NUEVA YORK.- La Capital del mundo; la ciudad que no duerme; la Gran Manzana, todos son apelativos que identifican a la ciudad de Nueva York, donde realmente pareciera que no alcanza el tiempo para todo lo que hay por descubrir.
NUEVA YORK.- La Capital del mundo; la ciudad que no duerme; la Gran Manzana, todos son apelativos que identifican a la ciudad de Nueva York, donde realmente pareciera que no alcanza el tiempo para todo lo que hay por descubrir.
Pero en esa imponente urbe, donde andar por las calles sin tropezar con otros se convierte en un verdadero reto, además de rascacielos, esculturas, grandes centros comerciales, restaurantes, teatros, y el talento de artistas ambulantes, los ambientes para entretener con propósitos didácticos también se han ido abriendo espacio.
El Museo del Espionaje, diseñado a partir del concepto de museo contemporáneo interactivo donde se mezclan realidad y ficción, constituye un buen ejemplo. Allí se pueden descubrir las capacidades innatas que permitirían definir aptitudes para servir o no en una misión de espionaje y, dentro de ella, qué papel desempeñar.
La historia de las labores de inteligencia realizadas por EEUU en momentos de confrontación con otras naciones como la II Guerra Mundial y la Crisis de los Misiles en la que el mundo estuvo al borde de una confrontación global se aprecian en este museo, recogida en textos, artefactos, vestuario y artículos originales que han sido utilizados en distintas épocas.
También, de manera independiente se puede medir la capacidad de descifrar mensajes en clave, responder a preguntas reteniendo información, o descubrir, a partir de la interpretación del lenguaje de gestos, cuándo una persona miente o dice la verdad al ser interrogada.
Y tras comprender en el Museo del Espionaje que a partir de la interconexión tecnológica nadie escapa de permanecer la mayor parte de su tiempo observado, y rastreado; en el mismo corazón de Time Square, gracias a la magia de la realidad virtual, en el Museo de National Geographic encontramos la posibilidad de realizar un paseo a través de los océanos del mundo.
Ocean Odyssey, concebida con un excelente diseño tecnológico, en un espacio de 60.000 pies cuadrados, más que una simple exposición, permite experimentar el desafío de nadar entre las más diversas especies que habitan las profundidades marinas, desde la lejana Australia, comenzando en el Pacífico, hasta las costas de nuestro hemisferio.
Provocar efectos de luces en las grandes formaciones coralinas, migrar junto a los peces, estremecerse por la cercanía de un tiburón o un imponente calamar gigante, interactuar con leones marinos y terminar en el vientre de una gran ballena, son todas sensaciones posibles en ese espacio condicionado para abrir una ventana al enigmático mundo de los océanos que, aunque ocupan un 70 por ciento de la superficie del planeta Tierra, hasta el momento la humanidad sólo ha podido explorar un 5 por ciento.
Las imágenes y sonidos captados en tiempo real, la iluminación de los espacios y la música concebida para el propósito acompañan al visitante durante un recorrido excepcional por ecosistemas remotos, dispuestos al alcance de la mano, gracias a la tecnología.
Para completar la trilogía de museos interactivos que se pueden visitar en la Gran Manzana, el dedicado al arte de las miniaturas merece mención aparte.
En Gulliver´s Gate, desde la dimensión del ojo humano se pueden apreciar las grandes ciudades de 50 países, a través de los cinco continentes, con un nivel de detalles que parece imposible lograr con las más de 300 escenas representadas en piezas tan minúsculas como bien definidas en un espacio de 4.500 metros cuadrados.
La propia ciudad de Nueva York con sus puentes, rascacielos y monumentos emblemáticos. España, con todo una corrida de toros; Francia y su icónica Torre Eiffel; Los Alpes Suizos nevados; detalles de la antigua Grecia, incluido el desaparecido Coloso de la isla de Rodas; Inglaterra, Italia; impresionantes ciudades del Asia y del lejano Oriente y muchas de las naciones latinoamericanas con su exuberante naturaleza están representadas allí.
La ingeniosa muestra, que constituye un taller de creación permanente para los artistas, permite hacer un recorrido por la geografía universal, imposible de realizar en apenas dos o tres horas, el tiempo requerido para escudriñar cada espacio de las minuciosas maquetas, en las que puedes poner en funcionamiento un tren, presenciar conciertos, ver ganado pastar, despedir un buque en un puerto y asistir a una presentación de baile, con el empleo de una llave “mágica” que facilitan a la entrada del museo, gracias a la cual cada una de las representaciones cobra vida.
A través de estos tres espacios de muestras interactivas localizados en el corazón de la Gran Manzana, el concepto de entretener con fines didácticos le provee valor añadido a la urbe donde reina el entretenimiento.