Cuidar la alimentación y mantener hábitos saludables no siempre depende de la fuerza de voluntad. A menudo son los obstáculos del día a día —sociales, económicos, emocionales o de tiempo— los que marcan la diferencia. El nutricionista Carlos Ríos, conocido activista de la comida real, compartió en Instagram cuáles son los ocho más frecuentes y qué hacer para superarlos.
Su mensaje parte de una idea sencilla pero poderosa: no se trata de hacerlo perfecto, sino de avanzar poco a poco. Y es que muchas personas abandonan sus intentos de mejorar su estilo de vida al chocar con dificultades que, en realidad, son comunes y tienen solución.
Ríos insiste en que estos obstáculos no deben verse como un muro infranqueable, sino como retos que pueden gestionarse con planificación, constancia y pequeñas adaptaciones. Desde la presión social hasta la falta de tiempo o dinero, identificar el problema es el primer paso para encontrar alternativas realistas.
Con ese objetivo, el nutricionista recopila los que, según su experiencia, son los ocho frenos más habituales a la hora de llevar una vida saludable y propone medidas prácticas para superarlos sin caer en la frustración ni en la rigidez extrema.
1. EVENTOS SOCIALES
Comidas, tapas, copas: gran parte de la vida social gira en torno a opciones poco saludables. La propuesta de Ríos es clara: elegir estratégicamente, alternar agua con gas y limón en lugar de alcohol, y proponer planes alternativos como brunch saludables o actividades deportivas. Recordar que socializar depende de la compañía, no de lo que se come o se bebe.
2. FALTA DE TIEMPO
El ritmo laboral y personal puede hacer que cocinar parezca imposible. El consejo de Ríos es planificar dos o tres recetas base para la semana, tener siempre en casa básicos como huevos, arroz o verduras y dedicar solo 20-30 minutos al día a organizar las comidas.
3. ANSIEDAD Y ESTRÉS
Las emociones influyen directamente en la forma de comer. Para evitar recurrir a ultraprocesados, Ríos recomienda trabajar en la gestión emocional (ejercicio, meditación, terapia), dormir al menos siete horas y buscar snacks saludables como yogur con frutos secos o chocolate 85%.
4. ADICCIÓN A ULTRAPROCESADOS
Están diseñados para enganchar, por lo que la mejor estrategia es reducir la exposición: no comprarlos. Sustituir poco a poco galletas por fruta o refrescos por agua con gas y limón, y apostar por proteínas y grasas saludables que sacien más tiempo.
5. FALTA DE DINERO
La alimentación saludable no tiene por qué ser cara. La clave, según Ríos, es optar por productos de temporada, legumbres, huevos, arroz o patatas, y planificar menús semanales para evitar desperdicio y compras innecesarias.
6. HORARIOS DIFÍCILES
Turnos, viajes o guardias pueden romper la rutina. Para esos casos, el nutricionista aconseja llevar snacks reales en el bolso o la mochila, optar por platos sencillos en restaurantes (ensaladas, carnes o pescados con guarnición) y mantener una mínima rutina de sueño y ejercicio.
7. INFLUENCIA SOCIAL O FAMILIAR
La convivencia puede arrastrar a hábitos poco saludables. La propuesta: educar con el ejemplo, negociar puntos intermedios (como preparar pizza casera en lugar de pedirla) e implicar a la pareja o a los hijos en recetas fáciles y saludables.
8. PEREZA Y FALTA DE MOTIVACIÓN
A veces el problema no es saber qué hacer, sino encontrar la energía. Para ello, Ríos recomienda mejorar el descanso nocturno, empezar con pequeños cambios —como añadir una fruta diaria— y recordar siempre el motivo personal: más energía, salud y bienestar.
FUENTE: EUROPA PRESS