jueves 10  de  octubre 2024
Venezuela

Tres años de crisis provocan el colapso estructural de Venezuela

Según el sociólogo Luis Pedro España el empobrecimiento de Venezuela en los últimos tres años no se había registrado en ningún país de América Latina en el siglo XX
Por EUGENIO G. MARTÍNEZ
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@puzkas

ESPECIAL

CARACAS.- Después de tres años de crisis económica el colapso en Venezuela ya no puede calificarse de coyuntural. Los datos de la encuesta sobre las Condiciones de Vida de los Venezolanos (Encovi 2016) demuestran que el deterioro se convirtió en estructural.

En el estudio desarrollado en conjunto por la Universidad Católica Andrés Bello, la Universidad Simón Bolívar y la Universidad Central de Venezuela se concluye que 81,8% de los hogares se encuentran en pobreza a causa de su nivel de ingresos, lo que implica que desde la medición realizada en el año 2014 este indicador aumentó en 33,8%.

Tomando en consideración el nivel de ingresos, apenas 18% de los hogares en Venezuela pueden definirse como “no pobres”, mientras 30,26% se ubican en la categoría de “pobre no extremo” y 51,5% de los hogares deben ubicarse en la calificación de “pobre extremo”.

Según la última medición independiente sobre el costo de la canasta alimentaria, una familia necesita ganar, al menos, el equivalente a 16 salarios mínimos para poder cubrir sus necesidades de alimentación básicas.

El estudio Encovi del año 2014 indicaba que 51,6% de los hogares podían identificarse como “no pobre”, mientras 24% entraban en la calificación de “pobre no extremo” y 24,8% debía definirse como “pobre extremo”. En apenas dos años los integrantes de un tercio de los hogares pasaron a ingresar los índices de pobreza en el país.

Para el sociólogo y coordinador del estudio Encovi Luís Pedro España “el peso de la pobreza crónica se ha disparado, pasando de 33,3% en el año 2014 hasta 38%” al culminar el año 2016.

Por otra parte advierte que se llegó “al techo en pobreza de ingreso o coyuntural”, mientras que para 2017 prevé que “se van a mantener los niveles de pobreza de ingreso y seguirá aumentando la pobreza estructural”.

Según España “el empobrecimiento de Venezuela en los últimos tres años no se había registrado en ningún país de América Latina durante el Siglo XX”. Además, advierte que "el hacinamiento en los hogares es una muestra de pobreza estructural que no habíamos registrado".

La encuesta Encovi también refleja que la pobreza por necesidades básicas insatisfechas (educación, servicios básicos, vivienda, etc) se elevó de 55% a 86% pero la crónica se ha duplicado.

Menos proteínas y más tubérculos

Los resultados de la encuesta Encovi 2016 revelan que 93% de los ciudadanos consideran que sus ingresos son insuficientes para la compra de alimentos, al extremo de observarse un cambio brusco en el patrón de alimentación y en la cantidad de la alimentación a la que tienen acceso los venezolanos.

Según la doctora Marianella Herrera, directora del Observatorio Venezolano de la Salud e integrante del grupo de expertos que diseñó la encuesta Encovi, aproximadamente 9,6 millones de venezolanos ingieren dos o menos comidas al día, mientras el 74% asegura haber sufrido de una pérdida de peso no controlada en el último año. En el segmento más pobre se calcula que la pérdida de peso, en promedio, es de 9 kilos por persona.

Por otra parte, el estudio revela una variación drástica en los patrones de consumo, que incluye el descenso en la cantidad de personas que pueden comprar proteínas para su alimentación diaria.

En el año 2014 menos del 10% de los venezolanos compraban tubérculos, hoy lo hacen 52% de los ciudadanos. Por otra parte mientras hace dos años 75% de los ciudadanos compraban carne, al finalizar el año 2016 solo 42% de los venezolanos admite poder comprar este tipo de proteína.

La compra de pollo también muestra un descenso sostenido. En el año 2014 de cada 10 venezolanos ocho aseguraban poder comprar pollo, al culminar el año 2016 menos de la mitad de los venezolanos asegura poder adquirirlo. En el caso del tomate, al finalizar el año 2016 solo tres de cada 10 venezolanos estaba en capacidad de poder comprarlo regularmente.

