sábado 25  de  enero 2025
SALUD

Betacarotenos: fuente de provitamina A

Este nutriente, que está presente en una enorme variedad de frutas y verduras, es beneficioso para la vista, la piel y el buen funcionamiento del organismo humano
Por BELÉN GONZÁLEZ

Los betacarotenos son nutrientes esenciales presentes en una variedad de frutas y verduras que tienen como denominador común el color, que va de amarillo y naranja, a rojo intenso, aunque también está presente en algunos vegetales como las acelgas y las espinacas. Se trata de una sustancia liposoluble, es decir soluble en cuerpos grasos y que no se excreta con facilidad a través de la orina, que pertenece a la familia de los carotenoide, aunque también están compuestos por retinol, retinal y ácido retinoico.

Estos nutrientes son una fuente de la llamada provitamina A, que el organismo convierte en vitamina A en el tracto del intestino grueso, para almacenar luego en el hígado la cantidad que necesita. Además, los betacarotenos actúan como antioxidantes, protegiendo a las células de la acción dañina de los radicales libres.

Este carotenoide no sólo es el más abundante en la naturaleza, sino que también es de suma importancia para la dieta humana. El conocimiento sobre su impacto positivo en el organismo se remonta al antiguo Egipto, aunque en realidad su descubrimiento se adjudica al químico suizo Paul Karrer, quien en el año de 1930 describió por primera vez en la historia la estructura de las provitaminas y las vitaminas, haciéndose merecedor de un Premio Nobel de Química.

La hortaliza más importante en este grupo de portadores de nutrientes es la zanahoria, un alimento reconocido por sus beneficios para la vista y por ayudar a la piel a tomar ese color bronceado que tanto nos gusta. Pero su influencia, como la del resto de los betacarotenos va mucho más allá, pues su acción en el organismo nos permite defendernos de las agresiones producidas por el sol, el tabaco, la mala alimenta-ción, el alcohol y la polución atmosférica.

Como fuentes indirectas de vitamina A, los betacarotenos no solo reducen la resequedad ocular, sino que nos protege de las cataratas, al mismo tiempo activan la melanina de la piel. Además, tal y como confirma el National Institutes of Healts, refuerzan los sistemas inmunitarios y reproductivos, al tiempo de propiciar el buen funcionamiento del corazón, los pulmones, los riñones y otros órganos.

Pero además, estimulan la producción de glóbulos blancos en la sangre, y están íntimamente relacionados con la formación de huesos y dientes. Para lograr este impacto beneficioso en el organismo, la Sociedad Americana del Cáncer recomienda consumir cinco porciones al día de frutas y verduras, frescas y crudas, que serían el equivalente a entre seis y ocho mg de betacaroteno.

Varios estudios han demostrado que este nivel de consumo reduce significativamente el riesgo de contraer cáncer, e incluso, según la Escuela de Medicina de Harvard, tras una reciente investigación, que las personas que incluyen zanahorias en su dieta son menos propensas a sufrir algún deterioro cognitivo.

Adicionalmente permiten combatir el estrés oxidativo, reduciendo el riesgo de demencia.

Una ingesta alta de betacarotenos previene el envejecimiento prematuro yayuda a aumentar la capacidad pulmonar, así como a aliviar dolencias respiratorias como el asma, la bronquitis y el enfisema.

Y como si esto fuese poco, previene la diabetes, la artritis reumatoide y la degeneración macular relacionada con la edad.

Dudas y cuestionamientos

Muchos antioxidantes, como los betacarotenos, puede consumirse a través de píldoras que se presentan en el mercado como suplementos alimenticios, pero existe una enorme controversia porque muchos especialistas consideran que una dosis inadecuada puede causar más daño que bien.

La Sociedad Americana del Cáncer, el Instituto Mundial de investigación del Cáncer y otros centros de investigación recomiendan obtener el betacaroteno directamente de los alimentos y no de los suplementos, porque una ingesta excesiva de vitamina A preformada puede provocar mareos, náuseas, dolores de cabeza, coma e incluso la muerte.

De hecho, existen una serie de advertencias sobre el consumo en exceso de vitamina A, entre ellas el aumento en las probabilidades de desarrollar cáncer de pulmón entre los fumadores y aquellas personas expuestas al asbesto, daños en el hígado y así como una serie de anomalías óseas y articulares.

Sin embargo, las dosis elevadas de betacaroteno no causan estos problemas porque, como señalamos al principio, el cuerpo decide cuanta vitamina necesita, eliminando cualquier exceso peligroso.

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