MADRID.- El escritor Diego del Alcázar aborda los dilemas derivados del uso de la biotecnología en su primera novela La genética del tiempo (Editorial Espasa), en la que profundiza en el uso de la misma para, por ejemplo, curar enfermedades genéticas, al tiempo que plantea dilemas éticos cuando su uso es inadecuado e irresponsable, una situación que se puede extrapolar a otros campos, como la Inteligencia Artificial (IA). "La IA nunca va a ser tan útil porque le va a faltar empatía", auguró el autor en una entrevista con Europa Press.
El lanzamiento de esta novela coincide con la conmemoración de un doble aniversario en este 2023: los 70 años del descubrimiento de la estructura de doble hélice del ADN y los 20 años desde que se completó el mapa del genoma humano. Además, hace dos años se concedió el premio Nobel a Jeniffer Doudna (personaje ficcionado en la novela) y a Emanuel Charpentier por el descubrimiento de Crispr (Repeticiones Palindrómicas Cortas Agrupadas y Regularmente Espaciadas).
Motivación del escritor
Fue precisamente la lectura de la biografía de Doudna uno de los motivos que impulsó a Del Alcázar a lanzarse al mundo literario. "Me pareció fascinante porque no solamente era ella como investigadora sino el impacto que tenía lo que había descubierto" reconoció, aunque también puntualizó que le apetecía escribir una novela.
En cualquier caso, el autor señaló que no habló con nadie. "Mi mujer me veía demasiadas horas en el ordenador los fines de semana y me preguntó si pasaba algo. Pero no le dije a nadie que estaba escribiendo una novela porque me iba a poner mucha presión", aseguró Del Alcázar, que desarrolla su actividad profesional en el mundo de la educación ya que es CEO de IE University y fundador de The Global College, un colegio internacional para estudiantes de bachillerato.
En este punto, reveló que cuando su hermana Isabela supo de la novela (es doctora en Biología Molecular) bromearon sobre la temática, además de darle consejos sobre algunas expresiones. "Se quedó muy sorprendida y le gustó mucho. Fue una sorpresa para ella y para mí aunque yo no sepa lo que es una molécula", confesó.
Sobre los dilemas éticos que plantea su libro, el autor dijo ser muy optimista con los avances tecnológicos y defiende que hay que abrazarlos. "Cuanto antes empezamos a usar las tecnologías, antes vemos sus ventajas y antes vemos también sus inconvenientes y dificultades. Entonces nos empezamos a hacer preguntas porque pueden tener unas consecuencias negativas para nosotros o también potenciales desarrollos empresariales", relató.
Por todo ello, aseguró que el objetivo que persigue es que el lector se entregue a una serie de preguntas y que se hagan muchas más. "...porque es lo que nos invita a pensar y para eso está la literatura".
En alusión a los paralelismos con la Inteligencia Artificial (IA), el autor consideró que, aunque se la ha bautizado de inteligencia, no tiene capacidad de comprender. "Yo siempre pongo el ejemplo del ajedrez: siempre digo que es capaz de ganar al mejor ajedrecista del mundo, pero no es capaz de jugar, no entiende que está jugando y por lo tanto no es una inteligencia", explicó.
"Esta inteligencia es un algoritmo predictivo de algo, del lenguaje, del sonido y aunque, obviamente, va a tener sus peligros, son muchas más las potencialidades que ofrece, al mejorar la calidad de vida. Pero eso no quiere decir que no tengamos que pensar en sus peligros y hay que empezar a pensarlos pronto, pero la inteligencia artificial nunca va a ser tan útil porque le va a faltar empatía", razonó.
Asimismo, el libro pone el foco en la importancia de las sinergias, la innovación y el cambio. "Los cambios se producen súper rápidos y hay que adaptarse rápidamente. ¿Cómo?, pues entendiendo el mundo en el que vives, teniendo una mentalidad diversa y la capacidad de aprovechar las oportunidades, para lo cual es necesario una mentalidad emprendedora, abrazando la tecnología. Los cambios no son malos: no hay que rechazarlos, hay que abrazarlos y entender sus cosas buenas y sus riesgos", afirmó.
FUENTE: Europa Press