Cuando el lagarto gigante emerge de los arbustos, los turistas se apartan. Una mujer asustada se escabulle detrás de un árbol. Nadie lo vio venir.
Cuando el lagarto gigante emerge de los arbustos, los turistas se apartan. Una mujer asustada se escabulle detrás de un árbol. Nadie lo vio venir.
El dragón de Komodo, que llega a medir hasta tres metros, es la gran atracción del Parque Nacional de Komodo en Indonesia. Había planes de cerrar la isla principal de Komodo para los turistas, pero fueron descartados.
Sin embargo, los dragones de Komodo no son en absoluto el único atractivo de este parque nacional, que además de Komodo comprende varias otras islas.
Lo mejor para los visitantes es recorrer el parque con una excursión en bote que se extiende durante varios días. Y quien concurra solamente por los lagartos, se perderá algo: playas de arena blanca, arrecifes de coral ricos en especies y verdaderos gigantes bajo el agua. Pero estos llegarán recién al final.
ESCENARIO DE TARJETA POSTAL: STOP PARA SELFIES EN KANAWA
Los tours en bote parten de Labuan Bajo en Flores. La primera parada: Kanawa Island. Arena blanca, agua turquesa. Un sendero conduce hasta el punto más alto de la isla, para la inevitable selfie. Desde arriba, los colores del agua son cautivantes.
Por la tarde, el grupo continúa adentrándose en el parque nacional. La joven tripulación sirve pescado y, de postre, bananas fritas. Poco después el ancla es arrojada junto a una isla insignificante cerca de Rinca, la segunda mayor isla del parque.
Es casi de noche y la hora de los zorros voladores. Cientos de estos murciélagos se elevan desde los manglares y sobrevuelan el barco en su búsqueda nocturna de alimentos.
AMANECER EN PADAR: EL MOTIVO DE LOS MOTIVOS
Quien quiera llevarse fotos espectaculares del parque nacional, deberá levantarse al día siguiente antes del amanecer. Una docena de botes de excursión atracan ante Padar Island y al menos 200 turistas ascienden el sendero hasta el punto más alto. Y, una vez descubierta la increíble vista, las fotos rápidamente darán la vuelta al mundo.
Y luego rumbo a Komodo. Antes del avistamiento de los lagartos, está prevista la visita a Pink Beach. Debido a los restos de corales, la arena se torna de un color rosado-rojizo. Aquí los visitantes pueden bañarse y hacer snorkel, caminar por la playa y sacar fotografías.
KOMODO: VISITA A LA ISLA DE DRAGONES
El grupo ya se encuentra en considerable estado de euforia antes de llegar finalmente a ver los lagartos. Travesía en bote secundario, registro en el centro de guardaparques, y una hora dura el paseo con guía.
Los dragones de Komodo tienen 54 bacterias diferentes en el hocico, uno de ellos mortal para los animales de presa. Los lagartos incluso cazan jabalíes y ciervos, por lo que es mejor que los humanos opten por mantener suficiente distancia con ellos.
Si bien estos animales son calificados como "los últimos dragones de la tierra", recuerdan más bien a un cruce entre boa constrictor y cocodrilo.
KOMODO SEGUIRÁ RECIBIENDO VISITANTES
Los planes de cerrar Komodo por un año fueron una reacción al robo y contrabando de crías de lagarto, según explicaron medios locales. Además se buscaba una recuperación de la población en Komodo. De todas maneras el Gobierno repensó rápidamente esta medida drástica.
Ahora los últimos planes apuntan a que Komodo se convierta en un destino premium para turistas ricos. Está previsto un impuesto anual de unos 1.000 dólares o 900 euros. Sin embargo, aún está en duda si éste se aplicará en 2020. La población local está en contra, porque teme por sus ingresos.
MANTA POINT, EL MOMENTO CULMINANTE DEL PASEO
El plato fuerte del tour de tres días llegará sobre el final. El bote se dirige hacia Manta Point. Se encuentra en mar abierto, pero el agua es tan clara que se puede observar el fondo.
La experimentada tripulación está al acecho. "¡Allí!", grita uno. A cierta distancia se puede ver una gran aleta. Rápidamente hay que ir al bote auxiliar, ponerse las máscaras de esnórquel y tirarse al mar.
Con la cabeza bajo el agua, muy pronto el espectador se queda sin aliento. Una mantarraya de casi tres metros se desliza por el agua, unos metros por debajo.
El mayor representante de su especie no está solo. Aparecen más mantarrayas, que a veces nadan con comodidad hacia las personas sumergidas y sólo cambiarán su rumbo un poco antes. Se trata de un singular encuentro, que nadie olvidará tan rápidamente.
FUENTE: AP