El desmedido desarrollo inmobiliario que tuvo la costa de Biscayne en los últimos años resultó en un efecto demoledor para la salud de la bahía.
Toneladas de desechos, residuos de construcción y basura terminaron contaminando la bahía donde según el condado, anualmente se limpian cerca de 70,000 libras de escombros
El desmedido desarrollo inmobiliario que tuvo la costa de Biscayne en los últimos años resultó en un efecto demoledor para la salud de la bahía.
Para comprender la magnitud del problema hay que remontarse al año 2009, cuando se aprobó un trascendental cambio de zonificación llamado MIAMI 21, que dio la bienvenida a la construcción masiva de rascacielos en Brickell, Downtown, Edgewater, Wynwood y Midtown. Todos estos vecindarios se ubican alrededor de la bahía.
Basándonos en los datos municipales revisados en esta investigación de HUELLA ZERO, desde 2012, la ciudad de Miami emitió más de 700 permisos para nuevas construcciones en ese distrito, lo que resultó en la edificación de miles de unidades residenciales.
Toneladas de desechos, residuos de construcción y basura terminaron contaminando la bahía donde según el condado, anualmente se limpian cerca de 70,000 libras de escombros.
El desarrollo inmobiliario produjo una ola de migración a estos vecindarios que pasaron de la desolación a recibir más de 125,000 residentes, de un total de 439,000 que tiene todo Miami, según el último censo.
Las construcciones y la sobrepoblación en la costa de Biscayne han traído consigo una consecuencia que antes no se veía tan marcada en la ciudad de Miami: severas inundaciones por las lluvias frente a lujosas torres de apartamentos.
Es común que allí se taponen las alcantarillas, ya que los sistemas de drenaje existentes no son capaces de hacer frente a la cantidad de agua generada por las intensas precipitaciones. Las aguas sucias que rebosan terminan mezcladas con las toxinas de fertilizantes, con heces fecales de los pozos sépticos y esa mezcla infecciosa desemboca en la bahía.
Durante las últimas inundaciones, los residentes cuestionaron la acción lenta de la ciudad de Miami, a lo que el alcalde Francis Suárez, respondió por Twitter que “Desafortunadamente, no es algo que puedan resolver de inmediato”, pero aseguró que trabajan en solucionar la situación de los drenajes.
Ernesto Cuesta, presidente de BHA/Brickell Homeowners Association, representa a vecinos de casi 50 edificios del área. Dice que se sienten frustrados con la lentitud de los líderes locales. “Desafortunadamente no se está haciendo nada para prevenir la contaminación ni mejorar los drenajes. Aunque los votantes aprobamos bonos en 2017 para construir un muro de contención del agua que entra a Brickell Bay y que no inunde los acueductos que están tupidos, no se ha hecho nada. Tampoco plantaron los manglares que prometieron para ayudar al medio ambiente”.
Desde 2017, existen planes para construir una pared de contención en el malecón de Brickell y otra en el área que rodea al parque Morningside en el norte de Miami, pero ninguno de los proyectos ha comenzado y con cada inundación el daño ambiental se expande.
Las noticias de los desbordamientos de agua y el desastre ambiental en la bahía no son positivas para el sector inmobiliario afirma el experto en bienes raíces, Carlos Gutiérrez, “Los compradores que vienen a invertir prefieren un paisaje limpio, sin mal olor y por una unidad con vista a la bahía se puede cobrar un 20% o 30% más del precio que se cobraría con solo vista a la ciudad. Pero la verdad, es que los compradores confían en que este asunto ambiental se resolverá”.
La nueva comisionada de ese distrito costero, Sabina Covo, declaró a HUELLA ZERO que se interesó por el tema tan pronto como asumió su cargo en febrero pasado. Fue informada de que el municipio trazó un plan desde 2017, pero supuestamente no hay dinero y será hasta 2024 cuando obtengan los fondos para iniciar la construcción de la pared de contención en Brickell, similar a la que ya existe en el parque público Alice Wainwright.
Nos comunicamos con el departamento de prensa del alcalde de la ciudad de Miami, Francis Suárez, pero no recibimos respuesta al cierre de esta investigación.
La comisionada Covo se ha comprometido a trabajar en la reducción de residuos de las construcciones alegando que “Tapan cañerías y arrojan polución que afecta la flora y fauna de Biscayne. Podemos mitigar esto preguntándole a los urbanizadores, ¿cómo vamos a manejar esto y dónde está la infraestructura para mejorar? Porque la realidad es que la ciudad creció de manera inadecuada, sin un plan de impacto ambiental y nunca se realizó un reporte”.
Covo ya solicitó la contratación de una empresa privada para limpiar y destapar las cañerías en el Distrito 2 como parte de un plan proactivo, ahora que inicia la temporada de lluvias y huracanes.
Por su parte, el condado también lidera una inversión cercana a los 1,000 millones de dólares en limpieza y mejoramiento del alcantarillado desde que Daniella Levine Cava llegó a la alcaldía en 2020. “Es la inversión más grande en la historia de Florida y vamos lo más rápido que podemos”.
La alcaldesa enfatizó la importancia de utilizar los fondos provenientes de los bonos aprobados por los votantes en 2017, instando a mantener la presión y avanzar en esa dirección. “Tenemos que lograr que los municipios aceleren el ritmo de trabajo, especialmente la ciudad de Miami porque el problema es peor allí. Ellos tienen el dinero de los bonos que aprobaron los votantes en 2017, tienen que usarlo y debemos seguir adelante con esa presión”, señaló la alcaldesa.
Parte de su plataforma de campaña a la alcaldía incluyó temas ambientales, y cuando ocurrió el desastre con la muerte de miles de peces en 2020, Levine Cava fue quien propuso la creación de la oficina para la protección de la bahía.
Irela Bagué, la primera directora de esa agencia creada en 2021, reconoce que uno de los mayores causantes de la polución en Biscayne es sin duda, la cantidad de sedimentos y escombros de las construcciones.
Y como medida a corto plazo, el condado ya ordenó depurar alcantarillas y drenajes una vez por año, y no cada tres o cinco como se venía haciendo. “Hay que buscar fondos para limpiar estos sistemas y estamos tratando de incorporar soluciones rápidas. No son tan duras de hacer, pero tiene que haber un esfuerzo colectivo con los municipios”, explicó Bagué.