MIAMI- “Te oigo mejor cuando no te estoy mirando. El contacto visual es incómodo. La gente nunca entenderá la batalla a la que me enfrento para poder hacer esto”, dijo la doctora Wendy Lawson, quien ha investigado por muchos años sobre los trastornos del espectro autista (TEA). Como indica la página de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, la palabra “autismo” viene del término griego “autos”, que significa “por sí mismo”.
Por eso, los niños con un trastorno del espectro autista generalmente están ensimismados y parecen vivir en un mundo privado en el que tienen una habilidad limitada de comunicarse y de interactuar bien con los demás. De ahí que la dificultad en la comunicación es uno de los principales temas a estudiar y tratar.
En primer lugar, hay que destacar que los trastornos del espectro autista (en inglés Autism spectrum disorder) se definen como una discapacidad del desarrollo que puede ocasionar ciertas dificultades en las relaciones sociales y la comunicación con otras personas.
¿Por qué espectro? La palabra ayuda a incluir una serie de niveles de discapacidad y habilidades, desde leves hasta muy graves. De ahí que existen distintos niveles de autismo en ese espectro, además de que estos trastornos afectan a cada persona de una manera diferente. Los trastornos del espectro autista (TEA) pueden presentarse en personas de cualquier grupo racial y étnico, así como en personas de todos los niveles socioeconómicos.
Además, las dificultades en personas con autismo pueden modificarse con el tiempo gracias a buenas estrategias educativas o, en su defecto, debido a traumas o un tratamiento deficiente. Según diversos estudios, se estima que los síntomas del autismo se pueden comenzar a ver entre los 12 y 18 meses de nacido, y en algunos casos mucho antes del primer año de vida. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) revelan que uno de cada 54 niños en los Estados Unidos es identificado con algún trastorno del espectro autista.
La comunicación en el espectro autista
“Toda mi forma de pensar es visual”, afirmó en una ocasión la profesora y escritora Temple Grandin, quien vive con autismo y se ha dedicado a exponer el tema desde su propia experiencia. En efecto, las personas que viven con autismo suelen tener problemas con el lenguaje verbal o tradicional y optan por las señales visuales, aunque en ocasiones también presentan inconvenientes para entender los gestos o expresiones faciales.
Encontramos un amplio abanico de personas con autismo que no logran comunicarse de forma verbal, así como quienes cuentan con un amplio vocabulario.
Los Institutos Nacionales de la Salud de EEUU detallan algunos patrones que podemos encontrar en el lenguaje del comportamiento en personas con autismo.
1- Lenguaje repetitivo o rígido. En estos casos, las personas pueden decir cosas que no están relacionadas con la conversación o no tienen sentido, y también pueden comenzar a repetir palabras o números que han escuchado o que no tienen que ver con el tema de la charla. Eso se conoce como ecolalia; aquí también se dan situaciones como la repetición de oraciones que escuchan en comerciales o programas de televisión. Puede verse también el caso de las personas que hablan con un nivel de voz que no se corresponde con la situación, casi gritando, o también con un tono robótico o mecánico.
2- Intereses específicos y habilidades excepcionales. En este caso, las personas con autismo pueden comenzar monólogos sobre temas complicados, pero no son capaces de dialogar con otra persona sobre esos temas. Algunos presentan brillantes capacidades para las matemáticas o la música, por ejemplo. También están los llamados autistic savant, que presentan habilidades de “sabio” y pueden memorizar grandes cantidades de información o ser genios con los números.
3- Desarrollo desigual del lenguaje. Algunas personas con autismo pueden aprender de niños un enorme número de palabras relacionadas con un tema. Otros pueden leer perfectamente, pero es posible que no entiendan lo que están leyendo. También se encuentran aquellos que no contestan cuando son llamados por su nombre.
4- Poca habilidad para la comunicación no verbal. Suele ocurrir que muchos niños con un trastorno del espectro autista tienen dificultades para señalar objetos o expresarse de forma gestual. Como informan los CDC, en muchos casos no logran reflejar expresiones faciales de emociones como la alegría o la tristeza. También, algo que suele llamar la atención es el hecho de que muchas personas con esta condición evitan tener contacto visual, algo que puede interpretarse como una descortesía para quienes no están al tanto del tema. Pero sobre todo hay que señalar que este tipo de situaciones en las que no logran expresarse de manera verbal o gestual crea frustración en estas personas. Por eso es importante encontrar vías de comunicación que los ayuden a expresarse y sentirse parte de un grupo social y familiar.
Tratamiento
A la hora de buscar un tratamiento que apunte a estos problemas del habla y del lenguaje, el médico recomendará a ciertos especialistas que evalúen el nivel de autismo y busquen las directrices del plan. Estos especialistas pueden ser psicólogos y fonoaudiólogos (que son patólogos del habla-lenguaje), y la dinámica de las sesiones siempre buscará reforzar las acciones positivas. Todo se enfocará en lograr que la persona mejore sus habilidades comunicativas, y es ideal iniciar los tratamientos en edades tempranas, apenas se diagnostique algún trastorno del espectro autista.