”.

En opinión de Cuesta Morúa, el contexto de Venezuela enreda la situación, "porque no la pueden sostener en el tiempo debido a que el modelo autoritario-progresista está en franco declive. El chavismo o madurismo, como lo quieran llamar, está condenado al fracaso. Ese factor jugará un rol en el futuro del modelo cubano. El gobierno sacó mal sus cuentas. Es parte de la arrogancia del poder. Cualquier régimen que dure sesenta años pierde el sentido de la realidad. Subestimaron el momento. Han perdido la perspectiva de la Generación Millenial. Lo único que saben hacer es violar su propia ley. Ahí están los ejemplos, como prohibir la candidatura de opositores en la elección de delegados de barrio o la represión intensa a UNPACU (Unión Patriótica de Cuba) ahora mismo”.

El periodista independiente Juan González Febles es partidario del abstencionismo, de no asistir a lo que considera un fraude electoral. “El lema YoNoVoto expone razones que me parecen muy obvias. Primero, vivimos en una dictadura decadente. Segundo, el régimen nunca hace unas votaciones para perder. Ellos necesitan esa nueva Constitución, pues les facilita seguir el camino de China o Rusia”.

El destacado abogado René Gómez Manzano, en tono mesurado apuntaba que resultaría “más efectivo asistir al colegio electoral y votar NO. Desde que me inicie en la oposición, no asisto a ningún referéndum. Pero éste, en específico, le da la oportunidad al ciudadano de mostrar su desacuerdo con la Constitución diseñada por el régimen votando NO”, indicaba uno de los autores de La Patria es de Todos, documento que tuvo gran repercusión en 1997.

Para Gómez Manzano, “el gobierno ha convertido en un plebiscito la ratificación electoral de la nueva Carta Magna. Por eso estamos exhortando a votar NO. Si damos crédito al relato del régimen, el 99% de los cubanos están a favor del sistema. Pero si un 30, 40 o 50%, vota NO desmontaría ese relato. La abstención no necesariamente implica estar en desacuerdo con la nueva Constitución, porque hay gente que no va a votar por enfermedad u otras causas y esa inasistencia hace imposible demostrar el apoyo de una persona a un bando u otro. Pero si vas a votar y en la boleta marcas NO, das una respuesta contundente al gobierno. De cualquier manera, según todas las previsiones, aunque gane el Sí, no le auguro larga vida a esta Carta Magna”.

El referéndum es una suerte de legitimación para el gobierno presidido por Miguel Díaz-Canel. El régimen necesita elevar los porcentajes de aprobación que desde hace cinco elecciones han ido disminuyendo, por no ir a votar los ciudadanos o dejar en blanco las boletas.

Mientras no haya fraude, para un sector de la disidencia, el referéndum únicamente demostrará cuál es el porciento de cubanos en desacuerdo con que gobierne un partido único que no rinde cuentas a la población. La batalla está planteada.

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