La dependencia de los venezolanos en los tubérculos como una de las principales fuentes de alimentación ha generado problemas adicionales. La yuca es uno de los principales tubérculos que se está consumiendo en Venezuela, no obstante la variante conocida como yuca-amarga (que puede encontrarse libremente en algunos zonas del país) ya ha provocado la muerte de al menos 14 personas por intoxicación causada por ácido cianhídrico, mejor conocido como cianuro de hidrógeno.

Aunque el Gobierno de Nicolás Maduro apuesta a resolver las dificultades en el acceso que tienen los ciudadanos a los alimentos a través de importaciones masivas, esta opción no está resultando efectiva.

Según los estimados de la firma Torino Capital “las importaciones venezolanas de alimentos y medicinas han caído 67,9% desde 2013, lo que sugiere que el control de cambio ha sido ineficiente para proteger las compras de bienes esenciales”.

Pobreza en Venezuela (ENCOVI)

Sin planes sociales

Una de las conclusiones del estudio Encovi es que Venezuela carece de una política social que contenga el paso de pobreza coyuntural a estructural. Básicamente el estudio demuestra que el país carece de programas sociales que impidan

que los hogares se adecúen a la crisis de ingreso”.

El colapso es de tal magnitud que según Encovi solo dos de cada 10 venezolanos asegura que no necesita de los programas sociales del Estado para subsistir. En el año 2014 cinco de cada 10 ciudadanos aseguraba que no necesitaba de los programas sociales.

Sin embargo, a pesar de la creciente dependencia de los ciudadanos a los planes sociales, las Misiones Sociales (el principal argumento de los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro para combatir la pobreza) no benefician a los más pobres.

Según los datos de Encovi, 4,2 millones de venezolanos que pueden considerarse como pobres, no reciben ayuda alguna del Estado.

Aumenta el rezago escolar

El colapso estructural también afecta a la educación. Las estimaciones realizadas para la encuesta Encovi indican que existen 12 millones 255 mil ciudadanos con edades que oscilan entre los 3 y 24 años. De este universo, nueve millones asisten a algún tipo de centro de enseñanza.

En el estudio se resalta que a la fecha más de un millón de niños y adolescentes se encuentran descolarizados, al punto que la educación inicial está fuera del alcance de la mitad de la población en el segmento más pobre de la población.

Retirarse no es una opción

Las conclusiones de la encuesta Encovi apuntan a describir que la mitad de la población en edad de retiro no puede dejar de trabajar. Solo 12% de los ciudadanos que pueden optar a jubilizarse por su edad pueden dejar de trabajar y vivir de las rentas.

Paralelamente aumenta la persistencia del desempleo entre los jóvenes a consecuencia de la paralización y estancamiento de la actividad económica.

Por otra parte, el excesivo peso del Estado como empleador, junto a un aparato productivo terciario improductivo obstaculiza las posibilidades de generar oportunidades laborales.

El panorama social se complica aún más cuando se precisa que 63% de los ciudadanos no tienen planes de seguro, ni de atención médica, lo que refleja un incremento de 10 puntos porcentuales en relación con los indicadores de 2015.

Esta no es una situación exclusiva de los segmentos pobres de la población. En los últimos dos años el 10% de la población de mayor poder adquisitivo perdió la cobertura de seguros para planes de salud.

Con estos indicadores se puede concluir que el país atraviesa las peores condiciones de desprotección de salud desde principios del Siglo XX. Este panorama se une al estimado de 28.479 muertes violentas durante el último año, de éstas 18.230 fueron homicidios, 5.281 muertes se produjeron por resistencia a la autoridad y 4.968 fallecimientos violentos aún se encuentran en etapa de investigación.

Este análisis del Observatorio Venezolano de la Violencia (que forma parte de la encuesta Encovi) refleja el temor con el que se vive en Venezuela: 60% de los ciudadanos tienen temor de ser atacados o robados dentro de sus viviendas, 66% piensa que puede ser atacado o robado en las calles y 80% teme ser víctima de algún delito durante su jornada laboral.

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