La Habana. - Hace más de dos meses se encendieron las alarmas epidemiológicas en la provincia de Matanzas, a cien kilómetros al este de La Habana, pero el régimen optó por el silencio informativo y viró la cara a otro lado. Las primeras noticias fueron publicadas en las redes sociales, plataforma utilizada por los cubanos para denunciar la pésima gestión de los servicios básicos por parte de la dictadura verde olivo.
En la segunda quincena del mes de julio, una vecina del municipio Perico, provincia Matanzas, alertaba de un brote vírico “que provoca fiebre alta, náuseas, erupciones cutáneas, pérdida de apetito y un dolor horrible en todo el cuerpo. Cuesta mucho levantarte de la cama y caminar dos pasos. Algunos dicen que es una versión del COVID, otros que dengue o chikungunya”, publicaba en Facebook.
No se sabe qué es
Una semana después, el 25 de julio, cuando decenas de personas alertaron la aparición del extraño virus, TV Yumurí, un medio estatal, confirmaba que “un brote de chikungunya afecta al poblado de España Republicana en el municipio Perico”. Según la prensa oficial, los análisis del laboratorio a las muestras de personas contagiadas en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kouri, de La Habana, ratificaban la presencia del virus chikungunya.
Algunos médicos tienen dudas. Mirta, especialista en arbovirosis, cuenta a DLA, que “algunos síntomas pueden hacer pensar que es una variante agresiva de dengue, chikungunya, zika u oropouche. Pero no se ha especificado. Y aunque parezca igual, cada virus es diferente y puede presentar más o menos peligro para la vida. No descarto una nueva cepa del COVID. No se la ha dado el seguimiento necesario a la arbovirosis, ya sea por falta de recursos como reactivos, medicamentos y fumigación en zonas de contagio. El nuevo virus aún no se ha identificado plenamente”, señala y explica:
“La duración es más extensa que un dengue normal en cualquiera de sus variantes. Este virus puede afectar a la persona contagiada hasta un mes. La inflamación en articulaciones y dolores son muy fuertes. No son habituales en virosis provocadas por picadas del mosquito Aedes aegypti. Puede ser que como hace tres o cuatro años apenas se realizan campañas de fumigación masiva, una mutación del mosquito provoque esta arbovirosis. No tengo estadísticas porque el virus se ha tratado con demasiado secretismo. El contagio es más lento que el dengue o el chikungunya. Una de las causas puede ser las limitaciones de movilidad por el déficit de transporte. Hay muchas preguntas que todavía los especialistas no podemos responder”.
De momento, Heriberto, empleado de higiene y epidemiología, considera que “entre las medidas sanitarias para contener la enfermedad y evitar la propagación están hervir el agua, protección de los depósitos de agua con abate y acciones de saneamiento medioambientales”. Con las dificultades existentes en el sistema de salud pública, lo recomendable es el ingreso en el hogar, aislarse de otras personas y dormir con mosquitero”.
El ’consuelo’, inmuniza
Según el comunicado oficial, la infección por el virus produce inmunidad de por vida. Y las complicaciones graves resultan poco frecuentes. Yesenia, residente en el municipio Cárdenas, de los más afectados en el país, dice que contrajo la enfermedad en julio "y ahora en octubre volví a repetirla con mayor fuerza. Sospecho que este virus es una mezcla de las constantes picadas de mosquitos debido a los apagones de más de veinte horas, la escasez de agua, recibimos cada quince días y los basureros repletos de ratas y cucarachas. A ello se suma la pésima alimentación”.
Un funcionario de salud considera que la información se ha manejado con “discreción debido a que en Matanzas radica Varadero, el mayor polo turístico del país, con más de 55 hoteles. Se quiere evitar la alarma entre los excursionistas. El turismo está en crisis hace cinco o seis años, imagínate si alguien que planea viajar a Cuba se entera de que la zona está infectada con un nuevo virus”.
