viernes 8  de  marzo 2024
ECOSISTEMA

Una peligrosa deforestación invade el suelo boliviano

El país andino sufre una peligrosa deforestación, el abuso de riquezas minerales y un creciente cultivo de coca que atentan contra el hábitat ante los ojos de grupos ambientalistas internacionales
Por JESÚS HERNÁNDEZ

En Sudamérica, con sus grandes cordilleras, llanuras y lagos, resalta Bolivia en medio de Los Andes, donde existe una impresionante variedad de hábitats, de alturas, y planicies, que la hacen aún más vulnerable a los errores del ser humano y los gobiernos que rigen la suerte del país andino.

Penosamente, el hermoso país, que cuenta con el contraste de inmensas elevaciones, montes aún vírgenes, zonas áridas y muchos rincones por descubrir, denota una preocupante situación ambiental que requiere la atención internacional ante la indiferencia de las autoridades nacionales.

Incendios forestales

Acorde con los informes de prensa e institucionales especializadas, Bolivia es golpeada por el aumento de incendios forestales que atentan contra la estabilidad ecológica del país.

Bastaría volar en avión desde la ciudad La Paz, a 3.620 metros de altitud, hasta Santa Cruz de la Sierra, que está ubicada en los llanos, para notar la diferencia de tonalidades de colores que anuncia la diversidad ecológica del país y la pérdida de bosques que fueron devorados por incendios.

De hecho, hay aéreas que fueron deforestadas con fuego con el objetivo de establecer diversos cultivos o la cría de ganado. Esta práctica, que no parece ser controlada por la falta de control o incapacidad gubernamental para la toma de decisiones, facilita el aumento de los incendios.

De esta manera, más de ocho millones de hectáreas han sido arrasadas en el último año, lo que indica una preocupante situación que es ignorada por las grandes instituciones internacionales ambientalistas.

Actividad minera

La extracción de minerales en Bolivia suma más de 500 años y últimamente crece debido al incremento de ganancias que produce el mercado internacional.

Así, elevaciones, campos y ríos sufren por el sistemático uso de sus riquezas, que además contamina el medioambiente y no es suficientemente controlado por las autoridades del país.

Además, existe el abandono de ciertos yacimientos de minerales, que después de haber sido explotados dañan el medioambiente con la expulsión de gases y contaminantes que degradan la calidad del agua en ríos, lagos y mantos freático, donde se acumula el agua que habita en el subsuelo.

Cerca del parque nacional Madidi, al noroeste de La Paz, con una de las mayores variedades de biodiversidad del mundo, la explotación del oro atenta contra el equilibrio natural de la zona.

Allí la minería crece, mientras el gobierno nacional toma medidas a medias que parecen complacer los deseos de quienes extraen el oro.

Por ejemplo, en 2014, según datos publicados por Actividad Jurisdiccional Administrativa Minera, existían 55 excavaciones mineras y seis años después, en 2020, la cifra rondaba las 94.

Más tarde, la Comisión de Tierra y Territorio, junto a Recursos Naturales y Medio Ambiente de la Cámara de Senadores, señaló que la minería en el Madidi está fuera de control y que no hay mecanismos de defensa para asegurar la seguridad del parque nacional.

Más contaminación

El empleo de sustancias químicas en los cultivos, sean comestibles o la creciente cosecha de coca, contamina ríos, lagos y mantos freático que representan un serio problema para seres humanos.

Hay datos que revelan un alto porcentaje de toxicidad en herbicidas y fertilizantes que alcanza el 70% de los productos químicos que se utilizan, entre cuyos ingredientes destacan algunos de los más dañinos, como glifosato, el paraquat y la atrazina.

La coca

Una de las plantaciones que más afecta el medioambiente está dada por el cultivo de coca, que fue alentada por el gobierno de Evo Morales (2006-2019), a pesar del llamado internacional a prevenirla.

En solo un par de años, el área de cultivo de coca creció de 12.000 a 22.000 hectáreas y hoy se habla de cerca de 35.000 hectáreas.

La agencia federal de Estados Unidos Administración de Control de Drogas (DEA) aseguró que 36.000 las hectáreas en que se cultiva la coca en Bolivia, sin contar los cultivos que existen en otros lugares del país, que están desprotegidos.

Conforme al informe de Naciones Unidas Contra las Drogas y el Delito (UNODC), los cultivos de coca en Bolivia subieron en 15% en 2020, lo que fue rápidamente asociado por el actual gobierno de Luis Arce a la administración de Jeanine Áñez, que apenas estuvo en el poder 12 meses.

La coca se ha cultivado en ciertas zonas de Bolivia desde tiempos precolombinos, cuando los incas dominaban el altiplano del país.

El cultivo se expandió sustancialmente en la década de 1980 y parte de la producción fluyó hacia el mercado internacional de cocaína.

Estados Unidos, con su plan antidrogas, trató de minimizar los cultivos, ya que la coca se usa para hacer cocaína y otros estimulantes, pero más tarde, con la llegada al poder del líder cocalero Morales, la situación cambió con el apoyo que el nuevo presidente y su agrupación política, MAS, ofrecieron a los cultivadores de la planta.

De esta forma, Morales se convirtió en el defensor de la coca, no solo en su país sino también en el exterior. Hay fuentes del gobierno peruano que aseguran que quien presidente de Bolivia aconsejó al peruano Pedro Castillo legalizar los cultivos del vecino país andino, que eran quemados por anteriores gobiernos.

Hoy, al andar por calles del centro de La Paz, es usual ver a vendedores ambulantes de hojas de coca, que son incluso ofertas por locales comerciales.

Datos

Bolivia es un país soberano sin litoral, que está situado en la región centro occidental de América del Sur, en medio de la cordillera de Los Andes.

El país limita al norte y al oriente con Brasil, al sur con Paraguay y Argentina, y al occidente con Chile y Perú, y cuenta con una población de cerca de 12 millones de habitantes.

La capital es Sucre, pero la sede del gobierno nacional está en La Paz.

El español es el idioma oficial y predominante, aunque 36 lenguas indígenas también tienen estatus oficial, de las cuales las más habladas son quechua, aimara y guaraní.

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