miércoles 9  de  octubre 2024
RELACIONES EEUU-CUBA

Dos mujeres en pugna

Veracruz.- Estas mujeres , Roberta Jacobson y Josefina Vidal tienen la responsabilidad de hacer viable todos estos puntos.  Cuentan con el potencial, la experiencia y la gracia para hacerlo.  Un importante bloguero cubano decía, frente a la simpatía que le despertó Jacobson, que se había quedado confundido al no encontrar al “enemigo” en aquellos rostros que con la mayor amabilidad del mundo estaban discrepando sin poner una pistola sobre la mesa.

Diario las Américas | JOSÉ LUIS RUMBAUT LÓPEZ
Por JOSÉ LUIS RUMBAUT LÓPEZ

Veracruz.- Se han vuelto a ver las caras.  Roberta Jacobson y Josefina Vidal se han encontrado, frente a frente, encabezando sus respectivas  delegaciones y con los ojos de tantos en cada rincón del mundo esperando por los anuncios de los avances en un proceso que desde el 17D no ha bajado de los titulares.

Pero no hubo titulares.  Tal vez porque ya no es momento de titulares, sino de anuncios concretos que establezcan los nuevos tiempos, más allá de la novedad noticiosa.  Todos lo esperaban y ellas, ambas, se encargaron, con su gracias  femenina de desmontar.

No hubo titulares, pero hubo “avances”.  No hubo titulares pero si aclaraciones de principios, recuentos de peticiones, y lo obvio para que el vía crucis inicial pueda cumplirse.  Es imprescindible que se levante a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo que desde 1982 enrarece el ambiente diplomático, es necesario una cuenta bancaria para operar la embajada.  Son peticiones casi de Perogrullo.

Por su parte, Estados Unidos está reivindicando el derecho de una embajada “normal”, o sea con libertad de movimientos y con posibilidades de reunirse con quien les venga en gana.  Es bueno recordar uno de los  propósitos explícitos de todo este proceso para la nación del norte:  quieren levantar el aislamiento que su política abiertamente inquisitoria sobre Cuba le ha traído en América Latina y eso tiene fecha de caducidad:  la Cumbre de las Américas en Panamá en abril próximo.

Por tanto hay que apurarse.

Y todo indica que a la administración Obama no le está siendo fácil quitar los grilletes que sucesivos gobiernos anteriores le pusieron al tema Cuba.  Y sabe que si llega a la Cumbre de las Américas sin un resultado concreto, el capital político que ha perdido por este timonazo podría aumentar lejos de retribuirle el espaldarazo latinoamericano de un grupo de gobiernos que hasta ahora, con buen tino, los ha mantenido a raya con criticas por su actuar.  Recuerden que solo el Gobierno de Nicolás Maduro parece no estar contento con este tema.

Estas mujeres , Roberta y Josefina, tienen la responsabilidad de hacer viable todos estos puntos.  Cuentan con el potencial, la experiencia y la gracia para hacerlo.  Un importante bloguero cubano decía, frente a la simpatía que le despertó Jacobson, que se había quedado confundido al no encontrar al “enemigo” en aquellos rostros que con la mayor amabilidad del mundo estaban discrepando sin poner una pistola sobre la mesa.

Y es que eso es justamente lo mejor y tal vez lo máximo que se puede esperar de estas conversaciones:  restablecer relaciones como vecinos que somos.  Aumentar los contactos pueblo a pueblo porque entre nuestros dos países hay 300 años de intercambio familiar y muchas personas allá se sienten cubanas y muchos de Cuba quieren o necesitan viajar a Estados Unidos.  Los tiempos cambian y lo peor que le puede pasar a Cuba es quedarse encallada en una forma de dirimir conflictos que pertenece al pasado.

Restablecer  las relaciones diplomáticas no es resolver los múltiples desencuentros que se contienen en el estudiado diferendo EEUU-Cuba.  Eso lleva tiempo. Tal vez, varias generaciones que limen el rencor y el odio que anidan los ánimos de esos mismos cubanos que están en ambos lados del Estrecho de la Florida.  Pedir hoy aparcar esos sentimientos, fundados entre excesos y sangre, es pedir un sacrificio a los dolientes por el resto de sus coterráneos.  Un favor mayúsculo a la patria.

La reanudación de embajadas es un punto de partida.  Para sentarse a conversar se necesita una mesa por medio. Para que se den resultados, sillas cómodas.  Para brindar, un buen mojito que no podrá saborearse mientras el sabor amargo de la sospecha señoree el ambiente y divida voluntades.

Lo he dicho muchas veces en estas paginas:  todo está muy claro.  Cuba quiere sobrevivir como proyecto social (quien sabe si alguien aun cree que puede sobrevivir el político).  Estados unidos quiere un cambio de régimen, una movida hacia posiciones que defienden como democráticas.  Pero en la práctica, el mejor resultado sería una media entre ambas cosas.  Ya con eso, es pura ganancia.  Sin titulares, no sea que mañana los lideres vuelvan a decir: “donde digo Diego quise decir…”

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