La hiperplasia o hipertrofia benigna de próstata (HBP) es el crecimiento benigno de la glándula prostática en el varón. Produce una obstrucción a nivel de la uretra, es decir, a nivel del conducto de la orina que causa una dificultad creciente para vaciar la orina que se encuentra almacenada en la vejiga. La hiperplasia benigna de próstata afecta a aproximadamente la mitad de los hombres de entre 51 y 60 años. Entre los 61 y los 70 años ya afecta al 70% y, a partir de los 70 años ya es un problema para el 80% de ellos. Hay diversos tratamientos médicos y quirúrgicos.
Los síntomas
El paciente aprecia un aumento en el número de micciones tanto diurnas como nocturnas. Dificultad creciente para iniciar la micción. Chorro de la orina más fino y menos potente, pudiendo ser la micción en varios tiempos. Sensación de vaciado incompleto de la orina.
En casos extremos, la dificultad miccional creciente puede desembocar en la imposibilidad para realizar la micción, precisando el paciente una actuación médica inmediata. Entre los síntomas más habituales encontramos: menor fuerza en la micción, mayor frecuencia de micción durante el día y la noche, dificultad para iniciar la micción.
La acumulación de orina en la vejiga puede predisponer a las infecciones del tracto urinario e intentar forzar el chorro de orina sólo producirá presión hacia arriba, que puede acabar lesionando los riñones. El bloqueo completo de la uretra es una emergencia médica que requiere la inmediata cateterización. Otras posibles complicaciones de la HBP son los cálculos y la hemorragia vesical. Puede haber pacientes con agrandamiento prostático sin síntomas o ambas circunstancias y en cada caso puede existir, o no, obstrucción al flujo urinario.
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Resección transuretral de la próstata, mejor conocida por su acrónimo RTU-P, es una técnica quirúrgica que consiste en la extirpación de los tejidos hiperplásicos de esta glándula por medio de un aparato endoscópico llamado resectoscopio
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El diagnóstico de la hiperplasia o hipertrofia benigna de próstata se realiza a partir de la historia clínica del paciente junto con una exploración física consistente en un tacto rectal, una ecografía para determinar el tamaño de la próstata y comprobar el volumen de orina que permanece en la vejiga después de realizar una micción, y una micciometría para valorar el grado de obstrucción en la vía urinaria. Se complementa el estudio con una analítica general y específica (determinación del PSA).
Existen diversos tratamientos tanto quirúrgicos como médicos para la hiperplasia benigna de próstata y es fundamental que el especialista tenga en cuenta todas las variables tanto clínicas como de estilo de vida y preferencias de cada paciente para poder tomar la mejor decisión.
El principal objetivo de estos tratamientos consiste en controlar o minimizar los síntomas ocasionados por la obstrucción de la uretra, que causa el crecimiento de la próstata. Pero también es importante porque si los síntomas no se tratan oportunamente pueden favorecer que aparezcan otros problemas como infecciones de orina, piedras en la vejiga o incluso daños renales.
Es importante tomar en cuenta que no todas las personas necesitan tratamiento para la hiperplasia prostática benigna. Las opciones de tratamiento dependen de cuánto molesten sus síntomas, la salud, edad del paciente y el tamaño de la próstata.
Los cambios en el estilo de vida pueden mejorar los síntomas leves, incluyendo: beber menos líquidos antes de acostarse o salir. Evitar o reducir las bebidas con cafeína y alcohol, Entrenar la vejiga y ejercitar los músculos que controlan el flujo de orina, prevenir o tratar el estreñimiento.
Terapia no quirúrgica para la HBP
Dentro de los medicamentos utilizados como terapia no quirúrgica para la hiperplasia benigna de próstata con signos obstructivos moderados y graves de vías urinarias bajas se encuentran: bloqueantes alfa adrenérgicos, como las famosas tamsulosina, alfuzosina, terazosina o silodosina, que actúan produciendo relajación de la musculatura lisa del esfínter urinario interno y atenuando la obstrucción de la uretra.
