ESPECIAL
El gobierno aumenta sus caudales sin parar y malgasta recursos en celebraciones sin sentido, mientras el pueblo sufre serias necesidades a diario
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LA HABANA.- La dictadura militar en Cuba intenta vender una normalidad que no existe. Martes 12 de agosto, 4 de la tarde, y en la barriada de Santos Suárez, colindante con la Vía Blanca, al sur de la ciudad, las fuertes lluvias ocasionaron inundaciones que se pudo evitar si la empresa Aguas de La Habana hubiera realizado con antelación una limpieza en los tragantes.
Les presento a Deysis, 65 años. Vive en una desvencijada casa con puerta a la calle. Cuenta que “a la media hora de comenzar a llover se inundó toda la zona y el agua penetró en mi vivienda. Tuve que subir pa’la barbacoa las pocas cosas de valor que tengo: un televisor viejo de tubos catódicos, la arrocera y algunas cazuelas. El refrigerador chino, que compré hace 19 años, durante la revolución energética, lo calcé con unos bloques para que no se le mojara el motor. El agua de lluvia se mezcló con las aguas negras de las cañerías rotas y desbordó mi taza de baño. La mierda flotaba en el piso. Era algo asqueroso. Los truenos jodieron al parecer un transformador de electricidad y quitaron la luz desde las cuatro y pico de la tarde hasta las nueve de la mañana”.
Según Deysis, las inundaciones en la zona ocurren hace más de 30 años. "De vez en cuando se aparece un piquete de funcionarios acompañados con cámaras de la televisión nacional y prometen que van a hacer trabajos para mejorar el drenaje. Pero todo se queda en propaganda. La realidad es que con el paso del tiempo estamos cada vez peor. Cualquier chubasco inunda el barrio”.
Héctor, especialista de la empresa Aguas de La Habana, explica a DIARIO LAS AMÉRICAS que “en la capital hay al menos 34 zonas bajas que necesitan renovar su desagüe. Por falta de mantenimiento y limpieza de las calles, el alcantarillado y los tragantes están tupidos. En la época de las vacas gordas (cuando la antigua URSS y otros aliados de la Europa comunista transferían un cheque en blanco a Castro), se planificó realizar mejoras en el drenaje de la ciudad. Pero como todo en Cuba o quedó a media o no se hizo”.
Fue una etapa donde la Isla recibió el equivalente de 40.000 millones de dólares, una cantidad muy superior al Plan Marshall, el proyecto financiero instituido por Estados Unidos para rescatar la economía de varios países de Europa Occidental después de la II Guerra Mundial.
Derroche
Josué, un exoficial de las fuerzas armadas, contador de profesión, recuerda “después de graduarme comencé a trabajar en las FAR. El dinero entraba por tuberías al igual que el petróleo ruso. En las décadas de 1970 y 1980, el país consumía al año, ocho o nueve millones de toneladas de petróleo, un derroche total. La URSS enviaba 13 o 14 millones. Se reexportaba cinco o seis millones, a veces hasta nueve millones para conseguir divisas. Cuba llegó a ocupar entre el lugar 30 y 35 de los países más exportadores de combustible”.
“Aquello era una locura. Se recibía armamento moderno que nunca se pagó. Las FAR llegaron a tener un ejército de 300.000 soldados y una reserva superior al millón de hombres, sin contar casi 3.000 tanques de guerra e igual número de blindados para transportar tropas. Una artillería con miles de cañones de diversos calibres, defensa antiaérea, alrededor de 250 aviones caza MIG y cuatro submarinos. Era algo desproporcionado para una isla. Por caprichos de Fidel Castro, en determinado momento, Cuba llegó a ser el segundo ejército de América detrás de Estados Unidos”.
“Mantener a ese ejército mastodóntico costaba miles de millones de pesos e igual cantidad de dólares. Los rublos rusos no los cuento porque o no se pagaban o se sufragaban con el intercambio de azúcar y otros productos tras acuerdos con el CAME, la asociación económica de los países del bloque soviético. Fidel, desde los inicios de la revolución, después de dilapidar las reservas de divisas heredadas de la etapa republicana y otros miles millones de pesos -que tenían el mismo valor del dólar- decomisados a la opulenta burguesía nacional, de adiestrar guerrillas de medio mundo, de promover la subversión en América Latina y África, trazó una estrategia para captar moneda dura”, opina el ex oficial.
La Habana se estableció como un centro de operaciones subversivas y de adiestramiento de grupos terroristas como ETA, Ejército Rojo, FARC, ELN, M-19 y la OLP, entre otros. Connotados terroristas como el venezolano Ilich Ramírez, conocido como Carlos el Chacal, en algún momento se entrenó en una unidad secreta ubicada al este de la capital. Fidel Castro siempre apostó por la delirante teoría del argentino Ernesto Guevara de crear “uno, dos, muchos Vietnam” para enfrentar al “imperialismo yanqui”.