De momento, el oficialismo no ha reportado casos en Varadero. Sheila, trabajadora en un hotel del balneario, cree que “resulta imposible que el virus no haya contagiado a turistas, porque yo vine a trabajar enferma. Y otros trabajadores igual. Es aquí donde podemos resolver comida y propinas en divisas. La gente viene a ‘pinchar’ aunque se estén muriendo”.
Ángel, residente en la ciudad de Matanza, comenta que “el virus me duró tres semanas. El dolor en el cuerpo era agudo. Es horrible tener que dormir con un mosquitero a más de 30 grados y apagones de 25 horas seguidas. Tuve que comprar duralgina (píldora contra el dolor y la fiebre) a 600 pesos por la izquierda. En el hospital no hay nada. Entre el virus y las carencias fue una tortura lo que sufrí”.
El paripé de campaña
En su afán de detener la arbovirosis, las autoridades han desplegado una ofensiva en varios municipios matanceros. Una camioneta estilo pickup fumigaba por las calles interiores de Cárdenas y reclutas de las fuerzas armadas distribuían abate.
“Esta gente (el régimen) siempre llega tarde y mal a los problemas. Ahora forman su alarde, pero hace dos meses que el virus ha dado tremendo chucho en Matanzas. Se enfocan en Cárdenas por la cercanía con Varadero. De lo contrario se olvidaban de nosotros”, expresa María Luisa, ama de casa.
En otras provincias ya se han reportado casos. En La Habana, a pesar de la falta de información del régimen, se disparan los infestados con el nuevo virus. Un médico del hospital La Covadonga, en el municipio habanero del Cerro, indica que “van a cerrar varias salas para atender exclusivamente a pacientes contagiados con el virus. Han repartido guantes, aseo y algunos medicamentos, probablemente de donación, para atender esos casos”.
En la capital habitan alrededor de dos millones de personas. Y en municipios como Centro Habana, Habana Vieja y Diez de Octubre la concentración de habitantes por kilómetro cuadrado es una razón de peso para que las autoridades hayan trazado una estrategia en un intento por enfrentar al virus.
La situación en La Habana es complicada. La obsolescencia del sistema electroenergético nacional, que hace metástasis como un cáncer, afecta a la ciudad ocasionando apagones de hasta 14 horas diarias. Acompañan a los maratónicos cortes eléctricos la escasez de agua que afecta a medio millón de ciudadanos, una inflación que no para de crecer, alimentos y medicinas a precios de Qatar y desabastecimiento general.
Las protestas se han disparado. En barrios de Centro Habana y también en Lawton, San Miguel del Padrón y Regla, el martes 7 de octubre, cientos de personas cerraron con cubos y contenedores de basura la Avenida 51 en Marianao. La respuesta de la dictadura es la amenaza. “Los reclamos de la población son legítimos, pero tienen que hacerse en los lugares establecidos: el Partido, las instituciones del Gobierno y el Estado. Nadie está autorizado a cerrar una vía pública”, advirtió Díaz-Canel.
Como paliativo a la crisis multisistémica, el régimen vende el relato de desplegar una campaña para recoger los desechos en la capital. Nada o poco se habla de soluciones al déficit de medicamentos, alimentos, agua, electricidad, entre otros. El domingo 5 de octubre, el grisáceo gobernante elegido a dedo por el autócrata Raúl Castro, junto al obeso primer ministro Manuel Marrero, un grupo de funcionarios y decenas de guardaespaldas, cerraron el tráfico en un tramo de la Avenida Boyeros para limpiar los alrededores del Palacio de la Revolución.
Una burla más
“Qué asco de gente. Se están burlando del pueblo. A tres cuadras de donde armaron su paripé, las esquinas están repletas de basureros. Salir en la foto con un rastrillo, botas y pitusas (jeans) para recoger las hojas que caen de los arbustos es un chiste de mal gusto”, dice un vecino de la zona.
Otra puesta en escena.
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