En cuanto a la eyaculación, estos fármacos alfa-bloqueantes disminuyen el volumen eyaculado y condicionan una eyaculación retrógrada (cuando el semen que normalmente sale a través de la uretra, se dirige hacia la vejiga). Hasta un 90% de los pacientes presentan hipospermia, mientras que otro 33% se quejan de aneyaculación. Hoy en día, disponemos de distintos alfa-bloqueantes: Tamsulosina, Alfuzosina, Terazosina, Doxazosina, Naftopidil, Prazosina Silodosina.
Tratamiento con inhibidores de la alfa 5 reductasa, como finasteride o dutasteride, que actúan limitando la conversión de la testosterona en dihidrotestosterona, una sustancia hormonal masculina con alta capacidad de producir hiperplasia benigna de próstata.
Cirugía de hiperplasia benigna de próstata (HBP)
El procedimiento quirúrgico estándar para tratar la hiperplasia benigna de próstata es la resección transuretral de próstata (o RTU), así que en este apartado se abordarán los aspectos más importantes de esta operación urológica.
La duración de este procedimiento es de 60 a 90 minutos dependiendo de la facilidad para acceder hasta la próstata y cantidad de tejido a extirpar. La anestesia que se utiliza es de tipo general, lo que significa que el paciente estará inconsciente durante la cirugía.
Como su nombre lo indica, la resección de la próstata consiste en extraer una porción de la glándula prostática a través de la uretra. Es decir, no es necesario realizar incisiones abiertas para exponer el órgano.
- Resección transuretral de la próstata, mejor conocida por su acrónimo RTU-P, es una técnica quirúrgica que consiste en la extirpación de los tejidos hiperplásicos de esta glándula por medio de un aparato endoscópico llamado resectoscopio.
- Las cirugías de próstata (especialmente la RTU-P) pueden cortar accidentalmente algunos nervios del pene por lo que cerca del 10 % de los pacientes puede desarrollar alguna complicación sexual como disfunción eréctil, o una complicación del tracto urinario como eyaculación retrógrada o incontinencia urinaria.
- Fotovaporización prostática con láser verde, esta técnica, mínimamente invasiva, consiste en eliminar el exceso de tejido prostático con un dispositivo que emite vapor de manera muy precisa y localizada. Así se disminuye el riesgo de lesionar los nervios del pene y producir disfunción eréctil (entre otros posibles riesgos de la cirugía convencional). Las principales ventajas de esta técnica es que el sangrado suele ser mínimo y la recuperación bastante rápida, en unos 2 o 3 días el paciente puede retornar a sus actividades cotidianas de manera normal.
- Enucleación prostática con láser de Holmio, la prostatectomía (como también es conocida la cirugía de próstata) con láser de holmio es una técnica mínimamente invasiva que utiliza energía térmica emitida por un láser ultrapreciso para extraer el exceso de tejido prostático que pudiera estar bloqueando el flujo de orina.
- Las prostatectomías, son cirugías complejas que requieren un alto nivel de precisión técnica ya que se realiza una extirpación total (o casi total) de la próstata y los tejidos que la rondan, como algunos ganglios linfáticos o las vesículas seminales si existe diseminación de células cancerígenas en esta zona, pero el gran dilema son las estructuras no implicadas en el cáncer que podrían ser lesionadas con la intervención como los nervios eréctiles.
- Técnica REZUM™, es de las técnicas más novedosas para reducir el volumen prostático en casos de HBP se encuentra la Técnica REZUM™ que consiste en destruir el exceso de tejido por medio de inyecciones muy localizadas de energía térmica en forma de vapor de agua.
- Pero si no se extrae el tejido ¿Qué sucede con el tejido destruido con calor? Es importante destacar la increíble capacidad que tienen las células inmunitarias del organismo para reabsorber el tejido muerto.
@iraimag
FUENTE: Vida y Salud, Medline Plus, Family Doctor, Revista Elsevier, Andromedi