La historia de los Marlins de Miami desde la celebración del Juego de Estrellas ha ido de mal en peor. Un combinado que alcanzó la mitad de la temporada con serias aspiraciones de llegar a su primera postemporada desde 2020, ahora batalla por no finalizar con récord negativo en el vigente torneo.
El miércoles, con su derrota por marcador de 3-0 ante sus vecinos Rays de Tampa Bay, los dirigidos por Skip Schumaker quedaron con un balance de 66-67, lo que los dejó con una marca por debajo de .500 por primera vez desde el pasado 25 de mayo.
David Robertson, una de las principales adquisiciones de los peces antes de la fecha límite de cambios, toleró el trío de anotaciones en el desafío, tan solo unos días después de desperdiciar su tercera oportunidad de rescate desde su llegada al sur de la Florida.
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"Pareciera que nada está funcionando para mí desde que vine a Miami", admitió el derecho, en declaraciones para MLB.com. "Así que esperemos que pueda revertir la fortuna en estas próximas series".
Más allá del trabajo de Robertson, el pitcheo de los Marlins estuvo a la altura en el cotejo, pero la divisa necesitará mucho más que eso para poder encontrar una salida a una etapa complementaria del campeonato que ha sido una verdadera pesadilla hasta ahora.
"Pitchamos muy, muy bien", dijo Schumaker. "Jesús (Luzardo) estuvo increíble hoy (miércoles). Pienso que (el receptor) Nick Fortes hizo un trabajo fenomenal también, bloqueando pelotas detrás del plato. Me parece que fue un juego en el que se lanzó muy bien. Simplemente es duro. No pudimos hacer nada a la ofensiva y es difícil ganar cuando no puedes anotar", agregó.
Miami se mantiene a tres juegos de distancia de los Gigantes de San Francisco en la lucha por el tercer cupo comodín de la Liga Nacional.