MIAMI.- Para la venezolana Sahily Hernández, la música no ha sido solo una fuente de inspiración en su vida, también se ha convertido en el vehículo idóneo para conectar con las personas y alegrarlas a través de la mágica melodía de la flauta, instrumento que la acompaña desde que comenzó, con nueve años, sus estudios en la Escuela de Rítmica Dalcroze en su país natal.
“La música tiene un significado muy especial. Es la expresión que nutre el alma y es también un medio transformador de pensamientos y sentimientos, lo que hace que entregues algo de ti cuando te presentas ante un público”, acotó Hernández, quien se destaca por haber sido una de las fundadoras de la Orquesta Nacional de Flautas de Venezuela.
Según comenta, el arte de crear vínculos y establecer códigos de manera espontánea es un regalo que debe ser compartido.
“Como músicos tenemos el rol de educar a la gente y transformar vidas, como una manera de motivarlos”, dijo.
Entre los logros que ha alcanzado resalta su reciente incorporación a la Orquesta Sinfónica de Miami, bajo la batuta del maestro Eduardo Marturet.
“Actualmente formo parte del área de producción musical de los eventos y me enfoco en el marketing a través del manejo las redes sociales. Y aunque aún no estoy tocando la flauta, puedo decir que trabajo por mi pasión que es la música y eso es un disfrute total. Tengo la bendición de trabajar en lo que me da satisfacción y genera la mayor parte de mis ingresos”, expresó.
Estar cerca de la música es una oportunidad única que Hernández agradece con mucho entusiasmo, sobre todo por el hecho de que decidió comenzar nuevamente su vida en Estados Unidos hace menos de un año.
“El maestro Eduardo Marturet no es solamente un artista magnífico y respetado, es una gran persona. Y es un honor muy grande que me haya dado la oportunidad de pertenecer a la orquesta, que realiza un proyecto musical hermoso y tiene proyectos de altísimo impacto social”, resaltó.
Su misión
No detenerse es la meta que persigue Hernández, quien está vinculada al MISO Family Tour, un proyecto que pretende acercar a la comunidad a la música.
“Trabajamos con familias de escasos recursos, y nos enfocamos en que, tanto los adultos como los niños, conozcan a los músicos de la orquesta, y que después de disfrutar del concierto de manera gratuita, puedan conocer las grandes salas como el Arsht Center”, explicó.
Y es de esta manera que la flautista se acerca a sus metas en la vida, que no son más que ser consecuente y útil con sus acciones.
“Estas tareas van de la mano con lo que me gustaría lograr como músico y transmitir a todas las personas. Hay que dar para poder recibir, y estos proyectos me regalan mucha paz y gratitud hacia la vida. Ver las caras de los niños y, sobre todo, la de los padres, no tiene precio”, resaltó.