sábado 16  de  agosto 2025
ANÁLISIS

¿Castro fue siempre comunista?

La tragedia no es solo que el comunismo se arraigara en Cuba, sino que los llamados "imperialistas" lo financiaran

Diario las Américas | ANDRÉS ALBURQUERQUE
Por ANDRÉS ALBURQUERQUE

En síntesis, Fidel Castro era un hombre con una personalidad oscura y manipuladora, y una sed insaciable de poder. Juraba lealtad a cualquier ideología que pudiera extender su control sobre la autoridad, no por convicción, sino por conveniencia.

Contrariamente a la narrativa sofisticada que retrata los más de cincuenta años de Cuba "libre" como un satélite obediente de Estados Unidos, la isla fue, desde sus inicios, un foco de venenoso antiamericanismo disfrazado de "antiimperialismo". Este sentimiento se alimentaba de la falsa creencia de que el Ejército estadounidense había frustrado la independencia de Cuba de España. Desde esta perspectiva, el odio virulento de Castro hacia Estados Unidos no era accidental, sino inevitable.

Muchos insisten en que se puede ser antiamericano sin ser comunista. Yo sostengo que esto es un mito. En la práctica, el antiamericanismo nos arrastra, tarde o temprano, a la órbita del socialismo fabiano y, en última instancia, al comunismo. Cualquiera que sea el camino ideológico que Castro afirmó haber tomado, fue preparado, alentado y protegido desde los primeros días de su carrera política por miembros oficiales y clandestinos del PSP (Partido Socialista Popular), el Partido Comunista de Cuba.

El PSP: La mano dura de Moscú en Cuba

El PSP no era un grupo de soñadores; era el brazo cubano de la política exterior soviética mucho antes de que Castro ganara notoriedad.

  • Década de 1930 – Entrada en la Unión Soviética: Fundado en 1925 y rápidamente absorbido por la Comintern de Moscú, el PSP fue dirigido con una estricta disciplina estalinista por líderes como Blas Roca y Carlos Baliño, hábilmente entrenados por un hombre clave de Polonia llamado Fabio Grobart.
  • Control sindical: Para 1935, los cuadros del PSP se habían infiltrado en los sindicatos cubanos, especialmente en los sectores azucarero y portuario, utilizando las huelgas como herramientas de la estrategia soviética.
  • Legitimidad política: En 1940, el PSP obtuvo personería jurídica al unirse a la coalición electoral de Batista, colaborando irónicamente con el hombre a quien Castro derrocaría posteriormente.
  • Alineamiento en tiempos de guerra: Tras la invasión alemana de la URSS en 1941, la propaganda del PSP se alineó plenamente con las necesidades de Moscú en tiempos de guerra. Clandestinidad posguerra: De 1945 a 1952, el PSP pasó a la clandestinidad parcialmente, pero mantuvo el control sobre sindicatos, grupos estudiantiles y medios de comunicación.

Acercamiento a Castro: Para 1956, la inteligencia del PSP identificó a Castro como el vehículo más viable para establecer un estado alineado con la Unión Soviética en Cuba. Para 1958, lo respaldaban plenamente, preparándose para una transición post-Batista.

La preparación comunista de Castro antes de 1959

Lejos de ser un nacionalista que se volvió comunista bajo presión, los vínculos de Castro con las redes marxistas comenzaron en su juventud:

  • 1947 – Caso Cayo Confites: Se unió a una expedición armada contra el dictador dominicano Rafael Trujillo, organizada con grupos comunistas caribeños.
  • 1948 – Disturbios de Bogotá: Presente durante el levantamiento del Bogotazo, asociándose con comunistas colombianos.
  • 1949-1952 – Activismo estudiantil: Forjó vínculos con operativos del PSP en la Universidad de La Habana, participando en la agitación antiestadounidense alineada con la retórica comunista.
  • 1953 – Ataque del Moncada: Si bien no fue abiertamente marxista en su manifiesto, el ataque incluyó a simpatizantes del PSP y siguió tácticas de desestabilización.
  • 1955 – Alianza con el PSP: Tras salir de prisión, forjó vínculos más fuertes con líderes como Blas Roca y Carlos Rafael Rodríguez, asegurando financiación y canales de propaganda. • 1956 – Exilio mexicano: Se formó junto a comunistas en México, integrando al Che Guevara, un marxista comprometido, en su círculo íntimo antes de regresar a Cuba.
  • 1958 – Propaganda coordinada: El PSP brindó pleno apoyo a las guerrillas de Castro, alineando su prensa y redes con las expectativas soviéticas.

El mito del “nacionalista acorralado”

La afirmación de que Castro era simplemente un nacionalista “empujado al comunismo” por las ambiciosas corporaciones estadounidenses tiene dos propósitos:

  • Desviar la atención de la verdad: que la revolución de Castro fue la culminación de décadas de preparación soviética en Cuba.
  • Cultivar la culpa entre académicos y legisladores occidentales, socavando la capacidad de Estados Unidos para enfrentar la expansión comunista.

La negativa, incluso hoy, de muchos académicos a reconocer la Revolución Cubana como un golpe soviético subraya la profunda infiltración de las tácticas fabianas en el pensamiento occidental. La contaminación persiste: incluso ahora, el espectro de elegir a un alcalde comunista en Nueva York sigue el mismo guion que condujo a Cuba a la dictadura: el capitalismo es egoísta, debe ser desmantelado y reemplazado por un sistema “mejor”.

La ironía orwelliana

La tragedia no es solo que el comunismo se arraigara en Cuba, sino que los llamados "imperialistas" lo financiaran. Al igual que en Rebelión en la Granja de Orwell, los capitalistas les dieron a sus enemigos la cuerda para ahorcarlos; y en la saga de Castro, el nudo se ató mucho antes de 1959.

Publicado en el Miami Strategic Intelligence Institute (MSI²).

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