MIAMI.- Su nombre está escrito en la historia del voleibol cubano y en la memoria de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, donde conquistó la medalla de bronce. Hoy, lejos de las canchas y de la adrenalina de las competencias de élite, Yaima Ortiz ha encontrado un nuevo propósito: ser voz y puente para la inclusión.
Reconocida por su paso en ligas internacionales de Rusia, Turquía e Italia, la exatleta se desempeña ahora como Embajadora de la Fundación Supreme Twins, organización con sede en Miami que impulsa programas de música, arte, deporte y terapias inclusivas para niños con necesidades especiales.
“Las verdaderas victorias no se miden en medallas, sino en el impacto que dejamos en los demás”, afirma Yaima para Diario Las Americas, quien desde su experiencia como deportista de alto rendimiento, madre y emprendedora, inspira a nuevas generaciones a ir más allá de los límites.
En su rol de embajadora, participa en eventos comunitarios, establece alianzas con atletas y empresarios, y proyecta la labor de la fundación a nivel internacional. Un sueño que me asegura siempre quiso cumplir. “Quiero que cada niño y cada familia se sientan vistos, apoyados y celebrados. Ese es mi compromiso con Supreme Twins Foundation.”
Sobre este nuevo rol, Ortiz confiesa que cada encuentro benéfico le cambia la vida.
“Ellos me enseñan mucho más de lo que yo puedo darles. Me recuerdan que la verdadera fortaleza está en la sonrisa de un niño, en su capacidad de soñar sin barreras”, comenta emocionada.
De cara al futuro, la exatleta visualiza un camino claro, el cual comparte con orgullo.
“Quiero seguir creando espacios donde la inclusión no sea un concepto, sino una realidad. Mi sueño es que estos programas crezcan, que lleguen a más familias y que podamos formar una red global de apoyo. Ese es el legado que quiero dejar”, afirma.
Además de su labor social, la excampeona olímpica cubana continúa desarrollando proyectos en el ámbito del diseño y el bienestar, siempre con un sello humano y transformador. Su misión es clara: tender puentes entre el deporte, la cultura y la inclusión, llevando un mensaje de esperanza y resiliencia desde la Ciudad del Sol hacia el mundo.
Y como si marcara el punto decisivo en un partido, tras el remate que da la victoria, Yaima Ortiz resume su visión con la misma contundencia que por muchos años defendía su posición detrás de la red en una cancha de voleibol.
“Un día dejarán de presentarme como una atleta olímpica y lo harán como una mujer que cambió vidas. Ese será mi mayor triunfo.”, concluye.