MIAMI- La peor inflación en las últimas cinco décadas en Estados Unidos, creada por el gobierno de Joe Biden, ha dejado secuelas nefastas para los minoristas estadounidenses y sus clientes, sobre todo cuando se habla de cadenas de supermercados.
Hoy, la prioridad entre la mayoría de los estadounidenses es encontrar el precio más bajo o comprar sólo lo necesario; y esto lo ha aprovechado muy bien la empresa alemana
MIAMI- La peor inflación en las últimas cinco décadas en Estados Unidos, creada por el gobierno de Joe Biden, ha dejado secuelas nefastas para los minoristas estadounidenses y sus clientes, sobre todo cuando se habla de cadenas de supermercados.
En estos momentos, todo indica que los consumidores, asfixiados financieramente, ya no buscan tanto la variedad y la calidad como prioridades, como ocurría apenas 6 o 7 años atrás.
Ahora la gente intenta salvar su bolsillo en lo posible y alimentarse como puede. Resulta lamentable en la primera economía del mundo, pero es consecuencia de las políticas fallidas de la anterior administración que prometió fortalecer la clase media y servir a los más necesitados. Sin embargo, desde el primer día, sus órdenes ejecutivas y sus controversiales medidas fomentaron lo opuesto.
“Si bien la inflación ha bajado (según cifras del gobierno de Joe Biden), los precios siguen siendo muy altos y los consumidores han llegado al punto de no aceptarlo”, afirma Tom Barkin, presidente del Banco de la Reserva Federal de Richmond, Virginia.
Un estudio de Consumer Reports señala que los estadounidenses siguen con su preferencia de variedad de productos a la hora de comprar; sin embargo, un sector en crecimiento se distancia de esta tendencia y opta por consumir menos y a menor precio.
Las compañías también han aprovechado la crisis inflacionaria no sólo para subir de forma desproporcionada los precios, sino para vender el mismo producto con un menor peso; es decir, menor cantidad dentro del paquete y los consumidores se han dado cuenta de esta estrategia.
Este descontento y parte de frustración de los consumidores lo ha descifrado una empresa alemana que despunta ahora en EEUU como una alternativa para los menos adinerados.
A pesar de llevar casi cinco décadas en el mercado norteamericano, el éxito de la cadena ALDI parece consolidarse en estos momentos y ha decidido ejecutar en 2025 su mayor apuesta de expansión dentro de EEUU.
Tras cuatro años de calamidad para el consumidor, los altísimos precios de los productos y servicios se mantienen en su mayoría casi al mismo nivel que cuando el pico inflacionario de EEUU en junio de 2022.
Muchos estadounidenses se sienten frustrados en un país donde alimentarse no era un lujo, como ocurre en naciones pobres y en desarrollo; de hecho, pocos se referían a crisis de precios de alimentos durante administraciones anteriores a la de Joe Biden.
No obstante, en el caso de los alimentos, los seguros, las viviendas y los autos, los precios han escalado de forma paulatina durante años y al paso de varios gobiernos (demócratas y republicanos), con un énfasis marcado a partir de la administración de George W. Bush como consecuencia de la guerra contra Irak, Al Qaeda y los Talibanes, luego de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
Entre las promesas del nuevo gobierno de Trump se encuentra bajar los precios. Muchas personas creen que se logra con magia y en pocos meses, pero la magia no existe en economía y aunque la nueva administración tome medidas radicales, efectivas y de urgencia, los procesos económicos para revertirlos toman entre año y medio a tres como mínimo.
Hoy, la prioridad entre la mayoría de los estadounidenses es encontrar el precio más bajo o comprar sólo lo necesario; y esto lo ha aprovechado muy bien la empresa alemana de supermercados.
En esta crisis inflacionaria heredada por Trump y los republicanos, los productos no son tan frescos como antes y en muchos casos la calidad ha mermado de forma considerable, cuando apenas cuatro pequeñas bolsas de compra, sin cárnicos ni alimentos nutritivos esenciales, pueden costar unos 100 dólares.
