"El despertar del zombi" despide el Solo Theater Fest

Con la obra El despertar del zombi, del dramaturgo Javier Malpica e interpretada por Esteban Castellanos, que también la dirige, se puso punto final al evento, que en general fue un gran festival y que, con la agrupación mexicana para el punto final, logró una clausura de altura.

El despertar del zombi es un espectáculo muy creativo en el que se abordan temas escabrosos, logrando presentar una historia sobre la inseguridad ciudadana, la impunidad, las desapariciones y el miedo colectivo a los grupos de poder, desde una óptica muy contemporánea y escénicamente muy demandante para la producción.

Hay ocasiones en que el concepto escénico tiende a “comerse” la obra, pues la ambientación o la escenografía resultan tan elocuentes, que el texto se desplaza a un segundo lugar ante lo visual. Pero el teatro es fundamentalmente el texto. En esta obra hay momentos en que el espectador se deja arrastrar por lo que acontece en escena, pero hay como un regreso inconsciente a la narración, lo que indica que la historia que se nos cuenta tiene agarre.

En la llegada a Miami, en su cuarta visita como grupo teatral, Los Pinches Chamacos vuelven a dejar una huella memorable. El despertar del zombi es un desafío actoral y técnico, pues se vale de efectos sonoros y lumínicos para crear la atmósfera

“extraterrestre”: escafandra, armas paralizantes, vestuario realizado con conexiones eléctricas, etc., y eso es toda una novedad escénica en Miami, al menos de la manera en que lo hace esta agrupación.

Parte del espectáculo trascurre en una semipenumbra, rodeado de humo y luces láser que se desplazan por el escenario conformando varios diseños de colores y movimientos. La expresividad del rostro de Castellanos no es tan importante en este caso, pues está casi todo el tiempo protegido por sus artilugios mecánicos y la base de su actuación es a través del movimiento. El éxito de la propuesta lo consigue la ambientación y eso es meritorio.

Quizás hubiera sido más efectivo un texto más frontal, pero la forma escogida por este equipo de trabajo es válida y sin duda sorprenderá a muchos por su desempeño. Hay guiños a los comics, a la literatura de ciencia ficción, incluso a los videojuegos y el cine. Llevar al teatro estos estilos y técnicas es realmente difícil. En el caso particular de El despertar del zombi, un error en el manejo de las luces, literalmente hubiera echado por tierra el trabajo, por ello es tan importante reconocer la labor de Alma Curiel, en las luces, sonido y como productora ejecutiva.

Un buen cierre para Artefactus y su Solo Teather Fest y un comienzo en la arena internacional de esta prometedora obra de Los Pinches Chamacos que entusiasmará a muchos.