El cáncer de mama sigue siendo el tumor más frecuente en mujeres en Estados Unidos y la principal causa de muerte oncológica entre mujeres de raza negra e hispanas. Aunque la mortalidad global continúa descendiendo, preocupa el aumento de diagnósticos en menores de 50 años.
En este contexto, el Dr. Simón Alvarez —médico cirujano, veterinario y magíster en nutrición vegetariana, además de sobreviviente de cáncer— subraya el valor de un estilo de vida saludable en la prevención y acompañamiento de los tratamientos.
Para el especialista, la biología no actúa sola: la interacción con el entorno y los hábitos diarios condiciona el riesgo.
Dieta y prevención
“Si la gente entendiese que la mayoría de los casos de cáncer que tiene a su alrededor se podrían haber evitado si se tomaran decisiones inteligentes en nuestro estilo de vida, todo el mundo cambiaría inmediatamente. Hasta el 50% de los casos se podrían haber evitado porque son causados por factores que podemos modificar”, dijo el galeno.
“El cáncer tiene tres etapas: iniciación, promoción y progresión. Durante la iniciación se produce la célula cancerígena. Factores como el tabaquismo, el alcohol en exceso, la obesidad, el sedentarismo y una dieta pobre en vegetales facilitan que estas mutaciones aparezcan”, explicó el especialista.
El sistema inmunológico juega un papel fundamental:
“Cuando la célula se forma, nuestro sistema inmunológico —que es un ejército espectacular— la reconoce y la destruye. Pero si este ejército está con cortisol alto por estrés o no está bien nutrido, esa célula tiene un camino más fácil para crecer”. “Cuando la célula se forma, nuestro sistema inmunológico —que es un ejército espectacular— la reconoce y la destruye. Pero si este ejército está con cortisol alto por estrés o no está bien nutrido, esa célula tiene un camino más fácil para crecer”.
El Dr. Simón usa una metáfora para explicar cómo los hábitos influyen en la progresión del cáncer: “Podemos ver la célula cancerígena como una semilla de maleza en nuestro jardín. Si no tiene las condiciones adecuadas, no germina ni progresa. Pero si le damos todo lo que necesita —azúcares refinados, ultraprocesados, grasas saturadas animales— la célula se multiplica rápidamente”.
Sobre los lácteos, Alvarez fue contundente al afirmar que “somos la única especie que consume leche después del destete y de otra especie distinta”. Esos lácteos, planteó, “contienen hormonas y factores de crecimiento que pueden estimular la división celular y aumentar el riesgo de mutaciones; por eso recomiendo consumirlos lo menos posible; los yogures son la alternativa menos dañina”.
En contraste, hay alimentos que actúan como aliados de la prevención, como la soya, que describió como “una maravilla para la prevención del cáncer de mama”, pues “sus fitoestrógenos bloquean la acción de los estrógenos dañinos y estimulan los receptores que nos protegen, especialmente en el sistema cardiovascular y la salud ósea”.
“Los fitoestrógenos bloquean los estrógenos dañinos y activan los receptores que nos convienen, ayudando a proteger a las mujeres del sistema cardiovascular y a mantener la salud ósea”, puntualizó.
Además, resaltó el valor de los hongos medicinales: “Los hongos son la farmacia de la naturaleza. Entre ellos, el Ganoderma lucidum (reishi) y el Trametes versicolor (cola de pavo) tienen propiedades medicinales espectaculares: fortalecen el sistema inmunológico y ayudan en la prevención y tratamiento del cáncer”.
“Podemos consumir hongos comestibles como shiitake, maitake y Hericium erinaceus, que aportan beneficios para la función cerebral y general. Incluso el Cordyceps sinensis tiene efectos anticancerígenos, aunque menos potentes que los dos primeros”, añadió.
Dr. Simón Alvarez - Cortesía/Collage
El Dr. Simón Alvarez sigue una dieta vegana y enseña a sus seguidores las bondades de la alimentación sana.
Cortesía/Collage
El ADN
En cuanto a los genes BRCA, el Dr. Alvarez enfatizó que la mutación no es una sentencia.
“Los genes BRCA1 y BRCA2 producen proteínas que reparan el ADN y previenen que las células se vuelvan malignas. Con un buen estilo de vida y alimentación, podemos activar la función residual de estos genes y potenciar otros genes supresores”, dijo el especialista. “Los hábitos saludables ayudan a que modulemos epigenéticamente todos estos genes supresores de tumores para que se mantengan activos y nos protejan, incluso cuando portemos una mutación en los BRCA1 y BRCA2”.
El ambiente y los productos tóxicos
Sobre los factores ambientales, advirtió el peligro de almacenar líquido y alimentos en recipientes de plástico, que contienen bisfenol A (BPA), “un factor de riesgo potente”. En cambio, recomendó el vidrio y aconsejó: “Evita calentar alimentos en plástico y no dejes botellas en el auto”.
“Los químicos ambientales, pesticidas, exceso de radiación ultravioleta y ciertos virus también pueden generar mutaciones. La buena noticia es que podemos ponerles barreras con hábitos inteligentes”, agregó.
Más alimentos de origen vegetal
En cuanto a la dieta diaria, Alvarez tiene varias recomendaciones: “No tienes que hacerte vegetariano o vegano; basta con que el 80% de lo que consumes sean alimentos integrales de origen vegetal. El resto puede incluir carne, pescado o pollo con moderación”.
“Entre las fuentes de calcio vegetal están el kale, espinaca, sésamo, chía, tofu fortificado, higos y naranjas. Son opciones que permiten mantener la salud ósea sin recurrir a lácteos”, aseguró.
Por último, invitó a ampliar estos temas en su libro Cómo alimentarse contra el cáncer, “que incluye ejemplos sobre los genes BRCA que te dejan literalmente sin palabras”.
“Cada decisión de estilo de vida cuenta. Podemos poner difícil el camino a las células malignas y potenciar nuestro sistema inmunológico para que haga su mejor trabajo: defendernos y destruirlas”, acotó.