Por esta y otras causas, los productos no congelados (o perecederos) permanecen más tiempo en los estantes de venta y por consiguiente, se adquieren menos frescos. A su vez, las compañías mueven menos sus inventarios y a los proveedores se les ha extendido la frecuencia de surtidos.
Lo anterior significa que si antes un proveedor depositaba sus mercancías en los mercados tres veces por semana, ahora posiblemente lo haga tres veces, pero cada quince días.
Este es el legado de las nuevas políticas de gobiernos demócratas en su paso por la economía estadounidense, aunque los grandes medios de prensa de ultraizquierda o "progresistas" le hagan creer que la generación de prosperidad y bienestar siguen siendo una constante en EEUU.
Esta brecha la ha aprovechado muy bien ALDI, una cadena de mercados que llegó a EEUU a competir con los grandes de forma austera y simplista, con un concepto diferente entre la opulencia y las costumbres de consumo de los estadounidenses.
ALDI llegó y se ha mantenido bajo la bandera del ahorro y los bajos precios, y eso en tiempos de crisis se traduce en éxito.
A diferencia de EEUU, los consumidores en la Comunidad Europea tienen costumbres de compra muy diferentes, entre otras cosas porque no cuentan con el mismo poder adquisitivo de los norteamericanos.
La variedad de productos que ofrecen las cadenas estadounidenses como Costco, Walmart, Publix, BJ'S, Sam's Club, Target, Winn-Dixie, Wegmans Food Markets, Fresk Market, entre muchas otras, no la tiene ni remotamente ALDI, pero la crisis inflacionaria bajo el gobierno de Joe Biden la convirtió en una opción cada vez más relevante entre la clase trabajadora, gran parte de la clase media y los más pobres.
Y aunque sus precios tampoco son baratos, sí están por debajo del promedio y en algunos productos la diferencia resulta notable y atractiva.
ALDI ha logrado posicionarse como una de las cadenas de supermercados más baratas en Estados Unidos y este año abrirá más de 220 tiendas.
Con más de 2.400 mercados en 38 estados de EEUU, ALDI se ha posicionado como una de las cadenas de supermercados más populares en el país. Ahora compite cara a cara con otros grandes de la industria, como Walmart, BJ’S, Sam’s Club y Costco.
ALDI tiene como objetivo alcanzar las 800 tiendas en EEUU para el 2028. Su plan de apertura en este año abarca estados como Alabama, Florida, Missouri, y Nueva Jersey, entre otros. Esta agresiva estrategia de expansión busca consolidar su presencia en el mercado y atraer a un mayor número de consumidores, ahogados por una inflación de cuatro años y la peor en cinco décadas.
De acuerdo con diversas comparaciones, ALDI destaca por ofrecer precios más bajos dentro de la competencia, pero con una oferta reducida de productos y marcas, que ha sido parte de su éxito en EEUU.
De hecho, la cadena alemana de supermercados posee los almacenes más baratos en Norteamérica. Esto se debe a un inventario mucho más limitado, dimensión de sus espacios, la prioridad de marcas internas y sucursales más pequeñas que implican costos de alquiler y mantenimiento reducidos.
Gran parte de los productos de ALDI son elaborados y procesados por la propia empresa, lo que ha permitido reducir los costos al máximo con una filosofía de ahorro y austeridad en medio de una voraz y ambiciosa competencia dentro de EEUU.
Su mayor apuesta de negocios en EEUU será este años cuando abra 225 tiendas en 2025, a diferencia de la tendencia actual de los grandes minoristas estadounidenses en pleno proceso de reestructuración, quiebra o cierre definitivo.
Para lograr su objetivo, la compañía ha llegado a un acuerdo para ocupar 170 espacios que eran de Winn-Dixie y Harveys Supermarket.
La cadena alemana pretende aumentar su presencia en el oeste, especialmente en California y Arizona, además de ingresar a nuevas zonas como Las Vegas.
“Se trata de la mayor cantidad de tiendas que ALDI abrirá en un año en sus casi 50 años de historia en EEUU, debido a que más compradores buscan ahorrar hasta un 36% en una compra promedio”, afirma un comunicado emitido por la compañía.