MADRID.-EFE
Dos de los principales himnos de la música brasileña, Manhã de Carnaval, de Luiz Bonfá y Antonio Maria, tema popularizado en el film Orfeo Negro, y Garota de Ipanema, de Antonio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes, sonaron a las cuerdas de un cuarteto de cuerda de la Fundación Excelentia
MADRID.-EFE
La XXXIII edición de los Premios Internacionales de Periodismo Rey de España se celebró con los dulces compases de la bossa nova, la belleza de las palabras de Mario Vargas Llosa sobre Cusco y el gesto solidario con el mundo del toro del periodista español Carlos Herrera.
Con dos premiados brasileños, el ritmo de la bossa nova tenía que protagonizar la entrega de los galardones, que concede cada año la Agencia Efe, de manos del Rey Felipe V I y en un lugar tan simbólico como la Casa del Lector de Madrid.
Dos de los principales himnos de la música brasileña, Manhã de Carnaval, de Luiz Bonfá y Antonio Maria, tema popularizado en el film Orfeo Negro, y Garota de Ipanema, de Antonio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes, sonaron a las cuerdas de un cuarteto de cuerda de la Fundación Excelentia.
Fue el broche cadencioso de una ceremonia en la que la defensa del periodismo fue la nota dominante, tanto por parte de los premiados, procedentes de Brasil, Colombia, España Perú, Portugal y Uruguay, como por el Rey, que instó a los medios de comunicación a adaptarse a una situación cambiante, una tarea, reconoció, no siempre cómoda.
Y en la que un solo gesto acaparó toda la atención, la del periodista español Carlos Herrera, galardonado con el Premio Iberoamericano de Periodismo por un artículo sobre el maestro mexicano del periodismo Jacobo Zabludovsky.
Herrera recibió de manos del Rey la escultura representativa y, tomándola a modo de montera taurina, brindó el premio a los presentes, lo que provocó una fuerte ovación.
Un gesto en solidaridad con el mundo del toro, que ha sido atacado recientemente en las redes sociales tras la muerte de un diestro en el ruedo, pero también un saludo que el periodista hace a menudo porque lo considera muy elegante.
Junto a Herrera, el otro gran protagonista fue Mario Vargas Llosa, que recibió el premio Don Quijote de Periodismo precisamente en el año del 400 aniversario de la muerte de Cervantes, como resaltó el presidente de la Agencia Efe, José Antonio Vera.
Vargas Llosa fue uno de los primeros en llegar a la Casa del Lector, donde habló con el director de este centro, el exministro de Cultura César Antonio Molina; con la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Soraya Sáez de Santamaría; el secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica, Jesús Gracia, o con el padre Ángel.
Amable y cercano, el nobel se mostró encantado de recibir su premio por el artículo Cusco en el tiempo, con el que reivindica el mestizaje entre la cultura andina y la hispana y compara la convivencia en Cusco (sureste del Perú) del quechua puro con un español elegante.
Vargas Llosa, que asistió solo a la ceremonia, saludó al Rey tras la entrega de premios, antes del cócktail en el que los invitados aprovecharon para interesarse por los trabajos ganadores de los premios y para charlar distendidamente.
Sáenz de Santamaría hablaba informalmente con un grupo de periodistas, mientras los invitados se acercaban tímidamente al Rey para tratar de hacerse una foto con él, algo que muchos consiguieron ya que Felipe VI se quedó en el evento mucho más tiempo del previsto.
Entre los invitados al acto, el periodista Luis del Olmo; el diplomático Inocencio Arias; el presidente de OHL, Juan Miguel Villar; el alto comisionado de la Marca España, Carlos Espinosa de los Monteros, o el presidente de la SEPI, Ramón Aguirre.
Los embajadores de Brasil y Costa Rica, Antonio José Ferreira Simoes y Doris Osterlof Oregón, respectivamente; el escultor Víctor Ochoa o el torero Enrique Ponce fueron otros de los asistentes.
Unos premios patrocinados con 6.000 euros (6.647 dólares) cada uno por el grupo internacional de concesiones y construcción OHL, aunque el de Periodismo Ambiental, con la misma cifra, lo está por la Fundación Aquae, mientras que el Don Quijote lo está por la compañía pública Tragsa y dotado con 9.000 euros (9.971 dólares).
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