BOGOTÁ.-Los ponchos de Adriana Santacruz cautivaron a la féminas que presenciaron su desfile en la recién edición de Bogotá Fashion Week, que se celebró del 24 al 26 de abril en la capital colombiana.
BOGOTÁ.-Los ponchos de Adriana Santacruz cautivaron a la féminas que presenciaron su desfile en la recién edición de Bogotá Fashion Week, que se celebró del 24 al 26 de abril en la capital colombiana.
El desfile de la diseñadora fue el segundo de la noche inaugural de BFW 2018, poco después de que la marca española Aílanto abriera la Semana de la Moda de Bogotá.
Con La Ruana, Santacruz recorrió la evolución de esa peculiar pieza que, además de servir de abrigo, realza cualquier atuendo por más simple que parezca.
Según la modista, la esencia de esta colección, que ideó para la próxima temporada otoño-invierno, radica precisamente en la identidad. Y refleja la contemplación del presente y la añoranza del futuro.
“Está inspirada en tiempos inmemoriales en los que el ser humano necesita inventarse un telar para cubrirse. Es la evolución de la ruana (el poncho), por eso la he nombrado La Ruana, es haber trabajado ya muchos años”, expresó Santacruz a DIARIO LAS AMÉRICAS, tras bastidores minutos antes de exhibir sus creaciones en la pasarela.
Si bien el origen de la ruana o el poncho, como también se le conoce, se remonta a las comunidades indígenas, hoy en día esta prenda ha llegado a las grandes pasarelas en diferentes estilos, ya sea para complementar un look casual o para una ocasión especial.
Se trata de una pieza clave en el guardarropa femenino que puede llevar bordados, tejidos o dibujos, por mencionar algunas técnicas ancestrales que dieron vida a esta prenda de vestir.
Y es que, justamente, Santacruz se ha dedicado a diseñar prendas para ser elaboradas en telar, con técnicas artesanales de las manos de descendientes de la tribu de Los Pastos.
Esta vez, los materiales empleados fueron el algodón y la lana en paños tejidos. También se utilizaron técnicas de teñido artesanal como el tie-dye, Ikat y brocados.
“Son materiales ricos y exquisitos, con diferentes técnicas de tejidos, con mucha mano y mucho sentimiento. Y creo que eso es lo que hace esta moda con espíritu”, destacó la diseñadora.
“Una silueta desestructurada en equilibrio con todas las técnicas de tejidos que existen. Hay un equilibrio muy rico y una liviandad, y una paleta de colores deliciosa”, agregó sobre sus creaciones.
El rojo vino tinto, el gris, y los diferentes matices del verde y el azul, incluso desteñido, se mezclaron en esta propuesta que evoca la tradición indígena y “abriga” esos días otoñales e invernales con gran estilo y femineidad.
También describió a la portadora de sus diseños suele ser de estilo contemporáneo y sensible de carácter.
“Mi mujer es bella, es llena de amor, percibe lo que hay dentro, porque detrás de mi trabajo hay una fuerza espiritual y poderosa que transmiten las manos”, afirmó.