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Se le conoce popularmente como "codo de golfista”, pero su nombre clínico es epitrocleitis o epicondilitis medial, un trastorno que se caracteriza por la aparición de un proceso inflamatorio, y por ende doloroso, en el lado interior del codo.
Esta condición es consecuencia de los movimientos repetitivos, la tensión o tracción mantenida sobre los tendones, lo que ocasiona una especie de trauma directo, o el sobreesfuerzo al hacer movimientos de flexión y pronación forzada de la muñeca, que afectan esta región músculo tendinosa conocida como epitróclea.
La epitróclea se compone del grupo muscular encargado de flexionar el codo, la muñeca, y los dedos, así como de pronar el antebrazo, es decir, dejar la palma de la mano mirando hacia abajo. Se trata de un trastorno común entre quienes practican algunos deportes como el golf, el tenis o el lanzamiento de jabalina.
No se trata de una condición exclusiva de los deportistas, pues la epitrocleitis puede afectar a cualquier persona que realice movimientos del antebrazo, la muñeca y la mano en forma repetitiva, como por ejemplo quienes usan frecuentemente el ratón o teclado de una computadora.
La epitrocleitis es menos frecuente que la epicondilitis lateral, también conocida como "codo de tenista", y aparece por lo general entre la cuarta y quinta década de la vida, afectando por igual a personas de ambos sexos, y se manifiesta principalmente en la extremidad dominante.
Además de los movimientos repetitivos y bruscos la epicondilitis medial puede ser resultado de una mala postura, la tensión en los tejidos blandos producto de una articulación o hueso posicionado anormalmente, y la presencia de enfermedades como la artritis reumática, la gota, la psoriasis, ciertos problemas de la tiroides, y algunas infecciones.
Movimientos dolorosos
El “codo de golfista” se caracteriza por la aparición de un dolor molesto, que suele ser progresivo, es decir que aumenta hasta convertirse en crónico. Se localiza en el lado interno del codo aunque suele extenderse hacia el antebrazo y la muñeca.
Los movimientos propios de las actividades diarias como lanzar, recoger y agarrar objetos, provocan un dolor que puede llegar a ser incapacitante. Este suele disminuir con el reposo de la articulación, y aumentar con una simple flexión de la muñeca o los dedos.
La debilidad en las manos y las muñecas, la sensación de entumecimiento u hormigueo, y la sensibilidad al tacto en el área también son síntomas característicos de este proceso inflamatorio.
Si bien los síntomas asociados a la epicondilitis medial son bastante claros, su médico puede recurrir a una serie de exámenes específicos para confirmar el diagnóstico o evaluar la severidad de la lesión. Estas pruebas incluyen Rayos X, para confirmar o descartar la existencia de calcificaciones adyacentes a la epitróclea.
Otras opciones son la ecografía musculoesquelética para evaluar la articulación y los tejidos blandos compuestos por tendones, ligamentos y nervios; y una resonancia magnética que permite confirmar la presencia de lesiones ligamentosas.
Reposo, ejercicio y antiinflamatorios
Una vez confirmado el diagnostico, la estrategia de tratamiento para el “codo de golfista” es aliviar el dolor y reducir la inflamación para evitar la evolución del trastorno. Se trata básicamente del uso de analgésicos y antiinflamatorios, con al apoyo de otros recursos como la kinesiterapia, la aplicación de hielo local durante unos 15 a 20 minutos en la zona afectada.
Aunque existe otra alternativa de tratamiento conservador: la infiltración local de corticoides, para permite aliviar los síntomas.
Estas medidas combinadas con un programa de ejercicios para el brazo afectado resultan exitosas en más del 80% de los casos, aunque es posible una recurrencia de los síntomas. En los casos más complejos la sugerencia del especialista suele ser una intervención quirúrgica con técnicas mínimamente invasivas como la artroscópica.
Otras alternativas de tratamiento, aunque menos frecuentes porque siguen siendo objeto de estudio son: la infiltración local de factores de crecimiento plaquetario, así como de toxina botulínica; el uso de ondas de choque extracorpóreas; y el uso de terapia láser de baja intensidad.
El “codo del golfista” es un trastorno común, anualmente se confirman unos 200 diagnósticos aquí en los Estados Unidos, y el proceso de recuperación es un asunto personal que depende de múltiples factores, entre ellos la severidad de la lesión, la edad, la condición de salud general de la persona y si ha presentado este tipo de lesión anteriormente.
Cuando se trata de una lesión leve la recuperación puede durar pocas semanas, pero cuando la condición se ha hecho severa se requerirá de más tiempo, tenga presente que cuánto más tiempo tarde en iniciar su tratamiento, más tiempo tardará en sanar.
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