El exoficial de la FAR considera que es complicado hablar de una cifra en concreto sobre el despilfarro de divisas de la dictadura cubana. “Son cientos de miles de miles de millones de dólares. ¿Cuánto le cuesta financiar una guerra a una gran potencia económica y militar como Estados Unidos? Billones de dólares. Imagínate a un país pequeño y pobre como Cuba queriendo emular con los centros de poder mundial”-
“En el siglo XX solo Alemania, la URSS, Japón, Israel y Estados Unidos han podido sostener dos guerras en diferentes países de forma simultánea. Cuba, con su participación en la guerra civil de Angola y Etiopía estuvo en esa lista. A la par gastaba miles de millones de dólares en la subversión y el adiestramiento de guerrillas. Hubo un momento que para financiar esas operaciones Fidel trazó una estrategia de secuestrar empresarios acaudalados para cobrar por su secuestro, robos en bancos y el tráfico de drogas para poder costear aquella locura”.
El exmilitar está convencido que ese despilfarro descomunal tuvo un costo enorme que “ahora mismo estamos sufriendo los cubanos. El llamado Período Especial es una crisis que se acentuó debido al aventurerismo militar de Fidel. GAESA y entidades como MC, Cubalse, CIMEX, TRD, entre otras, se fundan con la misión de recaudar divisas para sufragar la compra de forma clandestina de productos de última tecnología o elecciones en países que el régimen considere importantes. Que GAESA tenga 18.000 millones de dólares de reserva en diferentes bancos no me sorprende. Probablemente el monto de dinero sea muy superior. Raúl Castro no inventó nada nuevo. Sigue al pie de letra la estrategia de su difunto hermano de tener canales financieros paralelos. Fidel llegó a tener reservas de recursos que representaban el 50 o 60% del PIB total. Y una cuenta personal, si valoramos el dinero en la época actual, que probablemente sea el doble o el triple de las reservas de GAESA filtradas por The Miami Herald”, concluye Josué.
Resumen
Los analistas políticos deben tener en cuenta que la llamada revolución cubana fue un proceso más político y subversivo que un proyecto económico sostenible. Después de la llegada al poder del barbudo Castro en enero de 1959, la Isla nunca ha podido tener una economía próspera y autónoma. Ha tenido que depender de otras naciones para obtener divisas como la extinta URSS, Venezuela y ahora la emigración sobre todo en Estados Unidos.
Gustavo, economista, subraya que “en términos económicos el país hace agua por todas partes. Desde mi punto de vista se ha llegado a un punto de no retorno. La actual crisis multisistémica ha superado a lo que quedaba de la revolución cubana. El nuevo objetivo del gobierno real, GAESA, la familia de Raúl Castro y sus socios, es recaudar la máxima cantidad de bienes de raíces, negocios y divisas posibles con vista el futuro. Un hotel como la Torre K, debido a que GAESA no paga impuestos, o paga muy pocos, el gasto en de construcción son bajos, debido a los ínfimos salarios locales, puede costarles 300 o 400 millones de dólares. Rentarlo a una empresa hotelera extranjera, haya o no turista, amortiza la inversión. Y a la vuelta de cinco años esa propiedad costará tres o cuatro veces su valor original”.
Para el economista, el plan de GAESA es trasvasar la mayor parte del patrimonio público del país al patrimonio privado. “En la práctica, el socialismo y sus teorías de justicia social son letra muerta en Cuba. Se va consumando, si ya no se consumó, la mayor operación de saqueo de las riquezas de una nación, al menos que yo conozca. Es una divisa que llega de capitalizar las remesas enviadas por la emigración y el secuestro del pago a los médicos. Con ese dinero, GAESA ha levantado su imperio actual. Controlan el 50% del PIB y el 90% de los dólares que genera la deprimida economía nacional”.
Realismo
Cuando Deysis, la señora vecina de la barriada de Santos Suárez, leyó en las redes sociales la “cantidad de dólares que tiene GAESA guardada en los bancos, uno se pregunta por qué no invierten en reparar el maltrecho sistema electro energético, construir viviendas y mejorar el abasto de agua potable a la población. No hay que ser muy inteligente para darse cuenta de que ese dinero, que era del pueblo, se lo han robado. Entonces, váyanse al carajo”.
Mientras más de un millón de cubanos carecen de agua potable y sufre apagones de 20 horas diarias o más y come poco y mal una vez al día, la dictadura gasta dinero y recursos en organizar una ‘acampada' en la Ciudad Deportiva para festejar el 99 cumpleaños de difunto dictador.
“Lo de esta gente no tiene nombre. Cuando la población tiene que esperar horas en la parada, destinaron ómnibus del transporte urbano a las personas que acudieran al evento. Gastaron decenas de watts en luces, audios y otras parafernalias. Montaron quioscos con comida a precios un poco más asequibles, sabiendo que los hambrientos iban a ver qué se les pegaba. Y desde hace una semana mantienen la misma cantaleta, hablando sobre Fidel hasta en la sopa. El 13 de agosto, el oficialista Cubadebate publicó varias notas del hombre que destruyó a Cuba. Y la televisión por el estilo”, expresa Yusniel, taxista privado.
Poco después de terminar la celebración hubo un apagón entre ocho y seis horas en diferentes zonas de La Habana.
“Llevamos toda la madrugada sin luz y nadie de esa empresa nos da repuesta. Tienen los teléfonos descolgados. ¿Hasta dónde van a llevar estos ladrones a los cubanos? Tenemos que salir a la calle a sonar los calderos. O nos entierran vivos”, escribía una señora en el muro de Facebook de la empresa eléctrica capitalina. Las críticas en redes sociales cada vez son más intensas. Los cubanos de a pie coinciden que al gobierno no le importa las necesidades que sufre el pueblo.