El otoño llega sin avisar: las hojas cambian de color, las tardes se acortan y el clima invita a quedarse en casa. Pero, ¿sabías que este cambio de estación también influye en nuestra mente y emociones? La psicología lo confirma: muchos de nosotros sentimos cómo nuestra energía, motivación y estado de ánimo fluctúan con la llegada de septiembre y octubre.
El fenómeno no es solo una sensación subjetiva. Investigaciones en psicología y neurociencia muestran que la reducción de luz solar afecta nuestros ritmos circadianos, el reloj biológico que regula sueño, apetito y energía. Menos luz significa que nuestro cerebro produce más melatonina, la hormona que induce el sueño, y menos serotonina, relacionada con el estado de ánimo.
Según estudios recientes, entre un 10 y 20% de la población puede experimentar síntomas de trastorno afectivo estacional(TAE): cansancio, irritabilidad, dificultad para concentrarse e incluso tristeza profunda. Otros, aunque no cumplan criterios clínicos, notan cambios de ánimo y energía que podemos llamar no solo las personas son afectadas. Investigaciones en animales muestran patrones similares: la disminución de luz influye en su actividad y comportamiento. Nuestro cerebro, al fin y al cabo, sigue siendo muy sensible a los ciclos naturales.
Existen varias estrategias que la psicología recomienda para mantener nuestro equilibrio emocional durante esta estación:
1. Exposición a la luz natural
Aprovecha cada rayo de sol: desayuna cerca de una ventana o da un paseo al mediodía. La luz ayuda a regular los ritmos circadianos y a mejorar el estado de ánimo.
2. Rutinas y actividad física
Mantener horarios regulares para dormir, comer y moverse ayuda a sincronizar nuestro reloj interno. El ejercicio libera endorfinas, la “hormona de la felicidad”, y combate la fatiga.
3. Conexión social y emocional
Compartir tiempo con amigos, familiares o personas cercanas fortalece nuestro bienestar psicológico y reduce la sensación de aislamiento típica del otoño.
4. Reflexión y planificación emocional
El otoño invita a la introspección. Aprovechar esta época para evaluar cómo nos sentimos, identificar emociones difíciles y reorganizar metas o prioridades es un ejercicio psicológico poderoso. Es un momento perfecto para plantearse cambios realistas y cuidarse de forma consciente.
Más allá de la ciencia, el otoño nos recuerda que la vida tiene ciclos: cambios, finales y nuevos comienzos. Observar cómo nos afecta esta estación y tomar pequeñas acciones para proteger nuestro bienestar emocional puede convertir el “bajón otoñal” en un periodo de crecimiento, reflexión y aprendizaje sobre nosotros mismos.
Violeta Garcia. Psicóloga
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